Antonio Parra Guerrero, artesano del jerez

el rebusco

Miembro de una ilustre familia originaria de Grazalema

En las bodegas de calle Vid atesoraba sus vinos.

Antonio Parra Guerrero, artesano del jerez
Antonio Parra Guerrero, artesano del jerez
José Luis Jiménez García

29 de mayo 2017 - 02:07

Como he comentado en otras ocasiones, en esta misma sección, se hecha en falta una información ajustada y precisa de muchas bodegas del Marco que por diversas circunstancias han desaparecido a lo largo del tiempo.

Gran parte de ellas, las pequeñas y medianas, fueron engullidas por Rumasa en la segunda mitad del siglo pasado, otras desaparecieron por circunstancias familiares, al no mostrar los herederos interés en su continuidad.

Poco se ha investigado, y muchos datos están confusos, a pesar del prestigio adquirido, y la estima de sus productos, tanto en el mercado nacional como internacional.

Es el caso de las bodegas de Antonio Parra Guerrero, al que el libro, La imagen del vino de Jerez, le dedica tan sólo unas breves lineas, como también lo hace Pemartín en su Diccionario del vino de Jerez.

Éstas estaban ubicadas en la manzana limitada entre las calles Juana de Dios Lacoste, Vid y Canto, ahora completamente en ruina al ser expropiada por el Ayuntamiento.

Sus orígenes

El origen de la familia se sitúa en la localidad serrana de Grazalema. A finales del XVIII, Atanasio Guerrero Romero ya elaboraba vinos y aguardientes en sus fincas de El Colmenar y Los Castillejos. Con el tiempo, adquiriría amplias fincas en la campiña Jerezana, lo que obligó a su hijo José, casado con Ana de Castro, marchar a Jerez para llevar la administración de sus nuevas dehesas y explotaciones. En 1838, la familia se reuniría con él.

Uno de los hijos de José, Pedro, seguiría los pasos de su padre, tomando las riendas de los negocios familiares y destacando en la cría de caballos de raza española.

Los Guerrero continuaron la tradición de avezados viticultores, y a los viñedos de Grazalema se sumaron las nuevas cepas que plantan en sus fincas de la campiña jerezana, y que envejecen en las soleras, muchas traídas de su pueblo natal, ubicadas en viejos cascos de bodegas.

A la muerte de Pedro, acaecida en 1904, le suceden sus hermanos Manuel y María, siendo esta la heredera de las bodegas que posteriormente dejaría en manos de su bisnieto, Antonio Parra Guerrero.

Artesano del jerez

Antonio Parra Guerrero nació en Cádiz, el 3 de mayo de 1901, y era hijo de Miguel Parra y Ana Justa Guerrero Guerrero.

Al enviudar de su primera mujer, Inés Ruiz de Rivero, casó en segundas nupcias con Irene de la Riva y Romero de Aragón.

Siendo muy joven se hizo cargo de las bodegas, que en los inicios administró desde las oficinas de su propia casa sita en la Plaza Belén (Palacio de Montegil), parta más tarde hacerlo en la misma bodega de calle Vid. Poseía otra bodega cercana a la puerta del Arroyo.

Si en sus comienzos ejerció de cosechero-almacenista, a principios de los `50 se inscribe como exportador, siendo su principal mercado Inglaterra

Entre las marcas de vino que componían su catálogo estaban: India cream sherry, los amontillados el Irene II (en homenaje a su mujer), Amontillado Viejo Tío Amaro, Dry Amontillado Imponente y el Amontillado extra Presidente. los finos Patrimonio y A.P. , oloroso viejo Don Miguel y Carrascal, Manzanilla pasada Los lolitos, Tres Cortados 1840, Moscatel Oro de mis viñas.

Sus brandies Rey Sol y Reconquista solera 1768, coñac antiquísimo Luis XV, tenían fama, así como el ponche Xerezano, el Jerez quina Los Mellizo, Orange Flavoured wine y los destilados de Ron y ginebra, que completaban su oferta.

Curiosamente, etiquetaba un vinagre viejísimo con el indicativo de Hnos. Parra de la Riva, miembros de la familia que se dedicaron, posteriormente, al sector de los Seguros.

En algunas de las etiquetas se podía leer: "todos los vinos (...) proceden de las viñas la Perla de Parpalana, Viña Real, Santa María de Gracia, enclavadas en los mejores pagos del término".

Muchas de esas etiquetas fueron diseñadas por el creativo jerezano, José Luis Torres, con su peculiar estilo recargado de texto y filigranas.

De las bodegas queda ya poca memoria, en la actualidad, lamentablemente, tan solo sus muro. Sin embargo, y gracias a que en 1973 se grabara en su interior uno de los capítulos de la serie de Televisión Española, Rito y geografía del cante flamenco, el dedicado al vino y el flamenco, podemos contemplarla en su esplendor. El guionista, y presentador, José María Velázquez-Gaztelu, estaba emparentado con la familia del bodeguero, al que le hace intervenir con unos breves comentarios.

Don Antonio, hombre de carácter adusto y serio, también ejerció de administrador de las bodegas Guinea Sautu. Fallecería en Jerez el 13 de noviembre de 1977, sin que ninguno de sus hijos continuaran en la actividad.

En cambio, su nieta Priscilla Lozano Parra, que reivindica la figura su abuelo, es una enamorada de los vinos del Marco, que promociona desde su actividad profesional.

Tabanco del Duque

Juan de la Plata, en uno de sus artículos publicados en este mismo diario, dedicado al tabanco del Duque, dejó escrito que: "el Tabanco del Duque formaba parte de una manzana de bodegas, propiedad de don Antonio Parra, quien también poseía despacho al público, en forma de tabanco, cuyos locales llegaban hasta el callejón de la Vid. El citado tabanco debía su nombre a su antiguo propietario, Torreira, de apellido, dueño del horno de Hermida de la misma calle, apodado 'El Duque de lo Imposible', un señor que lo mismo se presentaba elegantemente trajeado que vistiendo el clásico pijama de estar en casa, con el que solía atravesar la calle para copear con los amigos...".

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