Los caseteros cierran una "buena" Feria tras dos largos años en blanco
Hostelería de Jerez muestra su satisfacción con la edición de este año, “casi tan buena como la última antes de la pandemia”
Destaca la gran afluencia de visitantes nacionales fieles a la cita
Que nos quiten lo bailao
La tensión y la incertidumbre inicial de los caseteros se tornaron en buenas vibraciones y tranquilidad nada más arrancar la Feria del Caballo 2022, en la que Alfredo Carrasco, presidente de la Asociación Hostelería de Jerez, admite que “todos entramos un poco con el pie cambiado y faltos de rodaje, los caseteros-hosteleros, los proveedores, los montadores y la Administración”.
“Siempre cuesta un poco arrancar, más después de dos años en blanco, pero una vez empezamos a rodar todo fue encajando y al final hemos tenido una Feria buena”, señala Carrasco, quien asegura que aunque el tiempo también ha acompañado este año, el calor en las horas centrales del día siempre quita gente de las calles del Hontoria.
Los caseteros con más experiencia suelen medir la Feria en ciclos de cinco años, ya que en este tiempo “hay años buenos y malos, años de lluvias y años de calor” que alteran el resultado final, indica el responsable de una de las asociaciones más representativas de los hosteleros de Feria, quien se muestra satisfecho con la edición de este año pese al calor, con unas “ventas cercanas a las registradas en 2019, la última edición antes de la pandemia y en la que se estaba divinamente en el Real a cualquier hora del día”.
Una Feria espectacular y acogedora
A los caseteros, que duda cabe, les gustaría estar “los ocho días a tope, pero como en cualquier negocio, hay días fuertes y otros más flojos”, espeta Carrasco en su balance de Feria, de la que, al margen de su belleza y colorido, destaca el “elevado número de turistas llegados de toda España, y quizás este año algo menos de extranjeros, y casi todos los que nos visitan repiten desde hace años, también de municipios cercanos que hacen la feria un poco suya”.
Más relajado que en las horas previas al inicio, el hostelero y titular de la caseta ‘Casa Juan Carlos’, significa que “todo es mejorable y en eso empezaremos a trabajar ya para pulir algunas cosas de cara a la próxima edición, pero también hemos de apreciar lo que tenemos, una Feria muy apreciada, recogida y acogedora, con un paseo de caballistas bien organizado y en la que la gente de fuera se siente muy a gusto”.
Algunas cosas que pulir
Entre las “pequeñas cosas” que se pueden mejorar, y “por hilar fino”, Alfredo Carrasco insiste en la necesidad de dejar una semana mínimo entre la Feria de Abril de Sevilla y la del Caballo de Jerez para evitar, principalmente, problemas con proveedores de suelos, baños, botelleros...
“La Feria de Jerez tiene entidad propia como para no depender de las demás; tenemos una Feria espectacular y hay que subrayar lo bueno, pero también hay que subsanar ese descompás con los proveedores, también de bebidas y comida, que se ha registrado al inicio”, apunta y añade que “todos tenemos que mejorar en lo que fallamos y hay muchos pequeños detalles de los caseteros, de la adjudicataria, que este año ha pagado la novatada, del Ayuntamiento que tienen ese margen de mejora”.
Entre las cosas que pueden pulirse, el presidente de Hostelería de Jerez alude al tema de la música, tanto por el estilo como por "el volumen en algunas casetas-discotecas, que no ayuda, pero tenemos que sentarnos y buscar soluciones entre todos, porque hay mucha gente que viene buscando el flamenco, pero también hay que busca otras cosas”.
Espantada de caseteros “imperdonable”
Lo más sangrante, a su juicio, de la edición de este año, y no es la primera vez que ocurre, ha sido la espantada de algunos caseteros –Carrasco tiene conocimiento de 5 o 6– horas antes de la clausura de la Feria, marcada para las cinco de la madrugada del sábado.
En este sentido, prosigue Carrasco, “no se puede admitir que se desmonten casetas el sábado por la tarde, es imperdonable aunque no sean demasiadas y no se puede consentir”.
Menos casetas pero más amplias
Sobre la reducción paulatina del número de casetas que se instalan en el Real –en 2018, por ejemplo, había 190 frente a las 177 de la edición de este año–, el responsable hostelero cree que “es momento de sentarse a ver la posibilidad de ampliar el espacio que ocupan algunas casetas que funcionan muy bien desde hace tiempo y que cumplen a rajatabla, porque hay sitio de sobra y se llenarían algunos huecos”. “en la Feria apenas quedan ya casetas de un módulo y se han ido cubriendo huecos con la ampliación a dos y tres módulos, pero hay casetas que necesitan aún más espacio y sería cuestión de estudiar opciones”, apostilla.
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