"La idea era hacer un vestuario actual de atmósfera vintage"
natacha fernández gallardo. diseñadora de vestuario de 'lo que escondían sus ojos'
En la miniserie de Telecinco, protagonizada por la actriz Blanca Suárez, hay una fuerte representación de firmas de moda andaluza
Si hubiese que describir con una sola palabra la imagen de Blanca Suárez en su último trabajo televisivo, Lo que escondían sus ojos, la miniserie de Telecinco de la que esta noche se emite el penúltimo capítulo, sin duda sería sublime. La actriz está sencillamente impecable en la piel de Sonsoles de Icaza, la it girl de la posguerra más allá de su idilio con el cuñado de Franco, Serrano Súñer. Y de su amistad con el maestro Balenciaga, de la que no sólo fue clienta sino también confidente y musa. La figurinista Natacha Fernández Gallardo (de Look Art) es la responsable de tan exquisito trabajo que no se centra únicamente en los 42 looks de Blanca sino en el del resto del reparto. La diseñadora, además de desarrollar en este trabajo su profundo conocimiento de la moda, ha realizado una intensa tarea de documentación. Un vestuario en el que hay una fuerte presencia de moda andaluza y que ha contado con un original de Balenciaga de 1959 perteneciente a la princesa María de la Esperanza de Borbón y Orleans y un Miu Miu prestado por la propia Blanca Suárez. "Disfruto tanto con este trabajo que todas las horas me parecen pocas. Veo la serie y aún me dan ganas de más. Para mí ha sido como realizar una editorial de moda" ha contado Natacha a este periódico en una entrevista en exclusiva.
-Sin pretenderlo, la serie ha unido a dos it girls en el tiempo, la marquesa de Llanzol y Blanca Suárez, ¿en qué se parecen estas dos mujeres que, al final, tanto parecen tener en común?
-Pues no lo había pensado así, pero ¡es cierto! A pesar de que Sonsoles era una mujer muy adelantada a su época hay que tener en cuenta que ambas han vivido dos Españas muy distintas, pero sí que tienen cosas en común: son estilosas, referentes de moda en su época, imitadas y con perfiles muy comerciales.
-Balenciaga está presente en este trabajo. ¿Hasta qué punto ha sido una responsabilidad reinterpretarlo?
-El papel del diseñador efectivamente es potente en esta serie puesto que él era el confidente de esta señora y el que le ayudó en este amor a escondidas; él sabía lo que era vivir eso por su homosexualidad. Ya se sabe que para las señoras de la alta sociedad el modisto era un hombro en el que llorar, pasó con Audrey y Givenchy o con Naty Abascal y Oscar de la Renta. Además Balenciaga era el rey del armario de la marquesa, pero nunca olvidemos que la serie no trata de Balenciaga. Por eso hemos confeccionado mucho en base a su moda pero muy actualizada. En la serie han convivido tres vertientes en la moda: diseños actuales con reminiscencias de los años 40 y 50, confecciones completamente nuevas inspiradas en la moda del diseñador y piezas vintage.
-¿Nervios por la respuesta del público más fashionista ante estos cambios?
-No, en absoluto. Los Tudor están actualizados, María Antonieta también... No estamos haciendo un documental sino una ficción.
-¿Cómo recibió el proyecto y cómo lo ha trabajado?
-Menos mal que mi trabajo es tan vocacional porque fueron bastantes meses con la sensación de que siempre podría hacer más. Lo recibí con nervios pero ha sido apasionante. Mi idea cogió forma cuando descubrí en Vanity Fair un editorial de moda de Anne Leibovitz con fotos contemporáneas pero con una atmósfera que parecían de época. Ahí empecé mi búsqueda y localicé en Instagram a una bloguera de bodas, Miss Cavallier, a través de la que descubrí las firmas sevillanas Cherubina y Nana Golmar, con esos diseños de aires vintage pero muy de ahora al mismo tiempo.
-No ha sido la única presencia de moda andaluza...
-¡No! Hay mucha moda andaluza en este trabajo, y ha sido pura casualidad. Hemos trabajado con Alejandro Postigo, Rental Mode y Petro Valverde, también de Sevilla. Luego hemos contado con un vintage del cordobés Elio Berhanyer y con la confección de la firma de El Puerto de Santa María Lolú-Fête.
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