Tintos de calidad, que no cálidos
Bodega Tesalia
Bodega Tesalia presenta las primeras añadas de 'Arx' y 'Tesalia', vinos de la Tierra de Cádiz que apuestan por la frescura en un clima cálido
La familia Golding aspira a elaborar "los mejores tintos de Andalucía' en su finca de Arcos
Después de muchas pruebas y descartes, el año pasado sacaron al mercado las primeras añadas de sus vinos, dos tintos que se alejan de la tendencia de recuperar técnicas y modos ancestrales de la viticultura, para centrarse en la búsqueda de las variedades que mejor se adaptan al binomio clima y tierra en la Sierra de Cádiz, pero sin renunciar a las nuevas tecnologías.
'Arx 2016' y 'Tesalia 2015' son el fruto del esfuerzo y el concienzudo trabajo de investigación durante la última década del equipo de la bodega Tesalia, el primero dominado por la Tintilla de Rota; el segundo, con predominio de la Petit Verdot, aunque ambos son coupages de estas dos variedades, además de Cabernet Sauvignon y Syrah. En resumidas cuentas, se trata de dos vinos de calidad o de autor, como se prefiera, acogidos a la Tierra de Cádiz y que nacen con la vocación, de momento, de erigirse en “los mejores tintos de Andalucía”.
Ubicada a las faldas de la sierra de Grazalema en el término municipal de Arcos, Tesalia es la apuesta personal de Richard Golding, alto ejecutivo británico del mundo del marketing, presidente en funciones de la cadena DIA –que vive momentos convulsos– y consejero que Parques Reunidos que vino a España a mediados de los setenta para enseñar a los españoles a ‘amar la tónica’, aquella exitosa campaña de Schweppes que le llevó a enamorarse y afincarse en el país.
Los Golding, vinculados al mundo ecuestre –madre e hija comparten esta afición- encontraron en Arcos la finca ideal para, llegado el momento de retirarse, poder montar a caballo y dedicarse a la cría equina.
“Mi madre fue la que eligió; buscaba un sitio soleado y le encantaba el sur de España, pero como mi padre siempre ha sido un culo inquieto, decidió probar a hacer vinos”, explica Natalia Golding, quien completó sus estudios de Marketing con el Master de Viticultura y Enología de la Universidad Politécnica de Madrid para involucrarse de lleno en el proyecto bodeguero.
Natalia está muy contenta con los buenos resultados cosechados hasta ahora en España, donde empezaron por las principales plazas, además de la provincia, para expandirse ya por casi todo el país. “Estamos que no paramos y ahora empezamos con la exportación, que es un mundo muy difícil, pero es una carrera de fondo”, en la que ya han logrado abrir las puertas de Suiza, Bélgica, Holanda, Filipinas y, en breve, Corea.
Para llevar a cabo su proyecto, Richard Golding quiso rodearse de lo mejor, y el mejor enólogo, a su juicio, es Ignacio de Miguel, que tras su estreno en la profesión con el Marqués de Griñón decidió establecerse en 1995 como asesor independiente –flying winemaker– “en vinos originales, no tradicionales”. Y luego llegaron José Ramón Lissarrague, experto en viticultura y profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid, el Master of Wine holandés Cees Van Casteren, Manu López, de la bodega rondeña Pasos Largos y encargado del trabajo de campo, Javier Luca de Tena, comercial...
“A las empresas ahora les encanta hablar de generaciones y ahora está de moda hacer el vino como mis abuelos, pero no tenemos que renunciar a los avances de los últimos cien años para hacer vinos de calidad”, asegura De Miguel, para quien los dos vinos de Tesalia destacan por su frescura pese al clima cálido de la zona.
El secreto, prosigue, es que “hemos logrado crear un microclima en la viña”, plantada en espaldera alta para evitar el calor del suelo y favorecer la ventilación de los racimos, que se protegen de la exposición al sol con cubierta vegetal.
“Hay mucha reflexión en estos vinos”, que además de por su frescura destacan por la fruta, el placer inmediato en centro de boca y su elegancia final, indica el enólogo.
El vino más joven, ‘Arx’ –de Arx Arcis, antiguo nombre romano de Arcos que significa ‘fortaleza en alto’– con un año de crianza en madera nueva, es más frutal y fresco. ‘Tesalia’, que lleva el nombre de montaña de los centauros, criatura de la mitología griega mitad hombre y mitad caballo que se refugiaban en cuevas en las que había vinos que les hacían enloquecer, es por contra un vino de guarda, con más madera y cuya evolución en botella es todavía un mundo por descubrir.
“Me gustan los retos y en este me he sentido cómodo desde el minuto uno”, señala De Miguel, quien destaca la libertad que en todo momento les ha dejado Richard Golding para trabajar y que se manifiesta en los más de ocho sistemas de conducción de la vid que han puesto en práctica en la finca.
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