Casa Franco, otro comercio histórico que cierra sus puertas

La tienda familiar de tapicería y decoración del hogar echa la persiana tras 94 años a causa de la crisis

Casa Franco, otro comercio histórico que cierra sus puertas
Casa Franco, otro comercio histórico que cierra sus puertas
R.d. Jerez

20 de febrero 2014 - 01:00

La crisis se ha llevado por delante a otro histórico del comercio jerezano, Casa Franco, negocio que abrió sus puertas en 1920 como tienda de muebles para luego especializarse en el ramo de la tapicería, actividad que ha mantenido la familia Franco hasta hace escasos días en la tienda de Doña Felipa, 4, el último de sus emplazamientos.

El negocio familiar lo fundó en 1920 José Franco Perea en la plaza de la Yerba, local que hoy día ocupa Galerías Ragazza y desde el que, en los años treinta, se trasladó a la calle Calvo Sotelo (hoy, Consistorio), ya con Manuel Franco López-Cepero al frente. A raíz del traslado, el hijo del fundador diversificó la actividad para dar cabida a la tapicería, las telas y demás complementos para la decoración del hogar, entre otras representaciones de materiales que fue abandonando con el tiempo.

A su fallecimiento, su hijo Manuel Franco González se hizo cargo del negocio familiar, que trasladó a mediados de la década de los setenta a la calle Doña Felipa, regentada en los últimos años por el bisnieto del fundador, Manuel Jesús Franco Molia, que cogió el testigo del negocio al caer su padre enfermo.

Cuatro generaciones después, y con más de noventa años de servicio a los jerezanos a sus espaldas, Casa Franco engrosa la larga lista de negocios tradicionales que cierra sus puertas en la ciudad a causa de la crisis económica y la dura competencia de las grandes superficies, de cuyos efectos no están libres establecimientos que lograron superar otros tiempos difíciles, incluidas guerras y dictadura.

Los esfuerzos de Manuel Jesús Franco Molia y su hermana Alicia, vinculados profesionalmente al negocio como regente y dependienta del mismo desde hace más de tres décadas, se han visto frustrados por la pérdida de clientela, una plaga que se extiende por todo el centro de la ciudad y que ha acabado en los últimos años con negocios de toda la vida y de muy diversos ramos.

La decoración de interiores era la especialización de Alicia, que como su hermano aprendió el oficio desde muy corta edad, ya que a la salida del colegio ayudaban en la tienda haciendo ovillos de tramilla al peso, paquetes de clavos...

En la tienda, una foto rendía tributo al joven fundador -el bisabuelo de Manuel Jesús y Alicia-, retratado en los años veinte junto a su familia, a la que se rendía tributo con las piezas de telas expuestas en la entrada al modo en que los hacían las anteriores generaciones de los Franco.

La cercanía, el trato exquisito y profesionalidad contribuyó a tener una selecta cartera de clientes en Jerez y la provincia, donde en tiempos se decía: "Si no lo encuentras en Casa Franco, no lo tiene nadie".

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