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Charlene de Mónaco, una princesa triste

Los medios señalan que sufre una depresión porque no se ha quedado embarazada aún, lo que -insisten- establecen su acuerdo prematrimonial.

Charlene de Mónaco, una princesa triste
Fátima Díaz

08 de mayo 2012 - 01:00

"Puede que ella sonría durante sus funciones oficiales, pero por dentro está estresada y frustrada". Varias publicaciones, entre ellas la revista Voici y el periódico Daily Mail, se han hecho eco estos días del pésimo estado de ánimo que padece la princesa Charlene de Mónaco. Algunas de ellas hablan incluso de una depresión. La causa: que no se ha quedado embarazada en los diez meses transcurridos desde su boda con Alberto II. De hecho, otros recientes matrimonios reales tampoco están esperando un hijo aún. Es el caso de los duques de Cambridge, que ya han celebrado su primer año de casados. Pero el caso de Charlene y Alberto es distinto.

Es más, detrás de este sentimiento de tristeza de Charlene de Mónaco (lógico, por otra parte, pues se debe a sus enormes ganas de ser madre), podría esconderse otro hecho más oscuro y rocambolesco: el de no poder cumplir un supuesto acuerdo en el que se le permitiría divorciarse de su marido una vez que le hubiese dado un heredero. Y es que, a pesar de que el príncipe Alberto ha reconocido a dos hijos ilegítimos, estos no podrán sucederle al frente del Principado ya que la ley monegasca estipula que solo pueden hacerlo los habidos dentro del matrimonio.

Según cuenta la revista Voici, la esposa del príncipe Alberto está tan traumatizada con el tema que "ha hecho que el tema de su embarazo se convierta en tabú en torno al palacio real", añade la publicación. Solo dos días antes de la boda, se rumoreó que la exnadadora pudo haber intentado huir de Mónaco tras enterarse de la existencia de otro hijo desconocido de su entonces prometido. Esos mismos rumores apuntaron a que fue detenida en el aeropuerto de Niza por representantes de palacio y que negociaron con ella un acuerdo, el antes referido. Tras el escándalo que se originó, la Casa Principesca de Mónaco afirmó que toda esta historia era falsa. Alberto, incluso, comentó que tales especulaciones prevenían de la "envidia" de algunos a quienes no les gustaba que finalmente ellos se casaran.

En el caso de que dicho contrato prematrimonial fuese cierto, la princesa Charlene no podría deshacerse del hijo de Rainiero y Grace de Mónaco hasta que no diera a luz a un heredero al trono monegasco y transcurriese un periodo decente de tiempo.

Sea como sea, de lo que no cabe duda es de que la actual generación Grimaldi es la más polémica de la historia. No solo por el revuelo con la "princesa fugitiva" -mote que le dedicaron los medios a Charlene Wittstock-, sino porque además, el hijo pequeño de Carolina, Pierre Casiraghi, ha estado envuelto recientemente en problemas legales debido a una pelea en una discoteca.

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