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De una pequeña habitación con un frigorífico en Jerez a ser referente nacional
La falta de precipitaciones y la sequía que asola el país hizo que ayer, después de cincuenta años, el Cristo de las Aguas saliera en procesión por las calles de Jerez. La imagen de este cristo yacente del siglo XV, que habitualmente se encuentra dentro de una urna en una capilla de la iglesia de San Dionisio, ha tenido especial devoción entre la gente del campo desde hace años. Sin embargo, sus salidas a la calle no han sido demasiado frecuentes. De hecho, el último gran acontecimiento de este tipo data de la década de los noventa, con aquella gran sequía que llevó incluso a realizar restricciones y cortes a ciertas horas del día. Entonces tuvieron lugar unos cultos extraordinarios, pero dentro del propio templo.
Las rogativas por la sequía han sido una común cada cierto tiempo a lo largo de la historia, por eso, auspiciados por el obispo de la Diócesis de Asidonia-Jerez, Don José Rico Pavés, el Cristo de las Aguas fue trasladado en la mañana de ayer desde San Dionisio hasta la Catedral.
Acompañado de fieles y algunos representantes de las hermandades de la zona centro y de Asaja Cádiz, la comitiva recorrió algunas calles cercanas para plantarse, en medio de gran expectación pues se trataba de una imagen histórica, en la santa Iglesia Catedral.
Llegó en torno a las once y cuarto de la mañana al templo catedralicio, donde se ofició una Eucaristía y en la que tomó parte el coro del Colegio Montaigne.
Alrededor de la una y cuarto de mediodía, el Cristo de las Aguas regresó por el mismo recorrido hasta su templo, la Iglesia de San Dionisio.
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