El veredicto subjetivo
Caballos
El semental español 'Sir Bambino' se proclama Campeón de Campeones con una nota unánime de nueve puntos. La apuesta hispanoárabe, de clase superior, no convenció al jurado.
Esta no es una crónica objetiva. Voy a juzgar la belleza y la presentación de los cuatro aspirantes al prestigioso título jerezano Campeón de Campeones, que ayer se lo colgó un caballo de pura raza español de capa torda y siete años de vida. Grande y fuerte.
El semental fue el primero en parar delante del jurado, tres expertos en deporte ecuestre y morfología equina. Yo estoy fuera de la pista, detrás de ellos. No sé el nombre del caballo ni del hierro de la nalga. No lo conozco. Tampoco a los otros candidatos. Juzgaré lo que veo. El animal entra tenso. Me parece normal. Una pista cubierta de lona, viento, megafonía contundente, un público que no calla, la querencia de la cuadra... Es difícil concentrase. Al trote le falta suspensión y al mozo le falta psicología con el ramal. Bloquea la cara con tirones bruscos. El trote se derrumba, no flota. En parado, da la cara, mira bien al jurado, sube las visibles orejas e intenta seducir. Observo la grupa, el motor del caballo, y también los corvejones. Es un caballo español de deporte, no tengo duda. Alto y fuerte, y puede que sobrado de kilos. Tengo dos opciones. Una, buscar en la memoria la línea clásica del pura raza español, la de 'Maluso', por ejemplo. Entonces, no me encaja en el patrón racial. Se sale. Opción dos, actualizarme y defender este prototipo, la versión cuatro por cuatro de las líneas militares. Solución salomónica. Le planto un siete.
Tordo versátil
Es el turno de otro tordo. Es más pequeño y proporcionado. Sus aplomos son un ejemplo de anatomía. Tiene un cuello elegante, una cara racial y proporcionada, de español. La línea superior que forma el dorso y la grupa consigue que los aires de este animal parezcan fáciles, ligeros. El hispano árabe ha trotado seguro, muy arriba. Parece un profesional. En parado eleva una cola gris sedosa y suficientemente poblada. Mira con ojos profundos y abiertos y su pecho es fuerte, lleno de músculo. El pelo es fino y brilla como un nevero. Los cascos, el hocico y la mirada, negro metalizado. Un nueve.
Un árabe escultural
Una escultura dorada se aproxima al jurado. Es el campeón de los sementales de la raza árabe. El animal es hermoso, abrumador. De perfil clásico, cuello de cisne, dorso bien hecho, aunque un poco corto, y grupa poderosa. Tiene que trotar y no lo consigue. No quiere. Es un árabe, tiene temperamento. Se le acaba el tiempo. Insiste en mantener un galope de helio, extra corporal, con la cola por bandera. En la parada lo da todo. El arco del cuello permite ver las correctas inserciones en cabeza y cruz. La mirada está a fuego lento. El caballo es impactante pero no lo veo concentrado en el concurso. Está con la mente fuera. No se expresa. Me decido: un ocho.
El resultado
El último semental es castaño. Es el líder del grupo de la raza angloárabe, que lo mismo produce caballazos para dibujar que elementos sosos como el de ayer. Ningún candidato se expresó bien delante del jurado. Tampoco él; su trote es plano e irregular. Aplomado mejora; sus líneas son elegantes pero no transmite poderío. No brilla. Será un seis.
Mi quiniela no acierta ni en el reintegro. El jurado, por unanimidad y con la generosa nota de nueve, consideró que el caballo más hermoso de la Feria de Jerez, el que ilustrará el cartel de Equisur de 2017, el que duplicará el precio de su esencia espermática, es 'Sir Bambino', un pura raza española soberbio, de 2009, nacido en la ganadería de Benito Sierra y propiedad de Barcelona Horses.
Estupefacción en la afición del árabe, que apostaba por el semental sevillano de Pedro Afán de Rivera, y del hispanoárabe, que defendió al tordo jerezano de José María Domecq Ybarra. E ironía. "Ya le tocaba al español. Los últimos años ha ganado el hispanoárabe", comenta un desconocido. El veredicto del jurado es definitivo. El mío, también.
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