De la niña al 'Rodríguez Rubalcaba'
Rajoy vuelve a acaparar las anécdotas de un debate electoral al estar a punto de confundir el nombre del candidato socialista con el del presidente del Gobierno, situar a Cazalla y Constantina en Cádiz y espetar un "coño".
Un debate da para mucho. Estrechamientos de mano eternos, propuestas, golpes de efecto, rifirrafes, acusaciones, datos, gráficos... pero también para errores y anécdotas. Y si normalmente siempre hay disputas para apuntarse la victoria, lo que quedó claro es que Mariano Rajoy venció sin discusión en el campo de los lapsus tras su primer enfrentamiento con Alfredo Pérez Rubalcaba.
En el único debate de la campaña entre los candidatos del PSOE y el PP hubo tres anécdotas, y las tres las monopolizó Rajoy. Si hace cuatro años se empeñaba en ejemplificar la España que quería para el futuro en una niña, esta vez renunció a este tipo de estrategias. Y menos mal. De estar presente el lunes, aquella pequeña ficticia que sirvió para infinidad de chistes y parodias hubiera escuchado como a su padre intelectual se le escapaba un taco ante millones de españoles. Efectivamente, al candidato a la Presidencia del Gobierno por el PP se le fue un "coño" en mitad de una de sus intervenciones. Está claro que no es el primer político que espeta un taco en público, pero en mitad de un debate, con las formas tan medidas al milímetro, cuanto menos sorprende.
Pero ésta fue la única ocasión en la que al líder del PP le traicionaron los nervios. En dos ocasiones, una al principio y otra al final, Rajoy, empeñado en llamar a su oponente por sus dos apellidos en lugar de por el segundo a secas, estuvo a punto de referirse a él como Rodríguez Rubalcaba, pero paró a tiempo. ¿Fueron dos simples equivocaciones, una falta de respeto o una estrategia? Pues no lo sé, pero si trataba de llamarlo Pérez Rubalcaba para recordar cómo se le nombraba en su época de ministro en el Gobierno de Felipe González, no es de extrañar que planificara errar a propósito para -si no lo está ya- ligar aún más el nombre de Rubalcaba al de Zapatero, y por consiguiente, a los recortes sociales y a la crisis. En el discurso político no hay que fiarse ni de los fallos...
El último lapsus pudo pasar desapercibido en el resto de España, pero seguro que en Cádiz y Sevilla no. En el último bloque, cuando ambos candidatos debatían sobre la conveniencia de reformar la estructura de las administraciones territoriales para ahorrar dinero, Rajoy falló de nuevo. El candidato popular defendía la función de las diputaciones poniendo de ejemplo su presidencia de la de Pontevedra. Rubalcaba le dijo que también conocía la situación de los pueblos de España, como los de Cádiz, por ejemplo, por su condición de diputado por esa provincia. Rajoy se defendió diciendo que había estado en todos esos pueblos de la sierra gaditana como "Cazalla, Constantina, Grazalema...". Toda una clase de geografía para los espectadores que fue especialmente masacrada en Twitter.
Son sólo errores y no se podrá contabilizar que influencia tendrán en el resultado electoral. Los expertos dicen que los detalles son fundamentales en los cara a cara, y está claro que nadie quiere tener un presidente que tenga este tipo de fallos. Pero vista la situación tan crítica que hay en España, todo esto es lo de menos. Lo que importa son las propuestas, y aunque ha habido alguna, entre reproches y el intentar dejar en evidencia al otro, casi todas se han perdido.
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