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El Cristo rescatado

Museo Arqueológico. Un Museo por descubrir

El alabastro inglés del siglo XV del Museo desvela una gran historia en una pieza de reducidas dimensiones, que fue salvada del rápido deterioro

Imagen de la pieza original en el Museo. / Pascual
A. C.

22 de abril 2019 - 07:39

Jerez/Cualquier tiempo del año es idóneo para visitar el Museo Arqueológico. Todas las temporadas se ven reflejadas de una u otra manera en este espacio de la plaza del Mercado. La Semana Santa no es para menos.

Es momento de acercarse, más si cabe, y profundizar en la historia del relieve de alabastro inglés del siglo XV del Museo, que es fruto de uno de los paneles ingleses que fueron realizados durante un periodo bastante definido, desde mitad del XIV a principios del XVI.

Inicialmente, estos relieves fueron creados como piezas únicas. Eran imágenes de devoción, elementos religiosos para los hogares, que adquirieron especial difusión en los medios burgueses. Las piezas realizadas en una primera época eran de gran calidad, y se consideraban objetos de lujo y de precio elevado.

“En décadas posteriores la extraordinaria demanda de estas obras por toda Europa dio lugar a una producción en serie. Pero pese a la inevitable estandarización, y debido a su condición de obra artesanal, se ha comprobado que no existen dos paneles exactamente iguales”, cuenta la conservadora del Museo, Carmen Martín.

Los centros de tallado de alabastro de mayor relevancia fueron Nottingham, Burton-on-Trent, York y Londres.

Además de los paneles individuales, los maestros alabastreros elaboraban retablos, trípticos o polípticos, formados por paneles ensamblados y realizados por lo general para las iglesias. Las escenas elegidas para los paneles provenían de los cuatro evangelios canónicos, el Libro de la Revelación, los evangelios apócrifos y la vida de los santos.

Algunas de estos relieves recuerdan más a dibujos que a esculturas, en esto se hace patente la influencia que ejercía sobre los talladores el arte gráfico (las ilustraciones de los códices).

“Los alabastros estaban policromados en mayor o menor grado. La gama de pigmentos utilizada era relativamente limitada, predominando el dorado, rojo bermellón, verde, negro. Desde sus centros de producción en Inglaterra estos relieves fueron intensivamente exportados a toda Europa, sobre todo a zonas costeras de los países del Báltico, del Mar del Norte y Países Bajos. En España son más abundantes por la zona norte y Baleares, existiendo pocos ejemplares en Andalucía”.

El relieve jerezano

El relieve de alabastro de origen inglés, que en la actualidad forma parte de los fondos del Museo Arqueológico Municipal de Jerez, procede del Asilo de San José en la calle Taxdirt, antiguo Hospital de la Sangre y Convento de Recogidas. El relieve ha estado decorando la portada de la iglesia del edificio desde principios del siglo XVIIhasta 1993 cuando, tras constatarse el grave deterioro que sufría, fue trasladado al Museo para su conservación y restauración.

Alabastro antes de la restauración.

“Esta obra presenta unas características que permiten clasificarlo dentro de un periodo comprendido entre 1420 y 1460. La composición es compleja, repleta de personajes distribuidos simétricamente y con la figura de Cristo como eje principal. Hay ausencia de decoración en los bordes, como almenados, cornisas o achaflanados. El suelo está salpicado de las características florecillas de cinco pétalos blancos muy frecuentes en estas obras”, desgrana Martín.

El tema de la resurrección es uno de los más populares durante el siglo XV, y a la vez es el que menos evoluciona de todas las representaciones del ciclo de la Pasión, repitiéndose constantemente la misma composición ya consagrada por la pintura desde épocas anteriores. La escena representa una imagen basada en la tradición del evangelio de San Mateo (Mt 28,4).

Los centinelas sólo son mencionados por este evangelista. Jesucristo es representado de forma triunfante, con la mano izquierda sujetando el estandarte con la cruz de la resurrección y con la derecha realizando el gesto de bendecir. Sale del sepulcro abierto, inclinándose oblicuamente y adelantando la pierna derecha, con la que pisa el hombro de uno de los soldados que duerme.

Los soldados representados a ambos lados de Cristo muestran su asombro. Uno de ellos intenta desenvainar la espada. “Están vestidos de forma anacrónica, no acorde con el momento histórico cuando ocurren los hechos. La sepultura tipo sarcófago, tampoco se corresponde con los hipogeos del siglo I, constituidos por una cámara excavada en la roca o aprovechando una cueva natural, con una apertura de entrada tapada por una losa”.

Los ángeles están representados a ambos lados de Cristo en la zona superior saliendo de dos nubes con apariencia de tribunas, muy usuales en las representaciones teatrales de los misterios medievales. Los rostros de los soldados tienen una apariencia grotesca, mientras el de Cristo, mucho mejor trabajado, aparece sereno y lleno de dignidad. Mediante este convencionalismo los artesanos del alabastro hacían resaltar la naturaleza vil de los verdugos.

“Conforme iba avanzando el proceso de restauración fueron apareciendo interesantes detalles de la policromía que estaban ocultos como las florecitas que decoraban el suelo verdoso. Las muestras analizadas han confirmado la presencia de oro, no visible a simple vista, en la aureola de Jesús, también la del rojo óxido de plomo (minio) en los fondos superiores, concretamente las nubes donde están asomados los ángeles. Son abundantes el blanco de plomo y el bermellón”.

Alabastro restaurado.

Como ya se ha comentado, el traslado de este alabastro al Museo Arqueológico de nuestra ciudad tuvo como objetivo principal el del salvaguardar la obra de un progresivo y lento deterioro debido a su exposición a los agentes atmosféricos. “El alabastro –explica la conservadora– es un material blando que se erosiona fácilmente, se disuelve con la acción del agua y que además puede sufrir, al estar en la calle, un deterioro rápido por la acción humana. Se detectaron en la pieza golpes y arañazos, tanto antiguos como recientes y una gruesa costra formada por la acumulación en la superficie de partículas contaminantes”.

“Por otro lado –añade–, paradójicamente y de forma indirecta, esta ubicación inapropiada, para una obra de reducidas dimensiones y material delicado, ha posibilitado su conservación para la ciudad, ya que durante casi cuatro siglos ha formado parte del inmueble. De no haber sido así la pieza, muy codiciada por anticuarios y coleccionistas, habría terminado probablemente desapareciendo para formar parte de alguna colección privada".

Teniendo en cuenta el estado de degradación de la obra y el riesgo que corría su integridad, la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Jerez tomó la decisión de proceder a su retirada, para ser restaurada y posteriormente expuesta en el Museo Arqueológico de la ciudad. Una copia de la pieza, colocada en su lugar en la fachada, vendría a restituir visual y materialmente el aspecto original del edificio. Ésta es una forma legítima y cada vez más usual de proteger los bienes culturales que, por su propia naturaleza o por el medio hostil en el que están, corren peligro de ser destruidos para siempre.

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