Cada día te quiero más
CONSTITUCIÓN española, artículo 31.1 del Título I, De los derechos y deberes fundamentales: "Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad".
Muy bueno.
El Consejo de Ministros aprobará por decreto el próximo viernes la restauración del Impuesto sobre el Patrimonio que eliminó hace cuatro años. Y el candidato del PP a la Presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, acusa a los socialistas de fustigar a los humildes ahorradores con este conejo apelmazado desde hace cuatro años en la chistera.
Genial.
Y Alfredo Pérez Rubalcaba, candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno, proclama que estos dineros saldrán exclusivamente de los bolsillos de los más pudientes y que esos 1.400 millones de euros en ciernes servirán "para salvar a los profesores interinos o a los servicios sanitarios".
Me parto.
Con todos los respetos señores, esto de que el Gobierno de Zapatero saque a golpe de decreto una medida que será tumbada con otro por el de Rajoy resulta a bote pronto tan serio como la reforma de la antaño sagrada Constitución. El candidato socialista se está dejando la piel para salvar los muebles y se encomienda -como reflejaron las seis páginas de entrevista sumarísima, hasta 37 destacados contenía la que le dedicó un diario el domingo- al docto electorado. "Mi gran esperanza es que la gente se lo piense mucho".
Servidor, cuanto más lo hace, más quiere a Kinsey, su gata, que araña a sus amos por instinto y sin oportunismos.
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