La hora de la verdad para Pedro Sánchez
Bautismo político. Lleva poco más de un mes reorganizando el PSOE y llega el momento de batirse el cobre con el presidente del Gobierno y explicar sus propuestas en detalle
LLEVA poco más de un mes al frente del PSOE, desde que a finales de julio fue elegido secretario general en el congreso extraordinario que daba carpetazo a la era Rubalcaba y ponía en marcha lo que el partido considera su necesaria y profunda renovación. Lleva poco más de mes y medio, con unas vacaciones de agosto que para Pedro Sánchez han sido muy sui generis porque su tiempo verdaderamente libre fue muy escaso y no pudo compartirlo plenamente con su mujer e hijas, como en años anteriores. La mayor parte de los días tuvo que atender compromisos de partido, tomar decisiones inaplazables y ocuparse de los medios de comunicación.
Entre las decisiones inaplazables, inmediatamente después de ganar las primarias, apoyar o no a Juncker como nuevo presidente de la Comisión Europea. Apenas dudó: en la campaña se había expresado en contra del candidato conservador, así que envió instrucciones a sus eurodiputados para que votaran en contra a pesar del pacto alcanzado previamente entre los socialdemócratas, el Partido Popular Europeo y los liberales para apoyar a Juncker como presidente de la Comisión y al socialista alemán Martin Shulz para la presidencia del Parlamento Europeo.
No todos los eurodiputados socialistas estuvieron de acuerdo con la jugada, sobre todo los veteranos que conocen las consecuencias de romper los acuerdos alcanzados en Bruselas, pero solo Ramón Jáuregui se atrevió a expresar pública y claramente su crítica a las instrucciones recibidas por parte de un Pedro Sánchez que sin embargo sigue absolutamente convencido de que actuó en consecuencia con lo que defiende el PSOE, y al que se le notaba la satisfacción cuando en su discurso de clausura del congreso del partido recibió un firme y sonoro aplauso de los delegados cuando se refirió al episodio Juncker.
Sin embargo esa decisión ha tenido consecuencias. Aunque Pedro Sánchez no lo vea así, se ha interpretado como una falta de conocimiento del nuevo secretario general sobre las reglas de juego en los foros y organismos internacionales y, también, como un empeño en acercarse al ala más izquierdista del partido que mostró ciertas reticencias hacia un Pedro Sánchez al que conocían muy poco o nada hasta que dio el paso de optar a la secretaría general, y que por su trayectoria parecía representar posiciones propias del socialismo más conservador. Y no solo por su trayectoria: al contrario de quienes concluyen frívolamente que su atractivo físico ha influido en este tramo último de su carrera, su aspecto e incluso su cuidada forma de vestir le pasa factura en esta España en la que con frecuencia se hacen interpretaciones sociales y políticas partiendo de la vestimenta. Hay quien cree que no es posible ser de izquierdas con corbata o ser conservador con camiseta negra.
En agosto Sánchez tomó al menos dos decisiones importantes para su futuro. Una, mantener su compromiso de cercanía con los ciudadanos, donde cree que puede encontrar la mejor manera de darse a conocer y demostrar que se preocupa por sus problemas, quiere romper con la idea de que los políticos viven ajenos al mundo real. Dos, buscar un buen responsable de comunicación, pieza clave de cualquier dirigente, político o no político, que pretenda cumplir sus objetivos.
A mediados de mes se instalaba en Madrid una profesional de la comunicación política, Verónica Fumanal, periodista aragonesa, que había colaborado con Pedro Sánchez en su campaña de primarias en Cataluña.
Por otra parte ha dado normalidad a su relación con el presidente del Gobierno, con el que además de la reunión que mantuvo en La Moncloa a los dos días del congreso del partido, ha hablado varias veces por teléfono para tratar diversos asuntos de actualidad. La relación es cordial aunque discrepan en la mayoría de los asuntos políticos, pero defienden una posición idéntica respecto a una cuestión que hoy es prioritaria para Rajoy y Sánchez: la consulta catalana. Están en contra de la consulta de forma inequívoca, aunque difieren respecto al planteamiento que hay que dar en el futuro al problema de una comunidad con un inquietante y creciente voto independentista. Pedro Sánchez, cuando por propia iniciativa logró una cita con Artur Mas, llamó a Rajoy para cambiar impresiones antes de que se produjera el encuentro con el presidente de la Generalitat.
Nada más iniciar el curso político en septiembre, anunció dos nombramientos previsibles, el de Antonio Hernández como portavoz del grupo parlamentario popular en el Congreso de los Diputados e Iratxe García como delegada del grupo parlamentario socialista en el Parlamento Europeo. Previsibles porque el nombre de Hernández ya se daba por seguro en el congreso extraordinario como sustituto de Soraya Rodríguez y porque en ese congreso ya se eligió a Iratxe García como secretaria de la nueva ejecutiva socialista para la Unión Europea.
Si Hernández, además de importante colaborador de Pedro Sánchez desde que dio el paso para presentarse a primarias, cuenta con un currículum relevante, abogado que ejerció durante años, diputado nacional desde el 2004 y con responsabilidades de partido en las áreas de inmigración, Interior, política municipal y autonómica, la vallisoletana nacida en Baracaldo Iratxe García es en cambio el prototipo de persona que no tiene más trayectoria que la realizada en el partido, lo que desgraciadamente se ve con excesiva frecuencia en los últimos tiempos en el PSOE y en el PP. Diplomada social, su trabajo ha sido de dedicación absoluta al PSOE castellano leonés primero y al nacional después. Es eurodiputada desde 2009, pero no ha tenido un papel relevante en el grupo en Bruselas. Hasta ahora.
Pedro Sánchez propondrá hoy a la Ejecutiva el nombramiento del nuevo portavoz en el Senado, para el que suenan varios nombres, con el de Óscar López, ex secretario de Organización, como primero de la lista. El hecho de que una castellano leonesa haya sido elegida para Bruselas puede influir en su posible designación, pero por otra parte con esa portavocía institucional Pedro Sánchez solventaría un grave problema: la situación del partido en Castilla y León, donde las graves tensiones entre López y Julio Villarrubia han obligado a nombrar una gestora hasta la celebración del nuevo congreso regional.
En la agenda más inmediata de Pedro Sánchez está preparar a fondo sus intervenciones parlamentarias como nuevo adversario de Rajoy, con el que tendrá que medirse todos los miércoles en las sesiones de control al Gobierno y en los ya inminentes debates posteriores a la presentación de los Presupuestos. Tiene también en la agenda encuentros con los más destacados representantes de los sectores empresariales y financieros, donde existe gran expectación respecto al nuevo líder de la oposición y sus propuestas económicas, y también con personalidades del mundo de la cultura, la educación, investigación y ciencia, todo lo que conforma un país. Y, por supuesto, encuentros con dirigentes internacionales, básico en quien pretende ser presidente del Gobierno. El próximo día 15 viajará a Estrasburgo para asistir al inicio de la nueva legislatura europea. En esa ciudad, durante tres días, se tomarán importantes decisiones relacionadas con nombramientos comunitarios.
Todo ello sin renunciar a su presencia en las agrupaciones de su partido y a pisar la calle. Es lo que ha prometido.
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