60 poemas

Lectores sin remedio

60 poemas
60 poemas
José López Romero y Ramón Clavijo Provencio

25 de octubre 2024 - 06:30

Aunque las efemérides solían contarse por periodos de cincuenta (y digo “solían” porque ahora cualquier cumpleaños es motivo de celebración), en este caso el sesenta tiene su razón de ser (y nunca mejor dicho lo de “ser”), porque Mauricio Gil Cano ha querido con este poemario celebrar, a modo de balance personal y poético, la sesentena de años de su ser y estar entre los vivos. Aunque lo de “vivos” es mucho decir en un poeta que tiene a la melancolía y el pesimismo entre sus términos más entrañables. Sesenta poemas conforman un recorrido por todos los aspectos que han hecho de Mauricio un poeta que ahora se siente en plena madurez, quizá un tanto desengañado, pero que se aferra a la amistad, término fundamental en la definición de su mundo poético, a su tierra, Jerez, con la que establece en sus poemas una relación íntima, tan personal con su historia, sus vivencias, sus tabancos con la bandera roja del vino nuevo (“Aquí en Jerez a punto de que el frío / incendie de banderas los tabancos,/ rojas, porque es el tiempo de los mostos…”) o a la soledad que es plenitud (“La soledad redonda / de aristas imposibles. / El vacío que es la plenitud. / Un instante con todo el universo”) al amor y a la pasión como elementos imprescindibles para la conciencia del ser (“Amada mía”), o incluso a las palabras, como el más preciado intermediario con la vida (“Sólo puedo aferrarme a las palabras, / pues ellas me remiten a la vida / cuando escucho tus labios encendidos…”).

Y de la vida, de la pasión al tono elegíaco de la pérdida: de los seres queridos que al rememorarlos intenta el poeta recuperar su presencia (el entrañable soneto a la “Memoria de Ramón Epifanio” o el poema “A mis amigos muertos”, o “Tras de un amoroso lance” dedicado a Manolo Muñoz López a través de un verso cómplice de San Juan de la Cruz); del tiempo que se nos va irremisible; del otoño como estación de los poetas y como símbolo de la edad que ahora requiere de ese retiro que ya cantara fray Luis de León (“Retiro”). Pero Dios no abandona a sus criaturas, ni siquiera después del paso definitivo a la otra vida (“Todo es verdad”).

El poeta encuentra siempre razones para conmemorar su fe en un Dios que nos ha hecho libres, nos ha dado toda clase de dones (“Los dones del vino”), no deja desamparados a los hombres. Los versos endecasílabos (el gusto de Mauricio por el soneto) se alternan con versos cortos (octosílabos) en la mejor tradición clásica de nuestra literatura. En este sentido, los poemas de Mauricio Gil Cano respiran clasicismo y tradición; clasicismo de las mejores raíces: la huella de nuestros grandes poetas (fray Luis de León; san Juan de Cruz; Garcilaso, Lope de Vega), y la tradición de los cancioneros y romanceros viejos castellanos. Hace unos meses, concretamente el pasado 4 de abril, se presentó en la Fundación Caballero Bonald este poemario. La presentación corrió a cargo del poeta José Lupiáñez, quien realizó un análisis de este libro y de la trayectoria poética de Mauricio Gil Cano excepcional e inigualable. José López Romero

Viajando hacia el Sur

Hace ahora cuarenta años de la celebración en Ronda del Congreso “La imagen de Andalucía en los viajeros románticos”, y que auspiciado por la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo, significaría un antes y un después a la hora de poner en valor los testimonios viajeros sobre nuestro país publicados en el XIX y primer tercio del XX. Hasta ese momento, y salvo muy escasas excepciones, poca atención habían despertado entre los investigadores españoles ese fenómeno que, por otro lado, nos ha dejado obras cumbres de la literatura universal. Pues bien, en Ronda se reunieron aquel mes de septiembre estudiosos de la talla de Alberto González Troyano, José María Alberich, Carmen de Zulueta, M. Bernal, Ian Gibson o Gabriel Jackson por nombrar algunos de ellos. Sin duda, y con la perspectiva que nos da el tiempo trascurrido, aquel Congreso puso fin al desinterés de la historiografía española sobre la literatura viajera en la que, y hasta bien entrado el siglo XX, solo algunos investigadores como Azaña (con sus traducciones y comentarios a la obra de George Borrow) se habían detenido, aunque bien es cierto que a este seguirían otros que como García Mercadal, Romeral, Palau y Dulcet o García Ontiveros irían transitando por ese camino en parte inexplorado. Pero mucho de ese recuperado interés por la fenomenología viajera, insistimos, no se entendería sin la celebración a partir de los años ochenta del pasado siglo de Congresos y Seminarios, de los que quizás el anteriormente de Ronda sea el más relevante. A partir de ese momento resulta curiosa la proliferación de trabajos de investigación y traducciones de obras emblemáticas de la literatura viajera, muchas inéditas en castellano, sobre este universo fascinante que es el de los testimonios viajeros sobre la Península Ibérica. Ahora, y en nuestra ciudad, coincidiendo con ese aniversario del Congreso de Ronda, se inaugurará el 7 de noviembre una exposición bibliográfica que bajo el título “Viajando hacia el Sur. Viajeros y viajeras por Andalucía”, vuelve a reivindicar la importancia de los testimonios viajeros en la forja de la imagen de Andalucía. Ramón Clavijo Provencio

