Agitaciones campesinas
A la vuelta de la esquina
Azorín realizó una visita a Lebrija en 1905. De esa visita escribió tres artículos en ‘El Imparcial’: Andalucía Trágica. Se reunió con campesinos y abordó temas como el salario, los alquileres, el precio de la telera de pan, el aceite. Pregunta Azorín sobre el precio de la carne: “…carne -dice lentamente Pedro-, carne no la probamos. ¿Vino? Se hace un nuevo silencio y surgen nuevas sonrisas. “Vino -dice Pepe Luis- de ca tre meses, un vasillo”.
Juan Díaz del Moral, notario, licenciado en Filosofía, abogado, en su libro ‘Historia de las agitaciones campesinas andaluzas’, recopila minuciosamente, como buen notario, la situación del campo andaluz, de sus gentes y de la propiedad de la tierra. Certifica el autor que el 23 de abril de 1905 un grupo de obreros, en Bujalance, “…asaltó una expendeduría de pan de la plaza pública y se llevó cuanto había. Días después, un jornalero intentó apoderarse de un pan en un puesto de venta, el dueño hirió al asaltante, se amotinó la gente, y sólo el ingreso del agresor en la cárcel le libró del linchamiento”.
Hay que distinguir entre atraco: sustracción de bienes personales ejerciendo violencia; robo: cuando se sustraen bienes con violencia sobre las cosas (asalto a una vivienda), y hurto: cuando se sustraen cosas sin ejercer violencia o intimidación sobre las personas.
La situación actual de esta región ha cambiado, estamos mucho mejor que en 1905, pero existen síntomas alarmantes: desempleo, recortes, desahucios de viviendas, carestía de los materiales escolares, repago de los medicamentos, rebaja de las prestaciones por desempleo, despido exprés por causas de débil justificación, EREs en aumento, recortes a los trabajadores públicos, además de la corrupción pública en diversas provincias, así como la sequía, el aumento del precio de la gasolina, del agua, del IVA… que repercutirán en los consumidores.
“…No hay robo si el consentimiento puede ser presumido o si el rechazo es contrario a la razón y al destino universal de los bienes. Es el caso de la necesidad urgente y evidente en que el único medio de remediar las necesidades inmediatas y esenciales (alimento, vivienda, vestido…) es disponer y usar de los bienes ajenos”. Esto dice el punto 2.408 del catecismo de la Iglesia Católica.
En casos de extrema necesidad, cuando no hay otra forma de solución, el derecho a la vida y el destino universal de los bienes está por encima de la propiedad privada.
A mí me han robado tres veces en el interior de la vivienda. Otras tres veces la escasa cosecha de ajos. Claro que me molesta y no estoy de acuerdo con ello, pero hay que mejorar social y económicamente la situación de la población para que esto disminuya.
El rescate de alimentos por el SOC en Mercadona, no es raro que ocurra. Ya ocurría en 1905 y en años posteriores en Andalucía.
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