Qué 'jartura' de calor
La crónica del Martes de Feria
Tras el intenso fin de semana y con casi 35 grados en el Real, el ambiente de este cuarto día de Feria sólo lo animó la tarde y el precio de los cacharritos.
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YA mañana bajan las temperaturas. Ese era el comentario habitual en cada caseta ayer tarde en la Feria de Jerez, una jornada de martes marcada por el ingente calor. Qué jartura de calor, estamos en mayo y parece que llevamos ya dos meses de verano...
No ayudaron los casi treinta y cinco grados que se registraron en el González Hontoria, si bien es cierto que tras el arreón inicial, con un fin de semana intenso y un lunes festivo igual de multitudinario, este martes de Feria fue algo más tranquilo.
La gente esperó a que el Lorenzo se calmara un poco y el movimiento por el albero fue escaso hasta al menos las siete o siete y media de la tarde.
Entre los homenajes que se pega el personal en las casetas (y si es con aire acondicionado, mejor), la realidad es que el día fue excelente para los caseteros o al menos eso me pareció a mí porque pasaras por donde pasaras, veías casetas llenas de gente comiendo y bebiendo al refugio del calorcito.
Pero claro, nunca llueve a gusto de todos, y para esos coches de alquiler que desfilan por el Real, la jornada fue dura, no fue fácil conseguir clientes, al menos hasta ciertas horas de la tarde.
Hubo poco jinete y el paseo de caballos, a la espera de los días grandes de final de semana, se limitó a los cochecitos de alquiler, que si bien es cierto que han mejorado, porque ya no se ven las mulas de años atrás, sí que es cierto, y siendo exigentes, que todavía habría que arreglarlo un poco más, sobre todo con la indumentaria de algunos cocheros, con trajes con dos tallas de más o sombreros daleados, imágenes que en Jerez, están de más.
Pasa igual que con la vestimenta del personal. Cómo ha variado la cultura de esta ciudad, y quizás la sociedad en general, que ha cambiado la elegancia de un buen traje o una buena chaqueta y corbata por las camisetas o el pantalón corto. A veces da la sensación de que estás por el centro de Londres....Con lo bien que se va a la Feria con un buen chute de gomina, el pelo repeinado, tu pañuelo en la solapa y un goterón gordo de Atkinson. Pasaba antes, y aunque el personal únicamente tuviera moscas, sólo por el atrevimiento y la elegancia, lo merecía todo. Jerez is different. Que luego vendrá el de ‘yo me visto como me da la gana’, respetable, claro está, pero es que....
Sea como sea, Jerez sigue teniendo una feria espectacular. “Yo hago ferias y ferias, y cuando me preguntan siempre recomiendo Jerez”, me comentaba ayer un casetero.
No hay nada más que pasearse por las 143 casetas de este año para comprobar el esmero y las ganas que se le pone a la decoración de muchas de ellas. Digno de elogio, la verdad.
Lástima que el debate en la calle siga siendo el de siempre, el del chim-pon, chim-pon, el de las casetas-discotecas. Menos mal, como me decía ayer un colega de profesión, que de esto sólo se habla durante una semana, o a lo sumo dos, durante el año, porque si fuera como la Semana Santa...
Me consta que el Ayuntamiento de Jerez está poniendo especial interés en atajar lo que se debió atajar hace ya muchos años, pero claro, el tema se ha ido dejando hasta el punto de que, a ver quién es el guapo que saca la espada y corta por lo sano. Porque está claro, viendo cómo se las gastan muchos de los que explotan las casetas (arrendadas mayoritariamente) que o se empiezan a tomar medidas drásticas o la discoteca, como está pasando, ya no sólo se advierte a partir de las cinco de la tarde en las zonas alejadas del paseo principal, sino en el propio paseo principal, sin que nadie ponga remedio.
Quizás el problema esté en actualizar una ordenanza municipal que tiene casi quince años y que ha quedado desfasada con la forma en gestionar las casetas.
Aún así, sigo pensando que la Feria es ideal. Y si no que se lo pregunten a la marea de niños, padres y madres que salieron, como los caracoles con la lluvia, en cuanto amainó el calorazo para aprovechar los descuentos de los cacharritos, que como todo en la vida, también han subido y que en un abrir y cerrar de ojos, se te va un billetaje.
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