El romance de Mercedes Ruiz con el flamenco y con su tierra
La bailaora ha protagonizado el estreno absoluto de 'Romancero del baile flamenco', acompañada de los jerezanos David Lagos y Santiago Lara
"¡Gracias, Mercedes!" Esto es lo último que se ha escuchado en el patio de butacas cuando Mercedes Ruiz ha desaparecido entre bambalinas al final de su romancero flamenco. Había ganas en el Villamarta de ver un espectáculo de recital clásico, y sumado al cariño que le profesan a la bailaora en su tierra, la energía ha sido chispeante en cada momento.
En Romancero del baile flamenco la jerezana quería abordar los palos más representativos de su vida, aquellos que han marcado de forma más profunda su trayectoria artística. Para este romancero, la artista se ha aliado con el bailaor José Maldonado, que abrió el festival acompañando a Karen Lugo y ahora se despide con Mercedes Ruiz. Santiago Lara a la guitarra, David Lagos al cante y Los Mellis de Huelva a las palmas, la percusión y la voz.
Ha sido un espectáculo en cierta manera muy jerezano, no tanto por la jondura propia de esta tierra, pero sí por el cariño palpable que la artista quería entregar al teatro y por las letras que ha cantado David Lagos. Cuando una bailaora disfruta y tiene ganas de saborear las tablas, eso se nota. Mercedes Ruiz ha ofrecido un recital con numerosos recursos, entre ellos bata de cola, mantón, sombrero cordobés, castañuelas y abanico. Y sus prodigiosos palillos, de los que ha demostrado ser dueña y señora. Romancero del baile flamenco ha sido un espectáculo sencillo (en el mejor sentido de la palabra) y honesto, con una Mercedes Ruiz saboreando el baile y arropada estupendamente por José Maldonado. El bailaor demuestra, por segunda vez en este festival, ser un compañero ejemplar. Pocas veces la ternura y el sostén se reflejan de una forma tan transparente, y emociona intuir que un bailaor, además de bailaor, es amigo y confidente. El baile así encuentra matices que de otra manera sería imposible.
Ambos artistas abren el espectáculo con unas sevillanas bailadas en silencio, con tan solo el movimiento de sus cuerpos. Mercedes Ruiz continúa con una seguiriya, un palo que siempre ha abordado en sus espectáculos y que ha investigado desde diferentes maneras y buscando un nuevo vocabulario. En este espectáculo, Mercedes Ruiz, gran admiradora de Gades, hace un pequeño homenaje a una seguiriya que bailó el maestro con Cristina Hoyos. Las cantiñas que baila Mercedes Ruiz aquí adquieren un aire fresco y airoso, para seguir por una caña, guajira y soleá por bulerías, al golpe y sin guitarra.
Este repaso por sus palos predilectos no hubiera sido lo mismo sin David Lagos, y qué bien canta David Lagos. Si con el acompañamiento a Ana Morales y David Coria se movió en registros más cercanos a su disco Hodierno, esta vez se ha adaptado al clasicismo que requería el espectáculo sin por ello perder su inconfundible esencia. La guitarra de Santiago Lara, que también ha dirigido musicalmente el espectáculo, imprime su sello de calidad.
Entre todos los atributos mágicos que genera el flamenco, uno de ellos es sin duda el compás de lo sutil, y aquí Mercedes Ruiz ha demostrado que hasta para sentarse hay que tener gracia. La bailaora ha arrancado un aplauso cuando se ha acomodado en la silla y se ha recolocado el traje. También ahí hay flamenco. El cierre del espectáculo no podía ser de otra manera que con unas bulerías, que forman parte de ella como buena jerezana, y con una última sevillana con su compañero de romance. El resto, ovación y cariño para la gran noche de Mercedes Ruiz.
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