Champagne, tan cerca y tan lejos del jerez
Bodegas
El Marco de Jerez y la región francesa de Champagne guardan tantas similitudes como diferencias
La casa francesa Charles Mignon, cuyos productos comercializa Grupo Estévez, muestra el camino a seguir
El Marco de Jerez y la champaña francesa tienen muchas similitudes. Ambas regiones comparten el mismo tipo de suelo calcáreo, que aporta mineralidad y salinidad a sus vinos; tienen una pluviometría similar; son defensoras a ultranza de la importancia del origen; y hasta podría hablarse de la excelsa calidad de los caldos que producen. Sus vinos son milenarios y están amparados por denominaciones de origen históricas. Pero el jerez y el champagne, como los primos hermanos, guardan tantas semejanzas como diferencias, la fundamental, la distancia que existe hoy día en los precios a los que se comercializan uno y otro producto.
El apreciado espumoso francés se relaciona con el lujo y es una marca en sí misma reconocida en todo el mundo. El generoso jerezano, que tuvo tiempos mejores, no goza del mismo aprecio de los consumidores y no logra frenar la hemorragia de ventas, demasiado prolongada en el tiempo.
Las cifras de una y otra Denominación de Origen (DO) no tienen parangón. La región francesa camina por las 34.000 hectáreas de viñedo y hace diez años cerraron el grifo para mantener el prestigio y, por ende, el precio, que el año pasado superó los 25 euros por botella de media. Las ventas de Champagne se miden en varios cientos de millones de litros y su facturación ronda los 5.000 millones de euros.
El Marco de Jerez, por contra, baja ya de las 6.500 hectáreas, y aunque en fase de recuperación de valor, el precio llegó a estar tan hundido por malas prácticas del sector que mejor ni sacarlo a colación. Y sus ventas se miden en varias decenas de millones, en concreto 35 millones tras un vertiginoso descenso en la última década, liderado por la caída de las exportaciones.
Basta otro ejemplo a modo de orientación:La hectárea de viñedo más barata en Champagne cotiza a un millón de euros; la de Jerez, a dos millones... de pesetas (25 0 30.000 euros).
Mejor no seguir con la comparación, pues es obvio que la distancia, en su conjunto, es insalvable. Pero hay motivos para la esperanza, y en esto Champagne es el espejo en el que se mira Jerez, donde en los últimos tiempos se han producido movimientos en el buen camino, fruto de la inquietud de pequeños productores y grandes bodegas, que empiezan a dar resultados.
El más claro, sin duda, es la resurrección del terruño como seña de identidad de los vinos de Jerez, que se plasma en la recuperación de la clasificación de los Pagos históricos (Macharnudo, Carrascal, Balbaina...), diferenciación que también existe en Champagne a través de los ‘crus’, como se definen los más de 300 municipios de la región francesa, de los que sólo 17 tienen consideración de ‘Grand Cru’ y 44, de ‘Premier Cru’. La diferencia, una vez más, es que esta jerarquía, marcada por la calidad, determina el precio de la uva en la región francesa, no así en Jerez.
En opinión de Guillaume Mignon, director comercial de Charles Mignon, es cuestión de preservar la calidad por encima de todo, no perder de vista los intereses comunes, ser muy estrictos y exclusivos, para lo que resulta fundamental limitar la oferta.
Charles Mignon es un productor francés de tamaño medio que acaba de introducir sus productos en España tras el acuerdo alcanzado con Grupo Estévez para la distribución en el mercado español de tres de sus diez referencias de Champagne: ‘Premium Reserve Brut Premier Cru’ y ‘Premium Reserve Rosé Premier Cru’ –ambos con un 75% de pinot noir y un 25% de chardonnay–, que se comercializan con el nombre de la casa, y ‘Cuvée Comté de Marne Gran Cru’ –70% chardonnay y 30% pinot noir– .
Es decir, los Estévez se han ido a las gamas más altas de la casa francesa, dos ‘Premier Cru’ (40 euros PVP) y un ‘Grand Cru’ (70 euros) , todos ellos del tipo ‘Brut’ para distinguirse en el mercado y la elección, en apenas mes y medio, va sobre ruedas.
Guillaume Mignon, de visita en Jerez en estos días para presentar el producto a profesionales de la hostelería, la restauración y prescriptores, explica que la expresión del terrruño y de la variedad de uva, junto a la máxima calidad, es la filosofía de esta familia de viticultores de sexta generación y bodegueros desde 1995.
Charles Mignon, entre las 20 principales marcas de champagne, tiene una producción anual de algo menos de un millón de botellas para la que se nutren de las 7 hectáreas de viñedo propio y otras cien hectáreas contratadas.
En Champagne, señala, todo lo que se está haciendo desde hace unos años en el viñedo va encaminado a reducir rendimiento y aumentar la calidad. De hecho, hace una década el rendimiento rebasaba con creces los 13.000 kilos/hectárea y ahora están en 10.300, cifra similar a la estipulada en el Marco de Jerez, que se plantea cambiar el reglamento para, como en Champagne, fijar el límite cada año en función de las necesidades.
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