Los reyes del albero

Los enganches, junto con el paseo de caballistas, se erigen en una de las grandes señas de identidad de la Feria

Manolo Moure

13 de mayo 2009 - 09:41

La celebración de la Feria del Caballo se erige en una oportunidad inmejorable para contemplar sobre el albero del parque González Hontoria cientos de enganches, coches tirados por caballos, los cuales se erigen en una de las más clásicas estampas de la Feria de Jerez y en uno de sus principales focos de atracción junto con el paseo de caballistas.

un poco de historia

El enganche, como es fácil imaginar, es casi tan antiguo como la relación entre hombre y caballo. Desde el preciso momento en que el ser humano domestica al caballo en la Edad de los Metales (5.000 años antes de Cristo) se percata de que la enorme fuerza de dicho animal puede ser aprovechada para algo más que como medio de locomoción. Desde hace 7.000 años por tanto, el hombre ha utilizado el caballo, si bien debieron pasar mil años hasta que en la antigua Mesopotamia apareciera el carro. A diferencia del automóvil y otros medios de transporte, el carruaje apenas ha sufrido variaciones desde hace seis milenios. Lo que en verdad ha cambiado a lo largo de los siglos ha sido el arte —llámelo gracia si así lo desea— con el que se engancha el caballo a la carga que habrá de portar, así como los artilugios que el hombre inventaba para aliviar al caballo sus esfuerzos, tales como elección del cuello o el pecho como puntos de tracción y acolchamiento de las zonas de roce.

Inglesa y calesera

En la actualidad, los enganches se pueden denominar de varias formas. De un lado, por el número de caballos y la forma en que estos son enganchados y, de otro, por las guarniciones que se emplean para engalanarlos, es decir, por el estilo que se utiliza para dotar de una bella apariencia externa a los enganches.

Se considera que hay tres formas de enganches según los arreos: a la húngara, a la inglesa y a la calesera. La principal características de los enganches a la inglesa es que los tiros, que son las correas que van enganchadas tanto al caballo como al carruaje, y que transmiten la tracción realizada por los animales van sujetos a estos a través de un collarín. Los tiros son siempre de cuero y el referido collarín lleva embutida una pieza de metal llamada costilla. En los enganches a la húngara la tracción que realiza el animal no nace en un collarín, si no en un pecherín. Por su parte, los enganches a la calesera son los típicos de Andalucía. La tracción se realiza a través de un collarón adornado con vistosos adornos, normalmente borlas y cascabeles. Los tiros no son de cuero, sino de cuerda. La estrechísima vinculación del caballo con Jerez ha provocado que haya hasta un tipo de enganche ‘a la jerezana’, que es una variante muy particular de enganche a la calesera. Se estima que un enganche con cinco caballos a la jerezanas puede llevar del orden de 400 cascabeles, lo que viene a suponer unos 80 cascabeles por animal, nada más y nada menos. Un bello enganche a la andaluza, como también hay quien lo llama, se ve, se disfruta y, además, se oye.

Como ha quedado dicho, la otra forma de clasificar los enganches hace referencia al número de caballos que tiran del carruaje y la forma en la que éstos son distribuidos. Ambos conceptos, como es fácil imaginar, son combinables a la hora de denominar un enganche, pues de esta forma se aportan más datos: de un lado de combinación de los animales ante el carruaje y de otra los exornos y forma exacta de tracción.

De uno a siete... y más

De un único caballo está el enganche llamado Limonera. El animal va sujeto entre dos varas. El carruaje en cuestión puede ser tanto de un eje como de dos (dos o cuatro ruedas).

A la hora de enganchar dos caballos hay tres posibilidades: el Tronco, el Violín y el Tándem.

