Las monjas de Belén acogen a su primera jerezana en La Cartuja
La nueva religiosa profesó los votos para los próximos cinco años ante muchos fieles
Jerez/El monasterio de la Cartuja se levantó ayer con una luminaria especial. Dicen los que conocen estos parajes que amanece distinto en la zona del Guadalete donde se recorta la portada renacentista de Andrés de Rivera. Pero ayer la Cartuja estaba de fiesta y ni la quintaesencia arquitectónica pudo con la alegría que sobrevolaba el claustro. Las hermanas de Belén, que custodian el monasterio bajo la observancia de San Bruno, iban de un lado a otro intentando agradar a los invitados con esa blanca sonrisa que dibujan en sus rostros sellados por la oración. La comunidad se veía ayer incrementada con una nueva hermana que profesó los votos.
Eliaba era el nombre que tomaba esta joven nacida en el seno de una jerezana familia cristiana y que hace ya años sintió la llamada de Cristo para seguirle desde la oración callada y la clausura. Después de unos años de postulantado, en la que la aspirante descifra si se trata de una vocación seria o el calor un susurro, pasó a un proceso de noviciado que las hermanas de Belén establecen para que la aspirante haga vida en comunidad observando las reglas de San Bruno en una ascética en la que el silencio, la oración y la vida en comunidad son el vehículo para llegar a Dios.
Ayer el cenobio de Nuestra Señora de la Defensión amaneció con la alegría de acoger a una nueva hermana que ocupará el número dieciséis en la comunidad de monjes. Muchos jerezanos quisieron estar presentes en esta celebración que estuvo presidida por el obispo de la diócesis de Asidonia-Jerez, monseñor Mazuelos Pérez.
A las doce del medidía, las voces aterciopeladas de las monjas cartujanas se abrieron paso entre la expectacular sillería de la iglesia. Era la oración matinal con la salmodia para continuar con la procesión de entrada donde desfilaban acólitos, diácono y presbíteros de la diócesis que quisieron estar presentes.
José Mazuelos, en su breve pero intensa homilía, afirmó que "la diócesis está de enhorabuena por la acogida de una nueva incorporación en la comunidad de Belén, donde el silencio y la entrega a Dios ha venido estando presente desde hace siglos". En este sentido, monseñor Mazuelos definió la vida de los monjes como "una existencia oculta para hacer irradiar la estrella que guió a los Reyes Magos y que hoy es la luz de Cristo Resucitado".
Eliaba es un nombre hebreo que denomina a Dios con la expresión entrañable y coloquial de 'papá'. Una nueva relación íntima con Dios que propiciará que esta joven jerezana, que se consagra a la vida eremítica de San Bruno, llame al Padre como si de su progenitor se tratase.
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