Jerez Íntimo
Marco Antonio Velo
De Jerez a San Fernando: un abuelo habla con su nieto
Jerez/El viernes día 15 de septiembre fue el último día de la vendimia 2023, que desde hacía ya varias semanas estaba reducida a la entrada en los pocos lagares que seguían abiertos de pequeñas cantidades de uva, fundamentalmente para su vinificación en dulce. Desde el día 3 de agosto en que dieron comienzo los trabajos de corta y molturación han sido 31 las bodegas de elaboración inscritas en el Consejo Regulador que han procesado un total de 49,9 millones de kilos de uva para la elaboración de los vinos y vinagres de las denominaciones de origen Jerez-Xérès-Sherry, Manzanilla – Sanlúcar de Barrameda y Vinagre de Jerez. Esta cantidad supone un incremento superior al 12,3% respecto de los 44,4 millones del pasado año, si bien hay que recordar que la de 2022 fue una vendimia particularmente corta.
Nuevamente la cosecha ha estado marcada por una pluviosidad escasa a lo largo del año agrícola. Las precipitaciones en los distintos pagos de la denominación de origen se situaron en horquilla entre los 425 y los 480 litros por metro cuadrado, muy por debajo de los 600 litros de un año normal. Estas lluvias se concentraron sobre todo en los meses de diciembre y enero, si bien en junio cayeron otros 40 - 50 litros que ayudaron a aliviar la escasez hídrica del suelo.
Como es sabido, el viñedo del Marco de Jerez se asienta mayoritariamente sobre suelos albarizos, con una enorme capacidad retentiva de la humedad lo que posibilita un aprovechamiento máximo de la pluviosidad. No obstante, hay que recordar también que algunas de estas precipitaciones de junio se produjeron en forma de tormentas de granizo, sobre todo en algunos pagos de Trebujena y Lebrija, con la correspondiente incidencia negativa en la producción final en estos términos municipales del norte de la denominación de origen.
La vendimia en el Marco de Jerez se inicia siempre en los pagos del interior, que alcanzan su nivel óptimo de maduración de forma anticipada, en tanto que los viñedos cercanos a la costa suelen vendimiarse ya bien entrado el mes de septiembre. Los primeros se beneficiaron este año de un mes de julio particularmente suave.
Con la excepción de algunos días de calor acompañados de levante, en general las temperaturas en el comienzo del verano fueron relativamente suaves, con noches frescas y frecuentes rociadas nocturnas, lo que permitió que la viña desarrollara sin alteraciones su ritmo de maduración. Los pagos más tardíos, sin embargo, sí se vieron afectados por días de levante y altas temperaturas en agosto, lo que redujo en este caso la producción final.
En cuanto al estado sanitario de la uva, este ha sido en general muy alto, presentando la uva un magnífico aspecto, con un tamaño claramente superior al del año pasado y un adecuado equilibrio entre la acidez y el contenido en azúcar. La media final ha sido de 11,67 Baumé, superior también a la registrada en 2022.
El Consejo Regulador mantuvo durante todo el período de vendimia el operativo correspondiente para asegurar el control de la recolección en las más de 2.000 viñas inscritas, así como de su trasporte y molturación en las más de 30 bodegas de elaboración que se han dado de alta en esta campaña.
Como en otros ámbitos de actuación, también en este caso el Consejo ha contado con la inestimable colaboración de la Guardia Civil, especialmente en el control de los transportes de uva a los lagares y la verificación de la documentación correspondiente. Todo ello con el fin de asegurar el cumplimiento de lo establecido en la reglamentación de las denominaciones y, en última instancia, garantizar a los consumidores la autenticidad de los vinos y vinagres amparados por nuestras denominaciones.
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