466 espectáculos y otras tantas anécdotas
Han sido quince años de duro trabajo y quince años de apuesta continua para situar a la muestra jerezana en una de las que mayor prestigio goza a nivel nacional e internacional dentro del mundo del flamenco y la danza
Fue un 18 de abril de 1997 cuando el telón del remozado Teatro Villamarta alzaba el telón para presenciar El Jaleo, una composición de la Compañía de Danza Andaluza que dirigía María Pagés. Desde entonces han sido 466 espectáculos (incluyendo los de este año pero sin incluir los ciclos De Peña en Peña) los que han pasado por los diferentes espacios escénicos del Festival de Jerez. Han sido quince años de duro trabajo y quince años de apuesta continua para situar a la muestra jerezana en una de las que mayor prestigio goza a nivel nacional e internacional dentro del mundo del flamenco y la danza.
Explica Paco López, uno de los impulsores del proyecto, que al principio "queríamos que se aprovechase el flamenco y la ciudad, pero también que se hiciese una oferta moderna, es decir, que atrayese al mayor número de personas interesadas por el arte flamenco. Nos centramos en la danza o el baile, que digamos es, dentro de las manifiestaciones del flamenco, la más abierta". Además, el ex director del Teatro Villamarta recuerda que "atender a la danza era lo principal, pero al mismo tiempo queríamos que llevase consigo una oferta de formación".
Quizás ahí haya estado el éxito de la muestra pues para López "el área formativa es una de las tres patas absolutamente sustanciales. Si este festival fuese exclusivamente de espectáculos no estaríamos hablando de lo mismo".
En la primera edición, los cursos fueron casi testimoniales, estaban dedicados a personal cualificado y fueron impartidos por Manolete, Javier Latorre, Angelita Gómez y Carmen Cortés del 21 al 26 de abril. En cambio, a partir del segundo año todo cambió, abriéndose las puertas a cualquiera dispuesto a aprender y por ende, posiblemente el dato más sobresaliente, dando la opción de acudir a los espectáculos programados.
Durante los cuatro primeros años, el ciclo se celebró entre los meses de abril y mayo. Sin embargo, el hecho de coincidir con festejos como la Feria del Caballo o la Semana Santa obligó, a partir de 2001, a situarlo entre febrero y marzo.
Como suele ocurrir, los comienzos fueron duros y a excepción de los artistas locales (El Pipa presenta Vivencias el 22 de abril de 1997), el resto apenas despertaba el interés del público. El propio Juan de la Plata, colaborador de este medio, recoge en una de sus crónicas que apenas "sesenta personas" acudieron al concierto que Vicente Amigo ofreció el 19 de abril en Villamarta para presentar Poeta.
El paso de los años produjo un crecimiento proporcional entre el número de espectáculos y la afluencia, aún escasa pero en aumento. Manuel Morao, Antonio Canales (Gitano, Bengues y Raíz) o Carmen Cortés (Yerma y Salomé) empezaban a ser habituales, aunque paulatinamente se incorporaban a la programación nombres como Eva La Yerbabuena (La garra y el Ángel/Heridas al aire), Sara Baras (Los sueños de Sara) o Joaquín Grilo (Jácara).
La variedad de escenarios aparece en el segundo año de vida, 1998, pues además de Villamarta, la organización recurre a los jardines de Los Claustros de Santo Domingo como segunda propuesta. Allí descubrirmos por primera vez a dos jovencísimos Israel Galván y Belén Maya . El frío acaba por descartar un escenario de lo más espectacular.
Pero hablar de Festival de Jerez es hablar de variedad de espacios. Y es que además de los citados Claustros, la muestra ha tenido parajes de lo más variopinto. En el año 2000 se recurre por primera vez al Palacio de Villavicencio, si bien es verdad que dentro del Conjunto Monumental del Alcázar de Jerez se aprovecha también La Mezquita, donde se ofrecen recitales de guitarra ese mismo año (Carlos Piñana, Paco Javier Jimeno, Paco Serrano y Pepe Justicia). Al año siguiente se incorpora el Museo Taurino, donde se ofertan recitales a cappella, con nombres otrora noveles y ahora primeras figuras, Diego El Cigala, Duquende, Esperanza Fernández o Marina Heredia.
Ese mismo año se introducen denominados Trasnoches, que durante tres días tienen lugar, a las doce de la noche, en el Consejo Regulador. Allí coinciden la familia Moneo y los espectáculos 'Zambra del Sacromonte' y 'Huelva por fandangos'. El experimento sólo dura una edición, algo similar a lo ocurrido en 2006 cuando se decide ampliar el territorio hasta el Teatro Municipal de Guadalcacín. Tampoco resultó. Otro espacio novedoso surge en 2003, la bodega Los Apóstoles, un lugar que este año no aparece en la programación pero por el que han desfilado numerosos artistas, y en 2004 lo hace la Sala Compañía, hoy día un punto inexcusable.
Sobre los espacios Paco López cuenta que la anécdota de la primera vez que se utilizó Villavicencio. "Fuimos a probarlo con unos artistas locales. Cuando el guitarrista pulsó las cuerdas descubrimos que había un sonido natural, un reverb, y aquella experiencia fue inolvidable. El silencio y la comunión que se produjo en esa sala era indescriptible".
Lo que nadie discute a lo largo de estos 15 años de Festival es que por las tablas de sus distintos escenarios, donde habría que incluir las peñas (parte importante en el trasnoche) ha pasado lo más granado del baile, cante y toque, a excepción de algunos nombres propios como Paco de Lucía, Enrique Morente o La Paquera, aunque a ésta última fue una inesperada enfermedad la que le privó de actuar en 2004.
En cambio, los buenos aficionados han disfrutado del mejor cante con Chocolate (2004), con Manuel Agujetas ( 2007), con Rocío Jurado (1998), Rancapino (2002 y 2010), Juan Villar (2003), Chano Lobato (2001 y 2005), Juan Valderrama (2001), Fosforito (2006), José Mercé (2005)...; del mejor baile con grandes como Antonio Gades (1998), Mario Maya (1997 y 2001), Cristina Hoyos (1999, 2003 y 2010), Manolete (1998, 2007 y 2002), El Güito, José Antonio (2001), Matilde Coral (2009), José Granero (2002), Manuel Soler (1997), Angelita Gómez (2004)...; y de la mejor guitarra con nombres como Manolo Sanlúcar (1998, 2001 y 2005)), Gerardo Núñez (2005 y 2009), Manuel Morao (1999).
Además, el Festival ha visto crecer a jóvenes que despuntaban al inicio de la muestra (Rocío Molina, Mercedes Ruiz, Farruquito, Isabel Bayón, Sara Baras y Belén Maya), y que han crecido con ella, e incluso a algunas que comenzaron recibiendo cursos, como Leonor Leal o Anabel Veloso, y ahora, quince años después, exhiben sus propuestas en los distintos escenarios jerezanos.
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