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Cuando los toreros se juegan la vida por salvar un caballo

Doble lección de torería de Bohórquez Domecq, Pablo Hermoso de Mendoza, Diego Ventura y sus cuadrillas, en la primera corrida de toros de Feria del Caballo

Francisco Orgambides

10 de mayo 2012 - 01:00

Toros. Seis de Fermín Bohórquez, arreglados para rejones, nobles en general aunque les faltó raza, rajándose, a los del lote de Fermín y al segundo de Hermoso. Bueno con chispa el tercero, los restantes colaboraron posibilitando las faenas. Varios fueron aplaudidos en los arrastres. Jinetes: Fermín Bohórquez Domecq, medio rejón sin quebrar y un descabello (Ovación) y rejón y tres descabellos (Ovación y saludos). Hermoso de Mendoza, tres pinchazos descordando al tercero (Saludos desde el tercio) y rejón (Dos orejas). Diego Ventura, rejonazo (Dos orejas) y rejón empujando y descabello (Oreja). Incidencias. Menos de media con calor.

Fue en el tercero de la tarde, dio la impresión de que el caballo de Diego Ventura, "Maletilla" perdió apoyo en el piso al parar al murubeño que topó, y el jinete cayó recibiendo un golpe al caer.

Ventura en el suelo, el caballo suelto y el toro haciendo por "Maletilla" que corría paralelo a tablas. Pero el toreo estaba al quite. Se denosta a la fiesta, se dice que los toreros son unos asesinos, que solamente quieren sangre y que la lidia es una masacre. Pero había que ver cómo todos se jugaban la vida por evitar que el toro, contumaz en pos del caballo en una larga persecución, alcanzara a "Maletilla" y le corneara.

Ahí estaban los toreros: los rejoneadores, los banderilleros y hasta los caballerangos. Todos se tiraron al ruedo para evitar la segura cornada a un caballo. Todos se jugaron la vida, unos con el capote intentando recortar, otros haciendo cites a cuerpo limpio, otros cruzándose en la persecución y hasta hubo un banderillero que coleó al toro. ¡Un toro de salida!, un murube de Fuenterrey recién salido de chiqueros, en toda su pujanza.

Para que luego digan. Tenían que dejarse matar los rejoneadores y sus cuadrillas antes de que el toro corneara al caballo. Esa es la fiesta, donde se juegan el físico sin miramientos. Todo un símbolo. ¡Qué manera de jugarse la vida! Parecían españoles.

Cosas de toreros. Cosas que se ven en las plazas de toros. No puede ser tan malo un rito de destreza, esfuerzo y arte que alumbra semejantes proezas.

Y siguió la corrida, como si aquello hubiera sido lo más normal del mundo. Permítanme que yo le de importancia y que cada uno saque el aprovechamiento que pueda de esta lección de torería.

Hubo más lecciones, porque la terna ayer bien que se justificó. Ventura y Hermoso fueron los triunfadores pero Fermín Bohórquez puso toda la carne en el asador pese a contar con un lote plano, que nada transmitía. El bagaje vaquero de Fermín le permitía volver a abrir, colocar y a poner en suerte a sus rajados toros con la maestría del que lo lleva en los genes; tanta destreza y tanta discreta eficacia que nos hace maliciar que la grada no se daba cuenta de la importancia de la brega de Fermín con sus dos rajados toros. Por eso encontró enemigo para brillar con su primero banderilleando y con su segundo rematando la faena.

Diego Ventura le puso raza, tras el percance e hizo las cosas muy bien, exponiendo y con valor. A su primero, un toro que sirvió mucho y tuvo plaza, corrió a su oponente de costado por media plaza. Riesgo con temple y emoción con "Nazarí" y braceo y piruetas con "Ordóñez", pero adobando un embroque muy reunido clavando arriba. El remate de las cortas y la suerte del teléfono ya pusieron la plaza en clamor.

Con su segundo Ventura hizo las cosas aún mejor aunque cobrar una sola oreja porque a mi juicio estuvo muy bien porque a lomos de "Pegaso " cubrió el pasaje de más relieve de la tarde, con el caballo burlando y encelando al toro cara a cara. Tardó en doblar este cierra plaza quedando el premio en una sola oreja pero de peso.

Hermoso tuvo la de cal y la de arena con su lote porque aunque su primero vino a menos -aunque tanto el navarro como Ventura solamente pararon en sus toros con un rejón de castigo- le dio pie a una buena labor y con el segundo, que se rajaba a tablas, cortó las dos orejas.

El hecho de que Hermoso descordara a su primero al matar hizo que se devaluara una labor en la que no faltaron las pautas habituales de su rejoneo: parar el breve espacio, ese encelar al toro de costado quebrando el viaja en los adentros muy cerrado en tablas, y el cite y reunión para parear muy en corto y las piruetas. En su segundo sí que tuvo remate su espléndida y templada labor. Salió a hombros Hermoso con Ventura pero el triunfo fue de todos.

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