Alfonso Martín-Bejarano: “La Piedad también tuvo mujeres en 1900”
El investigador jerezano continúa la labor iniciada en 2022 con un análisis de la Semana Santa de Jerez desde la perspectiva de la prensa entre 1886 y 1901
Alfonso Martín-Bejarano, ingeniero de profesión, disfruta como nadie buceando entre hemerotecas y archivos. Su carácter inquieto y su permeabilidad en cualquier tipo de conocimiento, le han hecho acercarse a mundos diversos, hasta el punto de adentrarse en su interior y conseguir rescatar del pasado datos y hechos realmente llamativos.
Entre sus pasiones está la Semana Santa, de hecho, su primera publicación, "la que ha dado origen a todo", fue un recorrido histórico por su hermandad, la Coronación de Espinas, a través del libro 'La cofradía de San Juan Bautista 1615-1869'.
En 2022 publicó 'La Semana Santa de Jerez a través de la prensa (1852-1885)', donde dio sus primeros pasos en una de las etapas más convulsas del país, pero donde, a nivel local, recuperó historias como aquellos armados que llevó el Mayor Dolor durante algunos años o detalles como que La Soledad salió con la procesión del Santo Entierro durante los años 1874 y 1875.
Ahora acaba de estrenar 'La Semana Santa de Jerez a través de la prensa (1886-1901)', un libro que presentó días atrás y donde ahonda un poco más en todo el discurrir de la Semana Mayor de Jerez.
Al igual que en la primera parte, Martín-Bejarano intenta añadir a todo ese conocimiento e información que ofrece un pequeño hilo argumental que sirva al lector "para no aburrirse", destaca. "No me gusta hacer libros de historia al uso. He leído mucho, porque me encantan, pero creo que la mayoría de los libros, se centran mucho en lo que cuentan y poco en el contexto. Son libros de eruditos escritos para eruditos donde se dan por hecho muchas cosas, por eso intento darle otro aire".
El objetivo de estos dos libros editados no era otro que iluminar una parte de la historia un tanto apagada, y que el autor había detectado mientras investigaba su primer libro. "En las cofradías se habla mucho de los orígenes y de la supresión de las mismas a finales del siglo XVIII con Carlos III. Luego, parece que el siglo XIX pasa de puntillas porque es un siglo muy malo y ya aparecemos de lleno en el XX directamente. Hay como un vacío que detecté y que me propuse escribir".
Para llevar a cabo el trabajo ha recurrido a diversos fondos documentales, aunque la fuente fundamental es el periódico El Guadalete, "el único periódico que se ha conservado y al que he recurrido desde que nace, en 1852, como ya hice en mi primer libro, hasta la llegada de la Guerra Civil, que es donde quiero llegar en un tercer libro".
Su recorrido histórico arranca en 1886 con la Restauración borbónica. "Venimos de una época anterior muy convulsa y donde el país sufre continuos problemas. Eso se refleja en la sociedad, porque había pocas cofradías, estaba todo muy secularizado, entre otras cosas porque la iglesia estaba desaparecida esos años en España".
Dentro de su trabajo hay que tener en cuenta "el talante conservador que tenía el diario El Guadalete", un hecho que le ha permitido "encontrar cosas que de otro modo hubiesen sido diferente".
Es dicha época "en la que se restaura de alguna manera el movimiento cofrade en Jerez. Hay que tener en cuenta que a finales del 18 había 18 cofradías, pero se produce la supresión. Luego, a final del siglo XIX se pasa de tener cinco cofradías (El Cristo, Nazareno, La Piedad, que sacaba dos, y el Mayor Dolor) a tener nueve pues en unos años aparece El Prendimiento, la Coronación, la Soledad y el Desconsuelo".
A lo largo de trescientas cincuenta páginas, el investigador ha distribuido su libro en dos partes, una primera "en la que repaso los eventos cofrades más importantes, centrados fundamentalmente en lo que son las salidas procesionales y cuestiones relacionadas con ellas, y después algún acto o evento importante como la adquisición de alguna imagen o patrimonio, y sobre todo las crónicas".
"Luego, hay una segunda parte donde voy cofradía por cofradía hablando de los cultos que tenían, incluso sin salir a la calle. Hablamos de El Cristo de la Viga, del Santo Crucifijo de la Salud....Por ejemplo, hay una de ellas que me ha llamado la atención por la gran actividad que tenían. Se trata del Cristo de la Defensión y Nuestra Señora de la O, que como era la patrona del Hospicio provincial, solía salir en procesión a final de mayo o en diciembre".
Todo ello está documentado con un archivo fotográfico importante, gracias "a la colaboración que he tenido de todas las hermandades, y del Archivo de Bodegas Tradición de Pereiras. Soy de los que pienso que las mejores fotos de la Semana Santa de Jerez están en las casas, y creo que desde la Unión de Hermandades se podía incentivar a un concurso para recuperar este archivo para la ciudad, sobre todo de fotos anteriores a los años 60".
Entre los detalles curiosos se detiene en otra imagen especialmente querida por los jerezanos, el Señor de la Puerta Real, "que procesionó en Semana Santa durante un par de años pese a no tener cofradías, algo que también ocurrió con el Cristo de los Trabajos que está en la Victoria".
Las mujeres y las cofradías
A lo largo de ese recorrido por la prensa de la época, el autor ha descubierto curiosidades a tener en cuenta, algunas acordes a los tiempos que corren. En concreto, cuenta la presencia de la mujer en la Semana Santa jerezana. "Cuando hablamos de esto, siempre nos fijamos en El Nazareno, pero en esta ocasión he descubierto que ha habido otras como la Piedad, que en un cabildo realizado en 1900 permite a las mujeres que salgan en la procesión.
Lo mismo ocurre con la presencia de la luz eléctrica que durante una época se utilizó como símbolo de esplendor dentro de las propias hermandades "Las cofradías son corporaciones populares y más dinámicas de lo que nos creemos. Se han ido adaptando a los tiempos, y a lo largo de la historia intentan demostrar su poder y el lujo a través de elementos físicos como pueden ser los mantos, los palios... Con la electricidad igual, el prestigio supera a la estética. A finales de los setenta del siglo XIX es cuando llega la luz eléctrica a Jerez. Era algo singular y escasa, porque sólo se la podían permitir personas con poder adquisitivo, y por eso las cofradías, ya desde esos primeros años, luchan por ver quién tiene más electricidad".
"Las hermandades se gastaban el dinero en la fachada de la iglesia donde iban a estar los cultos en las fechas en las que se hacían. También se implantó la luz eléctrica en las candelerías a través de una batería, unos de manera completa y otros combinados con cera".
Dentro del universo cofrade de la época, Martín-Bejarano recoge también las distintas maneras que tenían las hermandades para obtener dinero. "En función de los contactos que tuvieran, unas hacían corridas de toros, otras hacían obras de teatro, otras rifas de Pascua...Era una manera de buscarse la vida".
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