Eduardo Guerrero estrena ‘El manto y su ojo’ en el Teatro Villamarta
El artista gaditano baila y coreografía una reflexión sobre el sentido de la vida y su misterio, a caballo entre el sueño y la vigilia
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El Teatro Villamarta acogerá este domingo 2 de marzo el estreno nacional de ‘El manto y su ojo’, el último trabajo del bailaor Eduardo Guerrero, en el que reflexiona sobre el sentido de la vida y su misterio con el “recorrido delirante que se puede tener en un sueño”.
En declaraciones a EFE, el coreógrafo gaditano señala que es una fábula que siempre le viene a la mente porque habitualmente sueña que se queda “dormido en el teatro porque en más de una ocasión me he quedado dormido en el camerino por agotamiento”.
Eduardo Guerrero interpreta toda una reflexión sobre el sentido de la vida y su misterio, a caballo entre el sueño y la vigilia: “Soñé que la noche la había dejado de existir. Un espacio blanco, sobrexpuesto, sin aristas, liso como una pantalla que refleja imágenes sin sombras, se colaba bajo el manto que una vez cobijó la intimidad de mi infancia”.
“No sabemos si lo que representa es el espectáculo que la gente ve o si lo que representa es un sueño que tengo dentro de ese propio teatro. A través de ese sueño aparece el misterio que hemos querido recrear, siempre como la idea de nacer. Cada mañana despertar para mí es un nacimiento, porque cuando llego a ese estado de quedarme dormido creo que muero porque llego agotado y caigo en la cama en la muerte total”, comenta el bailaor.
Guerrero llega a las tablas del Villamarta acompañado de Pino Losada a la guitarra y una terna de seis cantaoras que dan voz a las cobijadas, esas mujeres de Vejer que usaban el manto tapando medio ojo para ocultar su identidad y gozar de su libertad. “En mi sueño no veo fantasmas, veo a cobijadas”, dice el artista. Anabel Ribera, Felipa del Moreno, Julia Acosta, Pilar Sierra, Rosario Heredia y Samara Montañez son las cantaoras que dan vida a las cobijadas.
La música original está compuesta por Luis de Perikín y Pino Losada, con espacio sonoro de Bruno Gonzáles. Rolando San Martín es el director y el diseño de luces es de Rafael Gómez, con el diseño de vestuario de Paloma de Alba y CRIN Escénica.
Eduardo Guerrero considera que el Teatro Villamarta es un “amuleto” para todas sus piezas, “pues casi todas las hemos estrenado allí” y destaca la importancia que tiene para los artistas las actividades que se realizan en el Festival.
“Está muy reconocido mundialmente, es el de mayor duración e influencia de personas de otros países que vienen a compartir el arte. Es donde mayor congregación de cursillistas se da, ven esas propuestas y al final vuelven a su país a comentarlas. Eso genera que nosotros vayamos en gira a esos países y tengamos la posibilidad de que nos vean en otros lugares”, ha concluido el artista.
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