Mercería Toro: desde 1889 complementando vestidos de flamenca
Silvia, la tercera generación que se encarga del céntrico negocio familiar, ofrece en Jerez productos de calidad diferentes hechos en España: "Te da alegría ir por la Feria y decir: eso es mío"
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"Dejé mi trabajo de mayorista de papelería por la este negocio que era tradicional y suponía una pena perderlo". Silvia Toro lleva el timón de Mercería Toro desde hace más de dos décadas. Es la nieta del quien abrió la Mercería Toro en 1889. Luego pasó a sus padres. No podía mantenerse, había mercerías por todos los barrios, los mercadillos también trabajan los hilos...
Su intención jamás fue modernizarlo de una manera muy brusca. Pretendía no perder la tradición ni los años de trabajo de su familia. Por eso, mantuvo la esencia del negocio. "Le quise dar un giro pero con mucho cuidado y mucho mimo". Para conseguirlo volcó todos los conocimientos que tenía y lo centró en las hermandades, visitándolas una por una y, posteriormente vinieron más ideas: "Sobre todo escuchando mucho al cliente, qué necesitaban o no".
Más y mejor vida al traje de flemenca
Luego la actividad del negocio empezó a crecer y a especializarse para ofrecer cosas diferentes a los clientes "Al final están los bazares. Quien quiere un buen mantoncillo, una buena flor, una pamela de calidad, encajes y mantillas para vírgenes, novias o madrinas que son ovaladas de tres metros y medio, peinas, quien no quiere llevar lo mismo que todo el mundo, viene aquí".
La filosofía de Silvia toro se basa en el conocido refrán el que abarca mucho, poco aprieta. Trabajan los mantones de flamenca, "los nuestros son bordados, de seda, fabricados en España, de buenas calidades y una buena terminación". El precio de uno de ellos puede ser de unos 85 euros. En cuanto a los flecos de flamenca, intenta tener tintadas diferentes a la de otras tiendas. Tenemos un gran surtido de colores de flecos que no suelen ser los más habituales y acuden allí tanto para los mantones como para los vestidos de fiesta, porque están en absoluta tendencia. Algunos los mandan a fábrica dado que resulta muy difícil teñir la seda, por eso hay tintadas que no las tiene todo el mundo. "Quedan elegantísimos y tienen una gran caída", subraya.
De pandemia para acá hubo arreglos y muchas personas que debido al confinamiento, no habían acabado sus vestidos. "Todo el mundo estaba aterrado, y lo habían dejado a medias. Se había suspendido la Semana Santa y se quedaron bloqueados. En 2022 se trató de acabar los vestidos. Este año es: qué me pongo".
Este 2023 su clientela ha optado por hacer cambios a los trajes de flamenca, así como por hacerse otros nuevos. En muchas ocasiones, llevan vestidos de años anteriores: "Como yo digo, vienen a tunerarlos, se lo prueban y le damos un gran cambio". El mismo vestido puede servirles para varias ocasiones o adapatarlos a las nuevas tendencias: con plumas, flecos... Así, trabaja con vestidos de flamenca renovándolos con adornos de bolillos, tiras bordadas, adornos en las mangas o en las puntitas, en la parta de abajo de los volantes. "El traje da un cambio total y si se pone un buen mantoncillo el cambio es impresionante. Procuramos que todo esto sea diferente a lo que se encuentran en otras tiendas y mercadillos", incide.
A poco más de una semana para el encendido del alumbrado dice que aún hay margen. La semana que viene, los mismos días de Feria, van quienes necesitan un fleco, o el típico caso de la mujer que no se iba a vestir de flamenca pero la amiga la ha convencido a última hora y le falta algo. "Eso es muy divertido. También vienen mamás que no se pueden arriesgar a comprarse un vestido y vienen al final". Para cada una cuenta con diferentes soluciones: adornos tipo goyesco, borlas, y un gran surtido de pedrería también tendencia este 2023.
20 años de trabajo bien hecho
Lo más satisfactorio para Silvia es escuchar a los clientes, tener la posibilidad de ayudarlos y, sobre todo, que la vuelvan a buscar o envíen a conocidos a la tienda. "Eso es maravilloso, no es el trabajo de despacho que para mí es menos agradable y que nos pasa un poco en Semana Santa que llegamos a estar saturados y cuesta dedicarle al cliente la atención que se merece, escuchar simplemente a quienes necesitan ese ratito de mimo".
Silvia pasea por el Real del González Hontoria como cualquier jerezana. Allí, asegura, es capaz de distinguir los adornos y complementos que han salido de Mercería Toro. "Claro que sí. Se nota en los mantones y en todo, no tienen nada que ver. Son muchos años". La satisfacción en ese momento es inmensa. "Te da alegría ir por la Feria y decir: eso es mío. Me gusta".
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