Del Tronco cabe destacar que los dos caballos van en paralelo unidos por una vara llamada lanza. El caballo ubicado a la derecha del cochero es la madrina o caballo de mano y es el caballo más experimentado y de confianza. El de la izquierda se le llama caballo “de fuera”. Éste es uno de los enganches más típicos de la Feria . El Violín (también conocido como Pompe) también lleva los dos caballos en paralelo, unidos por la lanza y enganchados al coche como los bueyes de una carreta, ya que tiran del carro de un solo eje del que la lanza es parte integrante. Es un enganche poco conocido. Sobre el Tándem, cabe destacar que es un enganche donde los caballos van uno detrás de otro. Uno en limonera (es decir situado entre las varas) mientras que el de delante va con los tiros cogidos. Éste caballo recibe el nombre de caballo pericón o de guía. Se trata de un enganche muy complejo y requiere una gran destreza por parte del cochero y muy buenos animales.

En enganches de tres caballos está el Tresillo. Dos de los animales van en tronco (paralelos) unidos por la lanza, y por delante de ellos va otro en solitario también llamado pericón. Este va enganchando a una vara que cuelga de la punta de la lanza y que se llama balancín o volea.

El ir un caballo en solitario y suelto sin ir sujeto a varas o lanza, requiere una buena condición en el équido y una perfecta doma y sometimiento al cochero. Por lo general colocan animales espectaculares y de elevados movimientos de “brazos” en esta posición. Otro enganche de tres animales es la Potencia o el tres en fondo. Se trata de tres caballos enganchados en paralelo. El de la derecha se llama de mano, el del centro, entre dos varas o potencia y el de la izquierda, caballo de fuera. Este enganche es extraño de ver hoy en día ya que se utilizaba antiguamente para el transporte de viajeros.

Los clásicos

Cuando se trata de cuatro caballos, lo más habitual es que éstos sean enganchados por parejas, dos delante y dos detrás. Es el enganche denominado a la Cuarta. La pareja más cercana al carro, va unida por la lanza y recibe el nombre de caballos de tronco. Los de delante son los caballos guías. Dependiendo de la estética de enganche, calesera o inglesa, hay notables diferencias. Así, a la calesera van unidos al carruaje por un cable o cuerda llamado prologa, del que a su vez cuelga un palo de una sola pieza llamado balancín. A la inglesa ese balancín se divide en tres piezas, un balancín que a su vez sustenta a otros dos balancines, también llamados voleas y unidos al coche directamente a la punta de la lanza. Es un coche muy frecuente en ferias y romerías, y muy usado en competiciones deportivas.

El enganche más conocido de cinco caballos es la media potencia. Consiste en dos caballos en tronco unidos por la lanza y tres caballos en paralelo situados delante de éstos, unidos por un balancín y éste unido al coche por la prologa. Otra modalidad es la de ‘Cinco a la larga’ (2+2+1).

De seis caballos está la gran potencia, consistente en tres caballos delante y tres detrás. Es un tipo de carruaje era usado para el transporte de gran numero de viajeros. Los arreos utilizados habitualmente para la Gran Potencia son los caleseros, siendo muy extraño que se utilice el estilo inglés.

Otra forma de enganchar seis caballos es la modalidad denominada ‘A la larga’, en la que se enganchan tres parejas de caballos una delante de otra. Los más puristas señalan que los enganches ‘A la larga’ no deben superar los cinco caballos (2+2+1) ya que el privilegio de enganchar seis (2+2+2) tan sólo es privilegio del Rey de España. En esta modalidad, sea cual sea el numero de caballos enganchados, es de destacar la total entrega y doma de los caballos enganchados y el absoluto dominio del conductor al manejar tal números de animales y las cantidad de riendas que ha de llevar controladas.

Con siete caballos está la famosa Potencia real, conformada por una media potencia (2+3) a la que se une en cabecera otra potencia (3).

Otra forma de complementar la denominación de enganche, una vez señalados tanto el número de caballos, su disposición como el enjaezado utilizado es nombrar el tipo de carruaje del que tiran los caballos. Así, entre los más populares en la Feria de Jerez están los del tipo Break, Faetón , Milord y Landau, todos ellos carruajes abiertos dotados de capota.

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