Guillermo y Enrique, juntos otra vez por Diana

Los príncipes Guillermo y Enrique han enterrado el hacha de guerra,al menos por un día, y la que lo ha conseguido no ha sido otra que su madre, Diana de Gales, quien este jueves en que hubiera cumplido 60 años a buen seguro que lo que querría de regalo de cumpleaños sería que sus hijos se reconciliasen. Ambos hermanos, distanciados en los últimos meses según los medios británicos, se mostraron cercanos, sonrientes y confidentes en el homenaje a Lady Di en Londres. Guillermo y Enrique inauguraron la estatua de su progenitora que desde este momentos preside el Sunken Garden, el jardín preferido de la princesa Diana en el Palacio de Kensington.

La ceremonia ha sido muy íntima debido a las restricciones sanitarias y los príncipes han estado acompañados de las hermanas y el hermano de Diana, además del escultor Ian Rank-Broadley, autor de la obra, y del paisajista Pip Morrison.

Conscientes de que cada gesto se analizará al máximo, los duques han sido discretos y en el acto sólo han estado presentes un fotógrafo y un cámara. En las imágenes del evento se aprecia a los hermanos caminando juntos y llegando sonrientes a la vez a los jardines de Kensington. Guillermo y Enrique han descubierto la estatua dedicada a su madre tirando al mismo tiempo de unos pequeños cordones que retiraban la tela que cubría la pieza y han emitido un comunicado conjunto tras el acto.

"Hoy, en el que sería el 60 cumpleaños de nuestra madre, recordamos su amor, fuerza y carácter, cualidades que la hicieron una fuerza positiva alrededor del mundo, cambiando a mejor incontables vidas", reza el texto. "Cada día deseamos que estuviera todavía con nosotros y esperamos que esta estatua se vea siempre como un símbolo de su vida y su legado", concluye.

Tras terminar el acto se han distribuido imágenes y un vídeo en los que puede ver a Guillermo y Enrique charlando entre ellos y con otros invitados con gestos de felicidad y orgullo.

Los duques de Cambridge y Sussex respectivamente encargaron la estatua de su madre en 2017 como homenaje a la conocida como 'princesa del pueblo'. Los príncipes expresaron entonces que les gustaría que inspirara a personas de todas partes del mundo, más allá del Reino Unido.

La escultura es una figura de bronce que representa a la princesa de Gales rodeada de tres niños que, según los medios británicos, representan "su universalidad y su impacto generacional". Su autor es el escultor Ian Rank-Broadley y se ha colocado en el jardín Sunken Garden, el rincón favorito de Lady Di en Kensington y un lugar al que solía acudir para reflexionar y buscar momentos de paz.

Para colocar la estatua se ha modificado, además, el jardín que la rodea. Se han plantado más de 4.000 flores de 50 variedades distintas, incluidos varios tipos de tulipanes y la flor favorita de Diana, myosotis, más conocida como Nomeolvides. El paisajista Pip Morrison ha diseñado y supervisado toda la remodelación, que comenzó en octubre de 2019, y también ha añadido rosas, dalias y más de 400 metros de césped nuevo.