Los Cómicos de la Legua y sus teatros ambulantes en el Jerez de mediados del siglo XX

Jerez, tiempos pasados Historias, curiosidades, recuerdos y anécdotas

Venían con sus carricoches, sus trastos y sus viejos decorados, montando sus funciones de teatro clásico español, o revistas musicales, en amplios solares del centro y extrarradio de la población, no faltando nunca ‘El Tenorio’ en las fechas tan señaladas de los tosantos y difuntos

A los actores del teatro ambulante, les llamaban “los cómicos de la legua”, por las muchas leguas que solían andar, para ir de un sitio para otro; o lo que es igual andando siempre por el “camino a ninguna parte”, como se tituló la magnífica película española que hace años protagonizara el genial Fernando Fernán Gómez.

Pues de esa clase de compañías ambulantes de teatro hubo muchas hasta el pasado siglo, algunas de las cuales pasaron por Jerez, con sus instalaciones de madera desmontable, que solían instalar en solares céntricos, como ocurriera en el de la plaza del Arenal, donde ahora está el edificio de los Sindicatos; en el solar de la calle José Luis Díez, donde se construyeron las primeras instalaciones de la Seguridad Social, que aún existen, y también al final de la calle Porvenir, tras cuyo solar solo quedaban las vías del ferrocarril de la inmediata estación de mercancías, atravesando las cuales llegábamos a la de viajeros.

Este último lugar era el preferido por algunos circos y, especialmente, por el Teatro Chino de Manolita Chen y otros de variedades, a los que nosotros solíamos ir a cobrar el impuesto de menores que entonces cobraba el Ayuntamiento, quedándonos siempre a ver varios números de la función. En el solar de Sindicatos, recordamos haber asistido a funciones del Teatro Lope de Rueda, así llamado en memoria del precursor del teatro español del siglo de oro, ya que este Lope de Rueda, sevillano del siglo XVI fue dramaturgo, actor y director del máximo prestigio; y también asistimos muchas veces a ver representaciones en la carpa de los hermanos Enguídanos, con cuyo director, Ramón Enguídanos, hicimos una buena amistad y tomamos algunas copas juntos. También recordamos otro teatro ambulante, donde la actriz principal era doña Nieves Barbero, señora ya mayor de gran calidad como intérprete, que hiciera el papel de doña Frasquita, en el estreno en Madrid, el año 1939, de la obra de Pemán, “Cuando las Cortes de Cádiz”, formando parte de la compañía del gran actor Jesús Tordesillas.

Estamos hablando de teatros ambulantes de mediados del pasado siglo. El teatro de los cómicos de la legua – y también de la lengua, ¿como no? - a los que tanta cultura teatral les deben los más recónditos pueblos españoles, que si alguna vez llegaban hasta ellos las funciones de nuestros clásicos, era gracias a estos locos apasionados de la antigua farsa, que viajaban en camiones y desvencijados autobuses por esos pueblos de Dios, llevando las obras de Tirso de Molina, Fernando de Rojas, Calderón de la Barca, Lope de Vega, Zorrilla, etc., representándolas con todo cariño en las plazas de los pueblos, sobre instalaciones pudiéramos decir de quita y pon, lo mismo que sus antepasados los actores españoles del siglo de oro, y hasta el XIX, habían hecho en los viejos corrales de comedias, de los que aquí en Jerez tuvimos varios, dignos de recordación.

No sabemos si estas compañías de cómicos de la legua existen todavía; si alguna recorre aún los pueblos más intrincados de la geografía española sembrando afición y cultura. Posiblemente haya alguna que lo siga haciendo. En Jerez, nos podemos llamar más que afortunados con nuestro gran coliseo Villamarta, donde el teatro, en sus múltiples géneros se nos ofrece prácticamente todo el año por buenas compañías y mejores actores. Aunque los más nostálgicos recuerden como, antaño, en estas fechas de principios de noviembre, la función clásica no era otra que el “Don Juan Tenorio”, de José Zorrilla, que tantas veces nos trajeron las más diversas compañías del mejor teatro español. Una tradición, la del Tenorio, hace años desaparecida en Jerez, lo que es más de lamentar, ahora que tenemos un hermoso y amplio teatro, felizmente recuperado tras su rehabilitación no ha mucho; pero donde parece ser que priva más lo lírico que lo dramático y que, en todo caso, el Tenorio debería tener siempre, cada temporada, su sitio preferente, reservado para función tan mítica del teatro español, propia de representarse en los primeros días de cada mes de noviembre, coincidiendo con fechas tan señaladas como “Los tosantos” y el día de “Los difuntos”.

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