Enseñanza de pura raza
Vuelta al cole
La yeguada Cartuja Hierro del Bocado transmite a los más jóvenes los valores del caballo de pura raza española, con visitas guiadas y exhibiciones en sus instalaciones
El poeta Federico García Lorca definió a Andalucía como “increíble. Oriente sin veneno. Occidente sin acción”. Entre viñedos e idílicas playas, aunque la belleza no necesite explicación, galopa imperante el caballo cartujano por las tierras jerezanas.
Se dice que “la forma del caballo representa lo mejor del ser humano” y, en el horizonte, sobre los terrenos que ocupa la antigua dehesa de la ‘Fuente del Suero’, adyacentes al Monasterio de la Cartuja de Jerez de la Frontera, se atisba la majestuosa figura de los míticos caballos de pura raza española. Siglo tras siglo han ido enamorando y rompiendo los corazones de reyes, pintores, investigadores, criadores y poetas, gracias a una hermosura inconfundible como la que atestiguan los ejemplares de la estirpe de la Yeguada de La Cartuja-Hierro del Bocado.
Esta reserva, la más importante en el mundo del caballo de pura raza española, cuenta con una larga historia que se remonta a la antigüedad clásica a lomos de sus caballos. Desde la fascinación de Virgilio, las campañas militares de Aníbal contra el Imperio Romano o incluso en la ocupación musulmana, el caballo español ha tenido un papel crucial. Ahora, cobijados por el valle del Guadalete y Jerez, cuna del caballo, se siguen viendo ejemplares universalmente apreciados y por los que ganaderías privilegiadas de los cinco continentes suspiran para que por sus establos corra la sangre de la estirpe cartujana.
Una tradición de siglos, que llegó a su esplendor a finales del siglo XV, en el impresionante monasterio de Santa María de la Defensión. Se convirtió en piedra angular de la crianza del caballo jerezano gracias a la labor y experiencia de la orden religiosa de los cartujos que, hasta la Guerra de la Independencia, estuvo al frente de la yeguada. Afortunadamente, en 1810 el presbítero Pedro José Zapata salva a esta ganadería de su desaparición, comprando sus mejores ejemplares. Para marcarlos, Zapata empleó un nuevo hierro con un bocado y, desde entonces, la yeguada ha estado a salvo con los sucesivos propietarios.
En la Yeguada de la Cartuja los programas de trabajo e investigación y el respeto de las tradiciones se combinan armoniosamente para hacer posible la proyección de este patrimonio único y exclusivo. Para ello, una de las actividades que se realiza es la visita para escolares con exhibición.
Todas las primaveras abren sus puertas para que los más jóvenes puedan ver cómo se trabaja con estos singulares caballos en su hábitat natural. En continuo contacto con los equinos, los alumnos pueden disfrutar de una visita guiada por las instalaciones y una exhibición en el picadero cubierto de unos 40 minutos. También existe la posibilidad, sin exhibición, de visitar las instalaciones de lunes a viernes en horario de mañana.
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