Carlos Aguilar pide 10 millones de euros de la herencia de Juan Galán
Reclama también tres inmuebles de las 17 propiedades inmobiliarias que tenía el empresario
Jerez/Corría el año 1973 cuando Isabel Aguilar da a luz en Jerez a un niño, del que su padre no quiso saber nada al tratarse de un embarazo no deseado. Isabel Aguilar, sin posibilidades económicas para mantenerlo, optó por dejarlo en una casa de acogida de niños, ‘casa de cuna’ en esos tiempos. Se separó así de su hijo, al que puso por nombre Carlos y de apellido Aguilar, evitando así el apellido del padre.
Isabel, que por entonces entrenaba para ser torera -llegó a serlo-, conoció en el mundo taurino a Juan Galán, también torero y trece años mayor que ella. Se convirtió en su amante y esas relaciones perduraron en el tiempo sin que nadie lo supiera.
Sin embargo, todo cambió cuando, en 1976, la mujer de Juan Galán, Manuela Naranjo, falleció como consecuencia de un cáncer. Juan e Isabel optaron por formar una nueva familia a la que Juan Galán aportaba sus tres hijos -Juan Pedro (que llegó a ser un afamado torero), Rocío y Eva- e Isabel, al niño que dejó en la casa de acogida de menores que previamente había ‘recuperado’ Manuela Naranjo.
A Carlos lo matricularon en el colegio Grazalema de El Puerto con el nombre de Carlos Galán Naranjo, para aparentar que era hijo biológico de Juan Galán y de Manuela Naranjo, y quizás por ese motivo Juan Galán no lo inscribió en el Registro de Adopciones cuando le llevaron a vivir en su casa.
La familia superó el trance del fallecimiento de Manuela y ahí comenzó una nueva vida para todos. Isabel Aguilar se fue a vivir a la casa de Juan Galán con su hijo y los cuatro niños le llamaban “mamá”. Y a su vez, Carlos Aguilar llamaba “papá” a Juan Galán.
Galán dejó los ruedos y se convirtió en taxista, y posteriormente se dedicó a la compra venta de vehículos (coches, camiones y autobuses), estableciéndose en la calle Merced. Amplió sus negocios con la actividad hostelera en el sector del alterne. Comenzó con un local en la calle Zaragoza que fue muy popular en la noche jerezana, y terminó dirigiendo una media docena de clubs de alterne hoteleros, la famosa cadena de los Hoteles Galantería: la desaparecida ‘La Hacienda’ en la rotonda de la antigua N-IV en El Puerto, hoy hotel convencional; el ‘Hotel Garum’ de Conil, el ‘Aloha’ de Jerez, el ‘Medina Park’, en Medina Sidonia, el ‘Fontana’ en Guadacorte, en Los Barrios, y el ‘Hotel Aladín’, en Estepona.
La actividad fue muy rentable y permitió a la familia alcanzar un elevado patrimonio con fincas en Jerez, Portugal y El Puerto. Juan Galán amasó una fortuna y en enero de 2018 falleció. Y ahí empezaron los problemas para la familia.
Isabel Aguilar, que tenía todo al 50% con Juan Galán, otorgó un poder notarial a Juan Pedro Galán para que administrara los bienes de la familia, pero los tres hijos biológicos de Juan Galán comenzaron a distanciarse de Carlos Aguilar cuando llegó el momento de hablar de la herencia, seis meses después del fallecimiento.
Según Carlos Aguilar, la fortuna que ha dejado Juan Galán rondaba los 50 millones de euros hace diez años, por lo que entiende que ahora se podría haber duplicado. Y a ello hay que sumar 17 propiedades inmobiliarias, algunas de ellas amplias fincas de mucho valor económico.
De esa herencia, Carlos Aguilar reclama 10 millones de euros y tres inmuebles, pero los hermanos, principalmente Juan Pedro Galán -siempre según Carlos Aguilar-, hacen “oídos sordos” a esa reclamación alegando que Carlos no es hijo de Juan Galán y que por lo tanto no tiene derecho a recibir parte de la herencia.
La historia ha salido a la luz pública al haber presentado Carlos Aguilar una demanda por la vía civil contra sus tres hermanos en un juzgado de Jerez porque le han excluido de la herencia. Aguilar dice que no ha tenido “más remedio” que presentar la demanda, asesorado por el abogado sevillano Fernando Osuna, experto en este tipo de reclamaciones.
Carlos Aguilar tiene guardados documentos que piensa presentar ante el juez para demostrar que siempre se le ha tratado en la familia como hijo de Juan Galán. Entre ellos, Aguilar destaca matrículas del colegio con el nombre de Carlos Galán, fotos de Juan Galán y de su madre biológica posando con él el día de su primera comunión, fotos de seis barriles de vino cada uno con el nombre de cada miembro de la familia y entrevistas a Juan Galán en las que dice que tiene cuatro hijos.
Carlos Aguilar culpa de la situación a Juan Pedro Galán. “A mis hermanas les dijo que les correspondía el diez por ciento de la herencia, pero de momento no han visto ni un euro. Las llevó a una notaría de Las Cabezas de San Juan y allí les hizo firmar que sólo les correspondía el diez por ciento de la herencia”, asegura.
“Mi relación con mi madre es magnífica, nos hablamos diariamente y le acerco a mi niño al chalet de Valdelagrana , digamos a escondidas porque a mi querido hermano le molesta y mucho por lo visto. Él almuerza una vez por semana con mi madre, su madre a todo los efectos, y le entrega mensualmente ciertas cantidades por acuerdo de renta de todos los hoteles y negocios. Pero es que mi madre no percibió su parte de la herencia, que es suya porque es dueña y propietaria”, explica Carlos Aguilar.
“Mi madre trabajó mucho junto a mi padre, Juan Galán, para que mi hermano ahora la engañe y se apropie de todo, y engañe también a mis hermanas y a mí con sus historias”, añade.
“Yo soy el que da la cara en esta monumental estafa por parte de mi hermano. De hecho, una de mis hermanas ha perdido incluso varios pisos que tenía, mi hermano la echó de la empresa y no pudo hacer frente a las hipotecas. Lo está pasando fatal. Eva tampoco ha recibido su famoso diez por ciento firmado a escondidas, y me pregunto yo, y también todo el mundo, quién es él para quitar tal miseria o para otorgarla. Las tiene asustadas”, continúa Carlos Aguilar.
“Podía ir más lejos pero contaré todo, todo, en los juzgados, como la firma de un crédito millonario en Portugal a la fuerza. No entraré en detalles ahora pero se sabrá todo. Va campando a sus anchas sin respetar la ley legítima de sus hermanos herederos”, añade.
“¿Dónde queda el corazón de mi hermano Juan Pedro Galán?”, se pregunta Carlos Aguilar. “Él ha contestado diciendo que la Justicia lo aclarará todo y no quiere hacer declaraciones. Lo que tiene que hacer es atender a sus hermanos y a su madre, a su familia. Se ha apropiado de todo”, concluye.
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