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La suerte depende de tener puntería

Balones gigantes se han convertido este año en el juguete preferido de los aficionados a las tómbolas de la Feria. Desde un euro, los visitantes pueden probar sus habilidades y llevarse algún recuerdo

Los balones gigantes ocupan este año prácticamente todas las tómbolas.
A.villegas / Jerez

02 de mayo 2008 - 01:00

Gonzalo tiene poco más de un año y es la primera vez que visita, junto a sus padres, la Feria del Caballo. Apenas es capaz de comprender qué significan tantas luces y tanto ruido pero levanta las manos emocionado cada vez que algo llama su atención. En la zona de las atracciones, en brazos de su padre, mira como coches, aviones y motos de pequeño tamaño dan vueltas envueltas en una nube de polvo y luces. Sin embargo, no es hasta llegar a las tómbolas cuando grita emocionado ante tantos objetos. Aún no sabe hablar, pero patalea y mueve los brazos intentando alcanzar un balón de grandes dimensiones que cuelga de la mayoría de toldos de las tómbolas. El balón, que imita a los de fútbol aunque de mayor tamaño, parece haberse convertido en la 'estrella' de estos puestos ambulantes, no sólo para Gonzalo sino también entre otros muchos visitantes que se ven pasear por el Real con este 'trofeo' entre las manos. Ni siquiera los peluches y los muñecos que imitan a los de las series de televisión pueden quitarle este año el protagonismo a la pelota en cuestión. De hecho, ya parecen haber pasado de moda aquellas mini-motos que en anteriores ediciones colgaban de los puestos ante la mirada emocionada de aquellos que se acercaban.

Más curioso aún es el modo de conseguir este juguete. Algunos vendedores dicen que vale 10 euros, pero muchos son los que como el padre y los tíos de Gonzalo prefieren jugar con la suerte y probar lanzando en alguna de las tómbolas. Un clásico es tirar dardos a los círculos de colores que están al fondo del stand. Muchos, confiados en que son auténticos ases de esta modalidad, pagan un euro decididos a clavar los tres dardos para llevarse el premio. Sin embargo, una cosa es la diana tradicional y otras es jugar en una tómbola. En éste último caso, la pared a la que se tira tiene una dureza superior y no los típicos agujeros donde lanzar de manera cómoda. Además, los dardos apenas pesan y a duras penas consiguen volar algo. Aún así, con la excusa de que "sólo es un euro la tirada", muchos insisten en lanzar en varias ocasiones, pese a los anteriores intentos frustrados.

Al final, en el caso del pequeño Gonzalo, una tirada afortunada permite que este joven visitante pueda irse a su casa con el enorme balón entre sus manos, ayudado claro está por sus padres. Mientras que su tío comenta orgulloso que "la pelota sólo nos ha salido por ocho euros".

Pese a que este parece haberse convertido en el juguete más reclamado y que más luce en los puestos y tómbolas de la Feria, lo cierto es que llama especialmente la atención las distintas modalidades que pueden encontrarse en las tómbolas además de la diana. Algunos clásicos, por ejemplo, son aquellas en las que hay que derribar bolos a balonazos o las típicas en las que con un rifle se debe disparar a determinado objeto. Este año también puede encontrarse otra modalidad de tómbola en la que los participantes apuestan a un corredor y pueden ver cómo su camello de juguete intenta llegar primero a la meta. Al mismo tiempo, aquellos que prefieren no probar suerte con sus habilidades, pueden comprar simplemente los sobres cerrados que se venden y mirar si entre sus cartas, alguna está premiada con alguno de los juguetes.

Los precios, eso sí, varían poco con relación a los del año pasado ya que pueden encontrarse participaciones económicas por sólo un euro o bonos de hasta diez partidas por un precio razonable.

Por estos motivos, año tras año, las tómbolas se convierten en una visita obligada para aquellos que pisan el Real. De este modo, y por unas cuantas monedas, los jugadores tienen la posibilidad de llevarse un recuerdo de su paso por esta edición de la Feria del Caballo y, al mismo tiempo, pasar un rato entretenido. No es recomendable, sin embargo, acceder a las tómbolas tras tomar algunos vasos de rebujitos porque en estos caso, el propietario de la tómbola se quedará con el dinero y el regalo ante la probable falta de puntería de los tiradores. Aún así, lo importante, según dicen siempre, es participar. Pues nada, habrá que probar suerte, ¿no?

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