Villa Magdalena, 40 años de felicidad educativa
Vuelta al cole
El escritor Oscar Wilde dijo que “el mejor medio para hacer buenos a los niños es hacerlos felices”. Hay un pequeño rincón en Cádiz, cerca de la radiante Plaza Pintor Meléndez, donde se escucha, desde hace ya cuarenta años, el sonido atronador de las risas de los párvulos.
La educación infantil gaditana está de enhorabuena, porque el C.D.P. Educación Infantil Villa Magdalena, una de sus instituciones más longevas en esto de enseñar a los más jóvenes a “aprender a ser lo que es capaz de ser”, cumple cuarenta años en el mundo de la educación infantil.
Este año la emotividad será una lección importante más a aprender en las aulas de un centro por el que han pasado, a lo largo de los años, infinidad de familias que fueron depositando la confianza en los profesionales del saber y creando un clima educativo continuo entre ellas y la escuela.
Villa Magdalena no es una escuela, es una segunda casa donde los niños y niñas han podido enriquecer sus vidas gracias al cariño de sus profesores , una enseñanza de calidad, una educación en valores, así como una atención muy personalizada.
La sociedad vive en constante cambio y Villa Magdalena ha sabido impartir estos cambios de manera sobresaliente, adaptándose en todo momento a las nuevas necesidades e inquietudes de sus alumnos. Prueba de ello, es la construcción de un nuevo centro escolar, inaugurado en el curso 2004-05, que se adapta a la perfección a las necesidades y nuevos servicios educativos.
Aunque durante más de treinta años han trabajado con los dos ciclos de educación infantil (0-3 años y 3-6 años), actualmente solo trabajan el primer ciclo de la educación infantil (0-3 años), y en este año que comienza, el curso se cimentará en las relaciones afectivo-sociales, el juego, el aprendizaje y la diversión diaria, puesto que la creatividad futura y el desarrollo como personas, está también en el tiempo de ocio.
Cuarenta años de hacer las cosas bien y de sonrisas de sabiduría que han llevado, en estos últimos cursos, a una segunda generación de alumnos (hijos de los primeros alumnos), que siguen depositando su confianza no en una escuela, sino en una segunda familia.
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