La política, a paso ligero
Los ‘runners’ onubenses se debaten entre los nuevos partidos y su crítica al sistema
Acumulan kilómetros en sus piernas y tiempo de meditación en sus cabezas, porque cuando uno corre, piensa. Es inevitable y cuando para y comparte el tiempo con los amigos surgen los debates. El running se ha popularizado de tal manera en España que no sorprende ver en campaña a los líderes políticos enfundados en zapatillas de deportes, calzonas y camisetas sudando o copando portadas de diarios deportivos por la imagen y algunos votos, pero ¿qué piensan los runners de la política? En el club onubense Tercer Tiempo Run hay un intenso debate abierto.
Daniel, o Flichi como lo conocen sus amigos, asume que cuando entrena “tienes tiempo para escuchar música, la radio, un postcast y también para pensar en la actualidad”. Comparte un desencanto generalizado con “los partidos de siempre y la política tradicional”, lo que no cambia una idea clara: “El 28 de abril voy a votar como lo he hecho siempre, porque pienso que es un derecho que debemos ejercer todos. Nos ha costado mucho la democracia como para renunciar a la oportunidad que nos da”. Ahora bien, su compromiso no le hace ser muy crítico con la clase política española. Daniel considera que “los partidos tradicionales le han dado la espalda a la sociedad y por eso voy a votar a uno de los nuevos partidos. Tengo mi voto decidido al 90%”. Para este onubense de 35 años, los dirigentes “deben volver a mirar a la sociedad, a los problema que de verdad nos importan y dejarse de debates que no nos interesan a los ciudadanos”. En este sentido lamenta que “la política ha perdido su esencia de servicio público para convertirse en una salida laboral”.
En casa de Isaac y Bea se habla de deporte más que de política. Él reniega abiertamente, mientras su pareja defiende la participación como la única forma que tienen los ciudadanos para hacer oír su voz. No se ponen de acuerdo.
Bea tiene muy claro que va a votar porque “es el deber que tenemos todos los españoles porque vamos a peor, no arrancamos y la única posibilidad que tenemos los ciudadanos de cambiar las cosas es con nuestro voto”. Nada que ver con lo que dice Isaac. Gallego afincado en Huelva, su desencantado con la política nacional es evidente. No perdona que en las elecciones que ganó Rajoy Rajoyen diciembre de 2015 “no fuesen capaces de ponerse de acuerdo” los partidos a la hora de formar gobierno. Aquella convocatoria le hizo pensar sobre “lo que de verdad les interesa a los políticos, que es su interés personal y el de sus partidos antes que el de los ciudadanos”. En aquella ocasión, “fui a votar como hice siempre desde que tenía 18 años, llovía una barbaridad y tuve que ir con mi hija pequeña en brazos. Estuve dos horas haciendo cola para votar y luego ellos por sus intereses particulares nos mandaron de nuevo a unas elecciones. Si los políticos a los que votamos no son capaces de alcanzar un acuerdo por el bien de los españoles, no pienso moverme por ellos”.
Isaac lamenta que “tenemos muy buenos profesionales en todos los sectores, pero parece que en España los peores se dedican a la política porque además la mayoría ni siquiera tienen una trayectoria laboral detrás, sino que entraron con 17 años en su partido y a escalar posiciones dentro”. Por ello considera que “se ha perdido la vocación de servicio. Los políticos ya no están para servir, sino para servirse”.
Bea defiende que “no vale quejarse después si renuncias a tu derecho a votar. Debemos ser coherentes y participar”. Ella tiene claro su voto. El 28 de abril apoyará “a Ciudadanos” porque no me convencen ninguno de los partidos tradicionales y hay que darle una oportunidad a quien trae aires nuevos a la política española”. Considera clave en su decisión “la distancia de los partidos tradicionales con la calle, porque se alejaron y dejaron de oír a los ciudadanos, sin saber lo que realmente pensamos y sin dar respuestas reales a nuestras necesidades o a la corrupción”. El hastío de Isaac con la política nacional no se corresponde con la local, donde “todavía siento a los políticos cercanos a los ciudadanos, más humanos y en contacto con la realidad”.
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