Conil, de pueblo a ciudad en los meses de verano

El municipio jandeño quintuplica su población en la temporada estival La previsión de ocupación hotelera hasta septiembre es superior al 95%: lleno técnico

La imagen que presentaba la playa de la Fontanilla el pasado jueves a pesar del levante.
La imagen que presentaba la playa de la Fontanilla el pasado jueves a pesar del levante.
Manuel Ganaza Conil

16 de agosto 2016 - 01:00

El turismo nacional despega después de la crisis y este año aumenta el número de aquellos que eligen la provincia como destino para sus vacaciones. En Conil, aunque sus hosteleros dicen que la localidad jamás notó la caída en el turismo, sí que están percibiendo la recuperación en una mayor afluencia de visitantes. Nicolás Amaya, jefe de Protección Civil, define la situación: "El turismo en Conil lleva ya varios años en ascenso, la cuestión es ¿dónde está el techo para dejar de crecer?".

La concejala de Turismo del municipio, Pepa Amado, valora la situación como "excepcional". Desde el Ayuntamiento informan que desde mayo la ocupación hotelera ha sido excelente y la previsión para el mes de septiembre es de más de un 95% de ocupación, lo que se considera lleno técnico. La única queja del Ayuntamiento es que, teniendo Conil la catalogación de municipio turístico, "lo único que demandamos es que desde otras administraciones se nos ayude como tal con más aportaciones económicas", declara Pepa Amado.

Conil, con una población censada en 2015 de 22.136 habitantes, casi quintuplica su población en los meses de verano. La segunda localidad en número de plazas turísticas de la provincia ve como el verano cambia la vida de sus vecinos. La Policía Local de Conil tiene una plantilla de más de 40 agentes durante todo el año, por lo que el único refuerzo que pueden realizar en los meses de verano es incrementar los turnos y el número de horas. Según José Manuel Vallejo, jefe de la Policía Local, "los momentos clave son los fines de semana y la hora de salida de la discoteca". El dispositivo en los tramos de mayor afluencia de gente se compone de entre cinco y seis patrullas, unos 10 o 12 agentes. Para el responsable de los agentes municipales "Conil tiene unos niveles de delincuencia normales; esto no es una preocupación para nosotros" y añade que "sí que lo es garantizar el orden público".

En Conil, donde la vida nocturna es uno de sus atractivos, controlar la afluencia de público en esas horas es uno de los trabajos más importantes de la Policía Local. Para José Manuel Vallejo "un gran acierto ha sido la prohibición del botellón en 2010". Nicolás Amaya, responsable de Protección Civil, coincide también en que "esto ha llevado a la localidad a dar un salto de calidad en el tipo de visitantes". El problema es que los jóvenes trasladan el botellón a los alojamientos de alquiler turístico y ahora entre las preocupaciones de la Policía están las denuncias por ruido. Sin embargo, desde la Policía Local afirman que en el último año están remitiendo estas quejas.

Otro de los aspectos conflictivos a los que se enfrenta una población como Conil que quintuplica su población en los meses de verano es el tráfico. Son las 12:30 de la mañana de un día entre semana y, entrando en Conil desde El Colorado, a la altura del cementerio, ya empiezan las retenciones. A esta hora todo el tráfico se dirige hacia las playas y es por la noche cuando circulan más vehículos en el centro del pueblo.

Las medidas tomadas desde el ayuntamiento han sido la peatonalización del centro de la ciudad, además desde la calle San Sebastián hasta el Arco de la Villa se restringe también el tráfico desde las 21:00 horas hasta las tres de la madrugada. "Vamos adaptando y ampliando el horario de la zona peatonal siempre que nos es necesario", añade José Manuel Vallejo.

Por el día, la vida en el centro de la ciudad es más relajada y los turistas se dirigen a los más de 15 kilómetros de playas con los que cuenta el municipio. En una de las playas más populares de Conil, la de la Fontanilla, el dueño del conocido restaurante del mismo nombre, Pedro Pérez Ruiz, comenta que un año más "la temporada está siendo muy buena". "El turismo nacional se ha animado, aunque no se gasta como antes", apunta Pedro Pérez. El restaurante, con unas vistas privilegiadas de la playa, cuenta con unas 250 mesas que suele tener reservadas todos los días desde el mes de julio. Desde las 13:30 horas empiezan con las comidas y no suelen acabar hasta las cinco de la tarde. "Aunque solemos tener el comedor completo con las reservas, no cerramos la puerta a nadie y solemos triplicar todas las mesas en cada servicio", explica.

Con respecto al tipo de cliente, Pedro Pérez comenta que el gasto que se hace es muy dispar. "Lo mismo un cliente se está comiendo un bogavante que en otra mesa están compartiendo una paella para dos", afirma el hostelero, y añade que "a los dos se les trata del mismo modo, porque mi padre me enseñó que lo más importante es el cliente".

Una de los contras del verano está siendo el levante, que influye en los chiringuitos y restaurantes a pie de playa. Desde el restaurante La Fontanilla no notan el descenso del número de bañistas en las playas en su volumen de trabajo, pero los chiringuitos sí que ven decaer sus ventas los días de fuerte viento.

Los días de levante hay menos gente en la playa y la vida de los turistas se traslada al centro del pueblo, donde los bares y restaurantes notan el aumento en la afluencia de público. Uno de los más conocidos es el restaurante Blanco y Verde, especializado en una cocina tradicional con platos típicos de la zona. En este establecimiento, cuando más trabajan normalmente es en las cenas, aunque el teléfono no para de sonar para reservas y suelen tener el local lleno también en el turno de comidas.

Una buena noticia: lo más destacado por los hosteleros es la desestacionalización del turismo. Aunque la mayoría de establecimientos echan el cierre al final de la temporada estival, para algunos los meses buenos no son solo julio y agosto. José Trujillo, dueño de el restaurante Blanco y Verde, que cierra solo entre enero y febrero, comenta que "reabrimos el hotel y el restaurante a partir del día de los enamorados y los fines de semana y los puentes también trabajamos muy bien". Además, a partir de octubre comienza a llegar el turista alemán, un cliente que, según los hosteleros de la zona, es más agradecido. "Se trabaja más tranquilo porque el volumen de trabajo es menor pero se dejan más dinero", comenta Trujillo.

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