Las Claves
Pilar Cernuda
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El Movimiento 15-M es imparable y no tiene marcha atrás porque ha nacido en una etapa de fracaso social y de crisis económica que no ha sido superada y ha hecho reaccionar a los políticos, que han entendido la necesidad de incluir algunas de sus ideas en sus propuestas de gobierno. Se trata de un diagnóstico en el que coinciden el decano del Colegio Oficial de Sociólogos y Politólogos de Madrid, Lorenzo Navarrete, y el antropólogo Manuel Mandianes, entrevistados por Efe para analizar la evolución del movimiento, que medirá mañana el respaldo de la sociedad, a través de las concentraciones convocadas en casi todas las ciudades españolas.
"Gracias a la mecha del 15-M, la sociedad ha despertado y la gente piensa que tiene un montón de cosas por las que protestar, porque les están angustiando", asegura el antropólogo, por eso considera que el movimiento seguirá contando con el respaldo de muchas personas.
También Manuel Mandianes estima que las concentraciones van a ser numerosas y que servirán al movimiento para tomar oxígeno y certificar que sigue vivo el espíritu de la Puerta del Sol. "La política de los partidos no ha sufrido ningún tipo de ataque demoledor, ni se ha producido un colapso; es una llamada y un aviso para recordar que existen problemas y que hay que recuperar la confianza, porque algo está fallando en la gestión de la crisis", opina el antropólogo.
Para Navarrete había síntomas de que se estaba llegando al final de un ciclo; el movimiento los ha sacado a la luz y propone "reconducir situaciones que se planteaban como inamovibles". "El movimiento tiene una importancia simbólica, que ya está dando frutos; al principio serán algunas cuestiones recogidas de manera más o menos oportunista por los políticos, pero ya es imparable", asegura el sociólogo.
En este sentido, opina que "ha conseguido que empiece una renovación de la política, que se verá en las próximas elecciones generales". "La gente no va a dejar de pensar en el movimiento, porque la influencia ya ha sido brutal, en España y fuera del país", afirma el antropólogo, quien destaca el efecto que ha tenido en colectivos -como los perjudicados por las hipotecas-, que se han animado a hacer visibles sus problemas.
Mandianes considera que, incluso, ante situaciones de radicalismo y violencia "la sociedad respaldaría el desalojo de todas las acampadas, pero no condenaría el movimiento". "La sociedad europea estaba sumida en un aburrimiento feroz, sumida en el tedio y el tedio causa angustia; la sociedad moderna, gracias al vacío en el que estaba viviendo, fue presa de una angustia y estalló, los primeros fueron los estudiantes y los jóvenes", apunta.
Según el experto, "había aguas subterráneas que arrastraban protestas contra atropellos de la banca y otros organismos sin que los políticos se preocuparan de nada; pero esos movimientos o aguas subterráneas van a ser manantiales animadas por el 15-M".
"Si desapareciera el 15-M por falta de líderes o por falta de cohesión o de concreción, seguirá existiendo, con líderes nuevos, concretando las causas de la protesta", añade. Sobre el futuro del movimiento, el decano de los sociólogos madrileños cree que dependerá de cómo se resuelve la "brecha" entre los miembros que mantienen actitudes pacíficas y los partidarios del enfrentamiento directo.
"Conforme evoluciona el movimiento, se abre más esa brecha entre dos posturas y dos tipos de acciones", advierte. El sociólogo vaticina que en un futuro más lejano, una parte de los ciudadanos que apoyan el movimiento "se volverán hacia los partidos, otra se integrará en nuevos tipos de formaciones que intentarán legalizar y habrá otras personas que digan: estuvo bien y hasta otra".
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