Bodegas José de Soto
El Rebusco
Venidos desde la Montaña
Sus orígenes se remontan a 1771

Aunque los orígenes de las bodegas José de Soto se establecen en 1771, su fundación como tal parece datarse en 1888. Dos años que aparecen indistintamente en las etiquetas de sus productos.
Unos dos siglos más tarde sería engullida por Nueva Rumasa, concretamente el 13 de julio de 1989.
Desaparecía así una de las compañías vinateras más señeras en el sector, propietaria de grandes extensiones de viñas. Esta es, de forma sucinta, su historia.
Aún hay mucho por 'rebuscar' para elaborar unas crónicas certeras de estos avezados empresarios que crearon un imperio en torno a la vid y el vino en lo que hoy conocemos como Marco del jerez.
Para este caso concreto nos hemos guiado principalmente de los datos que nos suministra un folleto descriptivo de la Casa de Soto impreso en Grafibérica en 1971, seguramente con la aportación de los hermanos de las Cuevas, y material gráfico, a todo color, de Enrique de Porras.
Otras pistas nos las proporciona el trabajo de Juan Luis Repeto Prieto en el libro 'Imagen del vino' (2009).
Venidos de la Montaña
La fundación de esta compañía vinatera se remonta al último tercio del siglo XVIII, cuando Francisco de Soto, natural de Riaño (Santander), llegó a Jerez en 1771 y se estableció como cosechero y almacenista de vinos en la Calle de Caldereros. Además, creó una especie de servicio banquero que se encargaba de remitir a la Montaña fondos por cuenta de los comerciantes montañeses establecidos en Jerez. De este tiempo data la adquisición de la viña 'Santa Isabel', llamada también 'Las Palmas'.
Posteriormente, ya a principios del siglo XIX, más concretamente en el año 1821, su hijo José de Soto y Entresoto, adquirió una nueva bodega, en la calle Benavente.
Cuando José fallece el 1 de mayo de 1848 le sucede su hijo Francisco, único varón, junto a dos hermanas.
Durante este tiempo se amplió el almacenado y envejecimiento de vinos, facturando a los más importantes exportadores de la época.
A Francisco le continuara su hijo Ventura de Soto y Meníndez, que fallecería el 9 de marzo de 1883 en su casa de calle Bizcocheros nº 38. A su vez José de Soto Ruiz, primogénito de Ventura, heredaría la empresa. A él se debe la creación del 'Ponche Soto' en 1881.
Este comenzaría con el negocio de exportación al extranjero en 1888, replantando la viña Santa Isabel, destruida por la plaga de filoxera en 1894. Introdujo numerosas variedades de portainjertos e inventó un sistema para injertar que lleva su nombre.
Será en esta época cuando el Ministerio de Agricultura conceda a Santa Isabel el único Diploma de Honor concedido a una viña.
Concurrió con sus productos a diversas exposiciones, obteniendo Medallas de Oro y Diplomas de Honor en las Exposiciones Internacionales de Londres y Bruselas en 1892, Burdeos en 1895, París en 1900, Madrid 1890, 1897 y 1907, y Barcelona, en 1915.
Era proveedor de la Real Casa desde el año 1919.
El eficaz continuador de la labor de su padre fue José de Soto y Abad, gran impulsor de la plantación de viñedos en Jerez. Amplió enormemente el negocio, trasladándose en 1920 a nuevos locales. A finales de los años 40 se constituyó como Sociedad Anónima.
Fue presidente de la Cámara de Comercio de Jerez entre 1934 y 1949, miembro de la Academia de Bellas Artes de Cádiz e Hijo Predilecto de la ciudad de Jerez en 1950. En 1957 elegido Capataz de Honor de la Fiesta de la Vendimia.
Casado con Ángeles Pérez Pomar, fallecería en 1961.
Con la crisis de los 80, el empresario granadino afincado en Jerez Sánchez Navajas, compró todo el patrimonio de José Soto, siguiendo con su comercialización hasta 1989, cuando José María Ruiz-Mateos se hizo con la totalidad de las acciones.
Diez años más tarde todas las dependencias se trasladan al complejo industrial que el grupo Nueva Rumasa poseía en la carretera Madrid-Cádiz Km. 637.
Viñedos y bodegas
En los Pagos de Macharnudo y Balbaina, los más famosos de Jerez, estaban situados los viñedos de José de Soto que, desde hace más de ciento cincuenta años, destacan tanto por la calidad de sus caldos, como por el esmero y cuidado con que son cultivados.
En Macharnudo se encontraban las viñas de Santa Isabel y La Carreña, y en el de Balbaina las de Calderín del Obispo, la Esperanza, la Rabia y Carpintera, reuniendo un total 600.000 cepas con una excelente producción de mosto.
Las vendimias se realizaban en los centros que a tal fin disponían en La Carreña y Calderín del Obispo, en este último contaba con prensas automáticas Vaslin.
En su web Entorno a Jerez, el profesor Agustín García Lázaro nos dice que, en 1935 José de Soto Abad, amplió el edificio original de La Esperanza con otras naves para albergar la bodega y los nuevos lagares hidráulicos. Estas dependencias rompieron la estética y el equilibrio formal de la casa tradicional, pese a que se trató de mantener cierta unidad enrasando la fachada exterior de estas nuevas construcciones con la del portal de la vieja casa de viña'.
La Esperanza destacaba, hasta hace unos años cuando fue desmontado, por un magnífico panel cerámico que se instaló en la pared lateral del porche de la casa, donde se describía las faenas de vendimia de un grupo de hombres en el lagar. Tenía la singularidad de estar creado por el destacado artista Francisco Hohenleiter (Cádiz, 1889-Sevilla, 1968).
Una persona vinculada a la firma, ya que además fue el diseñador de la imagen corporativa de la bodega, ese esbelto y elegante garrochista montado en su jaca jerezana que se refresca con vino ofrecido por una joven ventera.
Para la Casa Soto hizo varias etiquetas, como la del brandy 'Ilustrísimo', o el oloroso 'La espuela', además de ilustrar alguna que otra lista de precios para el mercado anglosajón.
Sus listados de precios eran de los más atractivos y mejor presentados.
La empresa tuvo varios cascos de bodegas, en 1906 pasan sus dependencias a la calle Cartuja nº 8. Años después, en 1929 trasladan el domicilio social a la calle Matadero nº 9. En 1968 construyen nuevas y amplias oficinas, colindantes con la anterior, entrando por la calle María Antonia Jesús Tirado.
Del Ponche al 'Whiskey'
Las Bodegas José de Soto, una de las marcas más tradicionales de Jerez, aprovechó que el whisky se puso de moda en las primeras décadas del siglo XX para lanzar su propia versión, el 'whiskey' Tip Top, allá por la segunda mitad de los años' 30. Al parecer tuvo corta vida.
En algunos de sus listados de precios puede verse el surtido catálogo de productos que ofrecían al público español: finos, amontillados, olorosos, manzanillas, Pedro Ximénez, moscatel, brandy, vino quinado, ginebra, anís tipo Ojén, cazalla, ron, un licor especial de fabricación propia llamado 'Palatino' y su famoso ponche Soto.
Su 'whiskey' Tip Top, se elaboraba y envejecía en barricas de roble procedentes de escogida selección entre las de envinados más añejos de vinos de Jerez. A seis pesetas y media la botella de 750 mililitros.
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