Alvar Núñez Cabeza de Vaca, descubridor del oeste americano
Jerez, tiempos pasados Historias, curiosidades, recuerdos y anécdotas
El célebre jerezano viajó a pie por casi toda América, de Sur a Norte, pasando ocho años entre los indios; descubrió las cataratas de Iguazú y exploró el curso del río Paraguay; sufriendo una sublevación de los colonos españoles que le devolvieron a España, siendo desterrado a Orán, hasta que fue indultado por Felipe II, que le envió a Sevilla, como juez.

SE llamó Alvar Núñez Cabeza de Vaca, aunque otros historiadores lo dan como Alvar Núñez de Vera Cabeza de Vaca, al que suponen hijo de Pedro de Vera Mendoza, quien finalizó la conquista de Gran Canaria; y de la esposa de éste, Teresa Cabeza de Vaca; y de ser lo que hoy pudiéramos calificar un niño bien de Jerez, pues su familia pertenecía a la nobleza, pasó a viajar a pie desnudo, como un indio, sin espada, sin yelmo, sin cruces, ni evangelios, ocho mil kms. a través de selvas y tierras hostiles, realizando la caminata más descomunal de la historia. Cruzó los cuatro grandes ríos de América, el río Brazos, el San Bernardo, el San Antonio y el Colorado, y las cinco regiones salvajes que separaban el llamado camino de las vacas de la mítica ruta del maíz; que hoy son los estados de Louisiana, Texas, Arizona y Nuevo México; siendo más médico, terapeuta, que soldado; pues curó a numerosos enfermos, en aquellos poblados por los que iba pasando. Incluso la leyenda dice que a uno lo resucitó, después de pasarle unas piedras de lava que llevaba en sus alforjas.
El diplomático, ensayista y autor de novelas argentino, Abel Posse, tiene un hermoso relato novelado, escrito sobre nuestro paisano Cabeza de Vaca, titulado 'El largo atardecer del caminante', en el que dice que Alvar Núñez fue "el verdadero descubridor del oeste" americano, "hecho - afirma - que no gustan de reconocer en Estados Unidos, tal vez porque iba acompañado de un grumete negro". Otros dicen que un esclavo moro. Y, tal vez por esa circunstancia, en Norteamérica, siga siendo el gran desconocido de los americanos estadounidenses.
Este jerezano, del que tenemos noticias que, parece ser, nació, en el año de 1490 - aunque otros autores citan el año de 1507 -, en el seno de una familia rica de la nobleza jerezana, y en un palacio de la calle San Cristóbal, decorado con buenos cuadros, tapices, y suntuosos muebles y objetos de arte, fue un marino, explorador y aventurero, que, a través de su famoso libro 'Naufragios y Comentarios', conteniendo sus memorias, narra la odisea de todo cuanto le aconteció en sus viajes y largas e interminables caminatas por el continente americano.
Cabeza de Vaca hizo su primer viaje a las Indias, embarcando en Sanlúcar como oficial de la Armada de Castilla, ostentando el puesto de segundo de a bordo de la expedición de Pánfilo de Narváez a La Florida. Y un año después ocurrió el naufragio de la embarcación, en el cual pereció Narváez. Acompañado, entonces, de unos pocos supervivientes, nuestro valiente paisano vivió durante seis u ocho años, entre los indios de la costa de Texas. Acompañado por dos compañeros y el esclavo moro cruzaría el continente americano por el valle del Río Grande, a través de la cordillera de Sierra Madre, encontrándose de nuevo con los conquistadores españoles, en Sinaloa, o cerca de Culiacán, no lejos de la costa del Pacífico, en México, en 1536; siendo de los primeros europeos que, se dice, vio las extensas manadas de búfalos, que abundaban en aquellas tierras del salvaje oeste.
Al regresar, un año después, a España, Alvar Núñez Cabeza de Vaca fue nombrado, en 1540, por el rey Carlos I, capitán general y gobernador de la provincia argentina de Río de la Plata, explorando el curso del río Paraguay, descubriendo las cataratas de Iguazú. En el tiempo que ejerció su mandato, llevado de su fuerte carácter religioso y humanitario, trató de mejorar el trato que los españoles dispensaban a los indígenas, pero sus propios compañeros, los colonos españoles, le traicionaron, en 1544, derrocándole. Devuelto a España, el Consejo de Indias le deportó a Orán, en África, donde pasó ocho años de su vida, hasta que, demostrada su inocencia, fue indultado por Felipe II y, una vez rehabilitado por éste, se le nombró juez del Tribunal Supremo de Sevilla. En su libro 'Naufragios' da noticia de su azarosa vida y relata sus viajes. Fallecería en la capital sevillana, en según unos en 1560, y según otros, en 1558, a los setenta o setenta y dos años de edad. A partir de ese momento, Alvar Núñez entraría en el mundo de la leyenda, como uno de los grandes héroes de la conquista americana.
En Jerez - donde sus paisanos, lamentablemente apenas si conocen aún su figura y la legendaria historia de su vida de explorador -, sobre principios del pasado siglo, se le puso su nombre a la calle Arcos, y muchos años más tarde, en tiempos todavía recientes, se le levantó un simbólico monumento junto a la muralla, en la calle Ancha. La calle de las Cabezas, también recuerda a otros familiares de tan noble estirpe de caballeros jerezanos.
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