Feria hasta el último minuto
Sábado de Feria
El recinto ferial del González Hontoria cierra la fiesta con uno de los mejores días en cuanto afluencia de público, gracias a que la lluvia hizo acto de presencia ya entrada la tarde.
PARA un jerezano no son nada ocho días de Feria. Esta fiesta es para un autóctono como la vida misma: se bebe, se disfruta y se consume a sorbos, pequeños o grandes a elegir por uno mismo y de fino o rebujito, a poder ser. Después de toda una semana movida por el viento y sacudida por la lluvia, el Real recuperó ayer sábado su aire de anfitrión para los cientos de familias que, como marca la tradición, llenaron las terracitas de las distintas casetas para almorzar en compañía.
Pocas personas se perdieron la Feria, por el recinto ferial de pasearon feriantes de todos sitios, estratos y barrios. Entre los asistentes pude verse hasta el comisario europeo Miguel Arias Cañete junto a su mujer. El día de ayer dejó bonitas imágenes para todo paseante por el Hontoria, como esa de la de la rotonda central del Real llena de personas, cámaras en alto, para disfrutar del paseo de carruajes a partir del mediodía. Un albero, por cierto, que nada tiene que envidiar a las pasarelas internacionales, y es que las jerezanas saben vestir las faralaes como pocas. Eso sí, este año con un 'pequeño cambio': menos abanicos y más paraguas.
Después de unos días donde la lluvia ha pesado mucho en el pensamiento del que quería pasearse por el Real, los 'jartibles' -cariñosamente hablando- se agarraron ayer a la calma que proporcionó la mañana y el principio de la tarde para echarse a la Feria y vivir el último día oficial. Casetas a rebosar con muchos hosteleros poniendo ofertas de última hora. Hasta el punto de llegar ofertar con grandes carteles una jarra de rebujito a 3 euros. Más claro, agua: quien no se pone agustito es porque no quiere (¡o conduce y es responsable!).
Mientras que el Real propiamente dicho vivía sus últimas horas de auge, bien es cierto que la zona de cacharritos sufría sus horas bajas al principio de la tarde: atracciones vacías, aunque las tómbolas sí conseguían atraer a un público curioso. También hay que reconocer que hoy domingo, a pesar de no ser Feria oficialmente, se celebra el segundo día de los cacharritos, con precios populares a partir de 2 euros. A eso de las cinco de la tarde, también, fue cuando empezó a animarse el parque de la Rosaleda, botellón oficial de la juventud que hasta altas horas de la madrugada supone un ir y venir de bolsas con hielo y botellas de diferentes colores, sabores y marcas.
El levante, ese común en la Feria de este año tampoco quiso perderse el cierre de esta semana mágica que acota el parque González Hontoria, para desgracia de los muchos alérgicos que pisan el Real. En muchos momentos y gestos, la tarde recordaba a esos días de Semana Santa donde los ojos miran al cielo con clemencia, deseando que esa aplicación del móvil o ese pronóstico del periódico no se cumpla. De poco sirvió a partir de las cinco de la tarde cuando comenzó a chispear y los primeros paraguas comenzaron a aflorar entre el albero.
Como no podía ser de otra forma, la corrida de José Tomás también salpicó a la convivencia en el González Hontoria. Entre chismorreos y comentarios de distintos aficionados hasta despedidas de soltero con camisetas y disfraces de toros y matadores.
La esperada corrida y reaparición del maestro también llevó a que mucha gente fuera temprano a la Feria. Tanto a los taurinos, por lo evidente; a los antituarinos, por contraposición a lo anterior, como a los curiosos, por ver a los famosos y el ambientillo alrededor del coso jerezano.
Así, con muchas luces y alguna que otra sombra, la siempre espectacular Feria del Caballo echó ayer el cierre dejando para hoy la puerta abierta a una celebración 'extraoficial' para los más pequeños con el segundo día de cacharritos. Ahora queda que los que mandan tomen nota y arreglen solo lo que haga falta. La de este año ha sido una Feria más larga de lo habitual, algo muy beneficioso a simple vista, que gracias al día de fiesta ha gozado de una asistencia envidiable para cualquier celebración del entorno.
Ahora solo queda lavar en profundidad los zapatos, quitar con ahínco el polvo de las prendas y guardar reposo, que la Feria también cansa. A partir de hoy el reloj biológico del jerezano se ha puesto en marcha: ya queda menos para la Feria del Caballo 2017.
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