Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Hay un vestido rojo en la barra, un vestido con una rubia dentro. Lleva el pelo suelto y es muy largo, no le ves la cara. Es alta, aunque no demasiado, y tiene un cuerpo delgado pero de pechos grandes, con el escotazo que lleva va llamando la atención allí por donde va. Le das un trago a la copa y vas hacia ella. A medida que te acercas le ves la cara y te sorprendes. ¿No tiene cejas? Sí, sí que tiene, pero es holandesa y eso se nota. La invitas a una copa y te dice que no puede, que es modelo, que sólo bebe agua, pero te da su nombre. Stone, Lara Stone. No lo olvides que es importante, llegará lejos, te dices. Le dices que lleva un vestido precioso, que parece una estrella. Ríe y le ves los dientes, muy separados, pero a la moda, porque sí, en esas cosas también hay modas, te dice.
Le preguntas cómo es eso de ser modelo y te dice que para ella es lo más normal del mundo, que con 8 años una ojeadora de la agencia Elite Models la vio en el metro y logró convencer a su madre para que le mandara unas fotos. Te cuenta que tuvo una adolescencia dura, que era una gamberra y que la expulsaron del instituto con 16 años, y que después lo pasó muy mal porque sus únicos trabajos eran books y campañas pequeñas, que incluso llegó a plantearse abandonar ese mundo, pero por fin la agencia IMG la fichó y ya comenzó a despuntar en el mundo de la moda. Te cuenta que hizo una campaña para una revista italiana y eso la catapultó hasta las pasarelas directamente, desfilando para Cacharel o Miu Miu. Frunce el ceño y le preguntas qué le pasa. Te dice que le duelen los pies, que los zapatos le están un poco pequeños, y se ríe. Tiene unos pies muy pequeños para ser modelo y los zapatos se los tienen que hacer a medida. Es una Brigitte Bardot actual con los pies pequeños. Te dice que, aunque no lo hayas notado, tiene los pechos muy grandes para ser modelo, que han intentado que adelgace más porque es demasiado femenina, pero que ella no quiere, que es lo que se lleva ahora. Te coge de la mano y tú te haces ilusiones, pero sólo mira tu reloj. Te dice que es tarde, que mañana tiene desfile. Y se va. Y tú te quedas en la barra, solo y pensando... "Siempre nos queará Pirelli".
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