Creciendo juntos

voluntariado

La Delegación Diocesana del Movimiento Scout Católico de Jerez cumple 50 años

Relatos de la veteranía y la juventud

Lorenzo Morant, Carlos Martínez, Pablo Mena, Estrella Gómez y Roberto Gómez, juntos en el Obispado y en la sede de la Delegación jerezana.
Lorenzo Morant, Carlos Martínez, Pablo Mena, Estrella Gómez y Roberto Gómez, juntos en el Obispado y en la sede de la Delegación jerezana / Vanesa Lobo
M. Valero

21 de enero 2018 - 02:11

Jerez/La Delegación Diocesana del Movimiento Scout Católico de Jerez se aprobó el 9 de diciembre de 1968 y desde el primer momento asume como fines propios la educación integral de la persona, contribuyendo al desarrollo personal, social y espiritual del niño y del joven para formar hombres y mujeres libres y responsables, abiertos y solidarios, críticos y comprometidos con su fe y con el momento histórico que les ha tocado vivir.

Este año, la gran familia scout celebra sus 50 años en un momento dulce y con un futuro prometedor. El buen hacer de todos los que hasta ahora han puesto su granito de arena para que este movimiento no haga sino crecer día tras día tiene resultados, y hoy, en la mayoría de los 18 grupos que conforman la delegación en Jerez hay lista de espera para formar parte de una institución que cambia la vida.

"Entré el 8 de octubre de 1981. Tengo un cuaderno con todas las cosas apuntadas, cuándo pasaba de rama, las acampadas, los precios... Cuando me preguntaron una vez qué era para mí la promesa scout mi respuesta fue 'una actitud constante de servicio'. Estar atento a lo que el otro demande sin esperar recompensa", recuerda Carlos Martínez 'Carlitos', responsable de La Salle Mundo Nuevo. Echa la mirada atrás y le viene a la mente el campamento de 1983 en la 'Cueva Secreta', cuando los pioneros de su grupo iban cada tres días andando a por pan a una venta y un burro llevó la bombona y el infiernillo hasta la zona de campamento. "Cuando veo a los castores (niños de entre 6 y 8 años) me acuerdo de cuando íbamos a las reuniones e hiciéramos lo que hiciéramos te lo pasabas bien. Ahora incluso creo que los niños y jóvenes tienen más valor, porque hoy día el escultismo tiene que luchar con una gran cantidad de actividades (nuevas tecnologías). Aunque es una guerra que no es la nuestra, porque aquí venimos a formarnos, no a distraernos ni a dejar a los niños en una ludoteca", subraya Martínez.

Estrella Gómez, de 16 años, es pionero de La Salle Buen Pastor. Entró en ranger (de 12 a 14 años) y "no me arrepiento para nada, estoy súper contenta. "Nuestros educadores hacen un trabajo increíble, desde el castor más pequeño hasta el mayor de los rutas. Son nuestros responsables pero nos educan. Cuidan de nosotros, son nuestros responsables pero lo que hacen realmente es inculcar valores, el respeto a los compañeros, el compromiso. Sabemos que los sábados son un compromiso". La joven, que además prefiere no tener el móvil cerca cuando se pone la pañoleta, recuerda con especial cariño su promesa y su primera acampada, sólo una semana después de entrar en el grupo: "Me sentí súper acogida, integrada, creo que me hizo sentir que estaba en el sitio correcto".

'Carlitos' es el veterano, Estrella la juventud y Roberto Gómez el futuro. Este pequeño de 8 años es castor en San Benito y con un desparpajo que asombra reconoce que comenzó hace año y medio su aventura scout porque "quería formar parte de Dios y hacer amigos nuevos. Siendo scout puedo hacer muchas cosas y puedo ir a cualquier sitio. Quiero pasármelo bien con mi grupo y hacer actividades divertidas, porque hacemos muchas cosas divertidas. Yo animaría a los niños a apuntarse".

Lorenzo Morant, 'Chechu', es el consiliario diocesano desde el año 2000 aunque su relación con el movimiento viene de mucho tiempo atrás. "Esto es mi historia. Cuando me preguntan qué soy antes o scout o cura, siempre digo que no puedo responder. Son dos características de lo que soy. Hay un futuro muy bueno entre los jóvenes y Dios. Siempre parto una lanza por ellos y nuestro obispo lo dice muchas veces, que sólo con saber que hay tantísimos chavales que gastan sus fines de semana en educar y en ser educados es un voto de confianza y una garantía de que esto sigue hacia adelante. Y creo que el Movimiento Scout Católico (MSC) en concreto tiene una misión, que es abrir las puertas de atrás de la iglesia a los que no entran por delante. No se trata de adoctrinar en la fe, sino de contagiar una fe desde el escultismo", subraya 'Chechu'. quien añade que "no es exclusivo, puesto que tenemos chavales no bautizados en nuestros grupos y son tan bienvenidos como cualquiera y todos vamos creciendo. Yo lo tengo claro, mi labor no es sólo la fe, sino que me tengo que preocupar de que los chavales crezcan en todo, socio en fe, socio en país y socio en responsabilidad".

Pablo Mena es el actual delegado de la 'Dele'. Suma 14 años siendo scout y ahora lidera a un equipo joven, formado y comprometido que se desvive por una institución en plena madurez. "Queremos aprovechar este año como punto de inflexión y que sea una celebración para recordar los 50 años y ver hacia dónde queremos ir", declara el delegado. Mena recalca que "cada vez crecemos más -hay más de 1.500 miembros censados-. De hecho en los últimos años se han abierto dos grupos, ahora somos 18 grupos, pero nos hacen falta más porque hay demanda. Eso sí, avanzamos que ya hay proyectos para seguir creciendo".

La Delegación Diocesana ha preparado durante décadas a multitud de niños y jóvenes para la vida adulta, para el servicio a los demás, "dispuestos a dejar este mundo en mejores condiciones de las que lo encontraron". "Ciudadanos críticos y comprometidos con su realidad social, sirviendo en la política, en el sindicato, con el vecino, en el voluntariado diverso, en ONGs o en la Iglesia. Muchos de los rostros reconocibles de la sociedad, líderes en su campo, en sus profesiones o quehaceres, han salido de nuestros grupos, pasado por las manos de nuestros educadores", remarcan desde la Delegación. Precisamente, uno de estos rostros conocidos que se sigue sintiendo scout es Ángel León, el 'chef del mar'. "Tengo un recuerdo súper bonito. Estuve 8 años en La Salle, desde lobato, y fueron los primeros contactos con la naturaleza. La verdad es que creo que es una actividad muy sana que espero transmitir a mi hijo y que le llegue a gustar tanto como a mí", relata León.

Más de dos páginas harían falta para recordar y poner en valor lo que se vive dentro de un grupo. Por delante queda un año de actos que no hará sino fortalecer aún más al movimiento jerezano. Mientras, Llegado ya el momento de nuestra separación/ formemos compañeros un círculo / una cadena de amor./ Que no nos separemos, no/ de un mismo corazón nos une en apretado lazo que nunca dice adiós.

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