La gracia del Barrio de Santa María se pasea por el CAF
Ciclo Vivencias
El ciclo Vivencias es siempre una caja de sorpresas. En él, totalmente recomendable, se aprende de las experiencias de cantaores, bailaores y guitarristas que pasan por él, se rememoran a figuras desconocidas para muchos pero que, por las historias de estos protagonistas, los devuelven a la actualidad y sobre todo uno se divierte con las hazañas y las desventuras de un tiempo pasado en el que la vida nada tiene que ver con lo que conocemos hoy día.
Ayer tocaba el turno a la gracia de Cádiz, representada en tres personajes que han dedicado una vida entera al flamenco, Los Gitanillos de Cádiz. Hablamos de Conchita, Bendito y Cascarilla que con sus ocurrencias y sentido del humor sacaron la sonrisa al numeroso público que llenaba el auditorio del Centro Andaluz de Flamenco.
Los Gitanillos de Cádiz, casi todos octogenarios salvo Conchita, “yo tengo 79 ya me queda poco”, comentaba la bailaora a Fermín Lobatón, encargado de dirigir la charla en la tarde de ayer.
Sin seguir un guión y respondiendo con total espontaneidad a las preguntas del interlocutor, Cascarilla, Bendito y Conchita relataron las experiencias vividas por todo el mundo “porque nosotros hemos sido los que hemos llevado el flamenco por Europa, España y América y ahora que lo nombran Patrimonio no se acuerdan de nosotros”.
Se ríen hasta de su sombra y no había un sólo instante en el que uno se acordara de una anécdota graciosa levantando las carcajadas del público. Su arte es una maravilla, su vitalidad también pero su gracia, esa ya no la hay, desafortunadamente.
La tarde concluyó con el cante de Cascarilla, que no sólo se arrancó por tangos acompañado por Manuel Valencia, sino que también recitó a ritmo de soleá. No faltó el baile de Conchita, moviéndose con un salero y un ángel que nada tiene que ver con lo que dice su DNI. Hubo tiempo hasta para un repaso, en un inglés de arte, al álbum de fotos. Sencillamente maravilloso.
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