Reseñas 

377A, Madera de héroe

Miguel Delibes. Destino, 2007.

Aunque no es una de sus novelas más reconocidas y festejadas por el innumerable público lector, fieles seguidores de la narrativa de este enorme escritor, uno de los grandes de la Literatura del siglo XX, ‘377A, madera de héroe’ se lee con el interés y la devoción que merece su autor. Algunos pueden achacarle a esta novela una cierta lentitud y una recargada y excesiva acumulación de términos en las descripciones de los barcos cuando el horripilado niño Gervasio, protagonista del relato, debe prestar servicio en la marina en plena Guerra Civil. Pero antes, los peculiares personajes que conforman la familia de Gervasio (en especial su padre) y sus amistades del colegio ofrecen lo mejor del genio narrativo del escritor. Con su humor, su ironía y su elegancia de estilo. Una novela de Delibes, dicho queda. J.L.R.  

Madera de héroe
Madera de héroe

Las ratas

José Bianco. Anagrama, 1987.

José Bianco (Buenos Aires, 1911-1986) es uno de esos magníficos escritores argentinos que apenas llegan al gran público, porque se les ha negado el favor publicitario de otros (y otras) hispanos y americanos con menos méritos literarios. ‘Las ratas’ es una novela corta en la que se analizan las relaciones de una familia de la burguesía acomodada, en la que las mujeres, la madre del narrador y su tía Isabel, son las que mueven los hilos de los demás personajes, aunque el protagonismo recaiga sobre el propio narrador y su hermanastro Julio. Mientras que el primero se dedica a tocar el piano por imposición familiar, el segundo trabaja en un laboratorio de investigación con ratas. Una novela densa a pesar de su brevedad, con un final sorprendente. J.L.R.  

Las ratas
Las ratas

La cartera

Francesca Giannone. Duomo, 2024

Es este uno de esos libros que gracias al boca a boca va captando un cada vez mayor número de lectores. Con una prosa cautivadora su autora nos va acercando a las vicisitudes de una mujer, Anna, desde que llega con su marido al pueblo de Lizzanello. Él vuelve definitivamente al sur, a la tierra de sus antepasados, pero ella se ve arrastrada a ese lugar siguiendo a su esposo y llena de dudas. Anna, “la forastera” pronto se señalará por ser reacia a seguir las leyes no escritas que oprimen a las mujeres del pueblo. Pero todo cambia cuando la joven decide presentarse a un puesto vacante en el servicio de correos. A partir de ese momento se convertirá en el hilo invisible que une a los habitantes de Lizzanello. R.C.P. 

La cartera
La cartera

La frontera invisible. Un viaje a Oriente.

Javier Reverte. Plaza y Janés, 2023 

El bello título de este libro hace referencia a esa frontera que no aparece en los mapas oficiales, y que más que en la geografía se detiene en los sentimientos. Y en pos de esa frontera partió Javier Reverte, el más grande de los escritores de literatura viajera de nuestro país, y que lamentablemente nos dejó hace un par de años. El punto de partida de este emocionante por tantas cosas y último viaje real y literario del autor, es el estrecho del Bósforo desde donde el autor partirá para adentrarse en tren en dirección a Irán. Sigue Reverte la estela del macedonio Alejandro y, como en tantos de sus libros, va regalando al lector vivencias personales adobadas con páginas imperecederas de la historia de esos remotos territorios. R.C.P.  

La frontera invisible
La frontera invisible
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