Jerez íntimo
Marco Antonio Velo
Ecos sociedad jerez Quevedo Mariscal Plazuela Soler
Bodegas
Las primeras cosechadoras mecánicas llegaron al Marco de Jerez a finales de los noventa de la mano de las grandes bodegas, que tras adaptar el viñedo con la incorporación de espalderas altas a través de los planes de reestructuración para permitir el acceso de la maquinaria decidieron probar un sistema ya por entonces extendido en otras regiones vinícolas del país. Por aquellas fechas ya se estimaba que en el plazo de una década se generalizaría la mecanización de la vendimia en el Marco de Jerez para desplazar a la tradicional recogida a mano, que ya empezaba a verse afectada por la escasez de personal. Los contratos de temporeros se cuentan por decenas para la presente campaña, en la que se estima que los temporeros que harán la vendimia a mano no llegan a 400.
La mecanización abarataba costes y permitía vendimiar de noche, cuando la uva sufre menos estrés, por lo que las cosechadoras acabaron imponiendo su ley, hasta cubrir a día de hoy más del 80% de la cosecha del Marco, que equivale a más de 5.000 hectáreas de las 6.500 que quedan en producción, asegura la asociación de viñistas independientes Asevi-Asaja.
Sólo en los primeros años de la gran recesión, cuando trabajadores de la construcción buscaron refugio en el campo tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, la oferta de mano de obra superó con creces a la demanda.Cuadrillas de trabajadores recorrían las viñas del Marco a la desesperada en los primeros años de la crisis en busca de un jornal. Pero empezó la recuperación, y el campo dejó de ser atractivo para buscar una alternativa laboral.
El presidente de Asevi, Francisco Guerrero, confirma las grandes dificultades del sector para encontrar mano de obra cualificada, no ya para la vendimia, sino para las otras faenas que se desarrollan en la viña el resto del año, caso de la poda, para la que también hay ya máquinas, aunque se repase a mano al final.
“Todas las viñas de más de 10 hectáreas se recogen con máquina, a excepción de las uvas tintas y viñas pequeñas del Marco, que se cortan a mano y con ayuda generalmente de las familias”, explica Guerrero, quien asegura que “la falta de jornaleros es alarmante, pues los jóvenes no quieren trabajar en el campo”. Algunas bodegas también realizan la vendimia a mano en viñas contadas de los pagos más preciados.
Los sindicatos hacen su propia lectura de los motivos que han provocado esta escasez de mano de obra y que, en resumidas cuentas, se debe a que “el campo ha dejado de ser atractivo”. Así lo afirma el secretario provincial de la Federación de Industria, Construcción y Agro (FICA-UGT), Antonio Montoro, quien sostiene que “aún con los destrozos que hacen las máquinas, que parten escuadras, alambradas y cepas, al empresario le sale más rentable la mecanización que pagar un salario digno a los trabajadores”.
En la provincia quedan unos 2.000 trabajadores sujetos al convenio de Viticultura, en el que se establece un salario para la vendimia de 6,72 euros la hora, con una jornada laboral de siete horas y quince minutos, de lunes a viernes, y de tres horas los sábados (el total es de 39 horas y 15 minutos a la semana).
En la vecina Francia, según datos de FICA-UGT, el salario de la vendimia para este año es de 10,03 euros la hora –es decir, casi el 50% más que en la provincia–, mientras que los trabajadores cobran un 10% del salario bruto de la campaña en concepto de vacaciones; la jornada laboral es de 35 horas; y se pagan las horas extraordinarias –hasta la hora 43 reciben un 25% más del salario y a partir de la hora 44, un 50% más–. Además, la vendimia francesa da derecho a acceder a la prestación de jubilación en el país galo, donde también existen una serie de ayudas familiares en función de los salarios y del número de hijos.
Muchos jornaleros de la provincia hacen las maletas en estos días para acudir a la vendimia francesa, que encadenan con las campañas de frutas, con lo que su estancia puede prolongarse entre seis y nueve meses. “La diferencia en el trato a los trabajadores está clara”, señala Montoro, quien critica que “el campo en España y concretamente en Andalucía está crucificado, esclavizado, con jornadas interminables y con retribuciones que en algunos casos no llegan al salario mínimo”.
El responsable sindical considera que si las condiciones fueran buenas, no habría escasez de mano de obra en la provincia, donde espera que los nuevos presupuestos de la Junta, “de los que las organizaciones agrarias Asaja y Coag se han vanagloriado diciendo que son unos buenos presupuestos, repercutan en hacer atractivo el campo en lugar de repercutir, como es habitual, en los bolsillos de los empresarios”.
Para Montoro, “la viticultura sigue siendo importante en el Marco de Jerez, pero es un trabajo precario y eventual, además de mal pagado, eso suponiendo que a los trabajadores les paguen según convenio, toda vez que deja entrever que muchos contratos se realizan bajo cuerda y por debajo de lo estipulado en el texto legal.
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