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Carmen Pérez
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La sexta jornada del XV Festival de Jerez propone como gran plato fuerte Tranquilo alboroto de la compañía del sevillano Rubén Olmo. Una ambiciosa y arriesgada creación dancística que supone el proyecto más reflexivo del artista hasta la fecha. Asegura Olmo que “más allá de la perfecta ejecución está la danza y el hombre”, por lo que aquí disecciona su baile con el fin de comprobar que fluye de forma “compatible y coherente” por las arterias de la teoría, la técnica, de lo humano y de lo conceptual. Además, la jornada ofrece dos nuevos pases de ¡eLe eLe...!, obra de Leonor Leal, a las siete de la tarde en Sala Paúl; y de Ángel. Vuelo/baile flamenco del blanco al negro, a las doce de la noche en la Sala La Compañía.
21.00 h.Teatro Villamarta Rubén Olmo: ‘Tranquilo alboroto’
Rubén Olmo derrama el alma del bailarín sobre el escenario. El sevillano ha querido plasmar en Tranquilo alboroto, su tercer espectáculo en solitario y el primero que presenta en Villamarta, los estadios por los que pasa el artista de la danza, que lo mismo pasan por la fase creativa que por la de sacrificio personal o la etapa de volar libre y resurgir cual Ave Fénix. El último premio Giraldillo a la mejor coreografía de la pasada Bienal de Flamenco de Sevilla, llega esta noche al Festival de Jerez “con mucha ilusión, ya que hemos crecido artísticamente junto a esta muestra”. “He visto a muchos artistas en Villamarta y he aprendido mucho aquí en los cursillos, por lo que tengo una ilusión tremenda por mostrar el trabajo coreográfico con mi compañía”, reseñó en rueda de prensa. Al hablar de Tranquilo alboroto, Olmo sintetiza la propuesta en una obra “con muchos lenguajes de danza” y que está realizada por “una compañía que baila muy bien”. “He intentado plasmar las distintas disciplinas de la danza”, apostilló el bailarín sevillano, alumno de grandes como Manolo Marín o Matilde Coral y un enamorado del clásico al que pudo verse bailar en la pasada edición del certamen dentro del espectáculo Sonata, de Estévez y Paños.
Los estadios del bailarín en el montaje parten del proceso creativo, del ‘boceto’ del trabajo, y es lo primero que muestra la producción. A sus 30 y pocos años, Olmo ensaya en escena con su compañía y muestra, posteriormente, el sacrificio y la constancia que demanda el ejercicio de la danza, que simboliza en la imagen de Cristo al son de la marcha Nazareno y gitano. Este espectacular número estará acompañado de los acordes de la agrupación musical San Juan de Jerez, cuyos responsables también acudieron ayer al Consejo Regulador para apoyar la presentación del espectáculo. Un particular homenaje a Manuela Vargas y una Falsa farruca que ha contado con la coreografía de Israel Galván, son otras de las piezas que integran un montaje en el que Olmo incluye una amplia suite flamenca donde, al estilo de los ballets clásicos de Pilar López, Argentinita o Antonio Gades, baila fandangos, seguiriyas, guajiras, jaleos y tangos.
Con la música de Juan Parrilla, Agustín Diassera y Óscar Roig, el artista sevillano se ha ayudado del guión artístico de Pepa Caballero para una creación que cuenta con 17 artistas en escena a los que hay que sumar los 80 miembros de la agrupación musical. Un cuerpo de baile del que sobresale Ana Morales, Patricia Guerrero y Eduardo Leal se funde con las voces de Inma la Carbonera y Moi de Morón, además de las guitarras de Óscar Lago y Andrés Martínez, el chelo de Nicasio Moreno, la flauta de José Manuel García Marchena, la percusión de Agustín Diassera y la gaita de Rubén Díez. Una combinación de sonidos y texturas musicales claves para ayudar a transportar al espectador a los diferentes estados mentales que quiere expresar Olmo sobre las tablas.
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