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El reto de la estabilidad en Andalucía

Los pactos para alcanzar La Moncloa afectan a la legislatura andaluza, que se estrenó como laboratorio de pruebas de la pluralidad de partidos.

Susana Díaz señala ayer a Cornejo los municipios de Sevilla en los que ha ganado el PP: la capital y parte del Aljarafe.
Antonio Fuentes Sevilla

22 de diciembre 2015 - 01:00

La estabilidad, el concepto destinado a acaparar la política española en los próximos meses, es una vieja conocida en la historia recientísima de Andalucía. La estabilidad, o la falta de ella, justificó el pasado marzo la ruptura del pacto que el PSOE mantenía con IU en la Junta de Andalucía y el adelanto electoral de la presidenta andaluza, Susana Díaz. La estabilidad, que no llegaba tras tres intentos frustrados de Díaz para convertirse en presidenta, la proporcionó Ciudadanos (C's) a principios de junio, una vez celebradas las elecciones municipales. Con ese pacto Díaz salvó su investidura y, hace unas semanas, el gobierno en minoría del PSOE se apoyó en C's para la aprobación de los Presupuestos de la Junta para 2016, en una muestra más de estabilidad. Pero los resultados de las elecciones generales del pasado domingo traerán a Andalucía el nuevo reto de garantizar la estabilidad o, de lo contrario, habrá que volver a repetir las elecciones de hace nueve meses.

Los actores son los mismos, pero las alianzas que se produzcan para alcanzar La Moncloa pueden modular los roles y estrategias que los partidos han tenido en esta primera fase de la legislatura, la más plural de la historia autonómica.

Andalucía se enfrenta así a un proceso de ida y vuelta, de segunda ronda, en el que los cinco partidos políticos en función de sus resultados volverán a redefinir sus papeles. Porque, ¿seguirá apoyando Ciudadanos las medidas del PSOE en Andalucía si sustenta un gobierno del PP en el Congreso? O, ¿seguirán Susana Díaz y sus acólitos atizando a Podemos si éstos facilitan el acceso de Pedro Sánchez a la Moncloa?

La primera pista de lo que hará el PSOE de Díaz en el nuevo panorama que se abre la ofreció ayer: pies en pared. Ni un movimiento hasta que alguien se la juegue. La Ejecutiva de los socialistas andaluces se celebró como siempre a puerta cerrada, pero en un ambiente sin focos ni luces, sin valoraciones comprometedoras, ni precipitación, hasta que haya orden.

La posición de partida la estableció el secretario de Organización, Juan Cornejo, a la salida de la Ejecutiva, pero ya horas antes el número tres de la dirección nacional y diputado electo, el sevillano Antonio Pradas, marcaba las líneas infranqueables. Ni pacto con el PP, ni con Podemos por su posición en Cataluña.

Los socialistas andaluces quieren frenar cualquier intento de Pedro Sánchez de buscar un Gobierno alternativo. Valgan las palabras de Díaz en sus primeras valoraciones el domingo por la noche: "Evidentemente, al PP le corresponde responsabilidad formar gobierno". Así, sin otras opciones. Primero, que se mueva el presidente, Mariano Rajoy. Luego, ya veremos.

Los resultados de Sánchez, sobre todo gracias a la distancia marcada con Podemos, traban las posibilidades de que Susana Díaz aspire a algo más de lo que tiene. Ésta es al menos una conclusión de la noche electoral que favorece a la estabilidad del gobierno de Andalucía, cuyos dos últimos presidentes -Manuel Chaves y José Antonio Griñán- abandonaron la Presidencia nada más comenzar las dos últimas legislaturas.

En cuanto a los rivales de Díaz, los resultados obtenidos por el PP andaluz le permiten a su presidente, Juan Manuel Moreno, mantener su proyecto, sobre todo ahora que desde la tribuna del Parlamento tiene la oportunidad de enfrentarse en un cara a cara a la presidenta.

Con Podemos, la posición del PSOE parece irreconciliable. La química de la líder de Podemos con Díaz es inexistente, pero los resultados de la formación morada en la comunidad autónoma (10 diputados) también abortan cualquier posibilidad de buscar una alternativa a Teresa Rodríguez.

Queda, como desde el origen, Ciudadanos. Y de nuevo se abre el interrogante de si la formación que encabeza Juan Marín será capaz de mantener el juego de equilibrios para defender las medidas del PP en el Congreso -si esta alianza en la sombra se produce- y del Gobierno en minoría del PSOE en Andalucía. Todas las cábalas parecen hoy difíciles, pero en ello se juega el futuro de la estabilidad en Andalucía.

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