Cuarenta años a tocateja

Comercio

Las propietarias de la popular mercería ‘Tocateja’ de la calle Honda se jubilan después de más de cuatro décadas tras el mostrador

La tienda tendrá su continuidad desde julio en otras manos expertas

Loli y Caty Chacón Benítez, tras el mostrador de 'Tocateja'.
Loli y Caty Chacón Benítez, tras el mostrador de 'Tocateja'. / Vanesa Lobo
A. Cala

12 de junio 2019 - 05:40

Jerez/Tras más de 40 años detrás del mostrador de ‘Tocateja’, las hermanas Caty y Loli Chacón Benítez dan el salto y se jubilan. “Sí, así es. La verdad es que lo hemos ido alargando, no teníamos mucha prisa, pero hemos llegado a la edad y ya es momento de disfrutar un poquito”, dicen sonrientes. Este verano estarán de un lado para otro, en Sanlúcar, Costa Ballena, Jerez... Y cuando llegue septiembre, “pues me apuntaré a pilates, estaré con mis nietos... No creo que esto suponga un trauma. Mi hermana está más contenta que yo todavía”, ríe Caty. “Sí, porque en mi casa no me voy a aburrir. Me gusta hacer muchas cositas de labores, tengo dos nietas y quiero estar libre para dedicarme a ello”, confiesa Loli.

Una decisión que se plantearon en Semana Santa, pero temían que hubiera que liquidar la mercancía, desechar otra parte, adaptar el local y que además el negocio no tuviera continuidad, pero sí la tendrá ahora en un experto mercero a partir del 1 de julio, que lo mantendrá tal cual.

Una institución en el mundo de la mercería que ha tenido y tiene miles de feligreses, venidos incluso desde fuera de España. “El Pontejos de Jerez”, le dicen en Madrid, por la clásica tienda de la capital de artículos y materiales para mercería y manualidades. “Y la verdad es que tenemos fama de tener cosas que no tienen en otros sitios, y lo dice la propia gente: si no lo hay aquí, no lo hay en otro lado. Y también nos dicen que damos muchas ideas, asesoramos. Y es que el trato directo con el cliente es muy importante. La gente se va encantada”.

Cuatro décadas enamoradas de su negocio, siempre con una sonrisa, con amabilidad. “Además, somos vecinas, veraneamos juntas, hemos criado a nuestros hijos entre las dos y hemos estado perfectamente coordinadas para poder llevarlo adelante”.

Negocio que se inició en manos de unas señoras que montaron una tienda de juguetes didácticos, pasamanería, botones caros..., entre otros artículos selectos, en el que sólo entraba el ‘señorío’ jerezano. Ellas fueron las que decidieron el nombre de ‘Tocateja’, en un tiempo en que era habitual “dejar apuntado” al cliente lo que compraba. Loli y Caty empezaron a trabajar con ellas y al poco las dos hermanas se quedaron con la tienda, que fue creciendo en material y espacio con los años.

Estanterías cargadas de productos de todo tipo, preciosos muebles de madera llenos de botones, lazos, bobinas, flecos, bordados... “Mantener un negocio cuarenta años es complicado. Hemos tenido épocas buenas y bajas, pero no nos podemos quejar”. Cuarenta años para cuarenta mil anécdotas: inundaciones, alguna que otra petición extraña de clientes... Y ríen cuando las recuerdan.

“Es que la verdad que aquí sólo hemos vendido para cosas buenas, las cosas buenas que además nos cuenta la gente: bodas, comuniones, bautizos, Feria, Semana Santa.... Nos apasiona nuestro trabajo, siempre hemos estado innovando, con novedades que se nos antojaban y que ofrecíamos. A veces éramos las últimas de la calle en irnos porque también es un negocio muy trabajoso, con muchos detallitos. Aquí hay miles de artículos".

"Se nos pasaba -añaden- el tiempo sin darnos cuenta. Hemos sido muy felices aquí, ha sido un trabajo muy gratificante, aunque quizás nos daba coraje venir algún día de verano por el calor o en invierno por el frío, pero sólo eso. Además, cuando venimos juntas lo hacemos la mar de contentas. Y siempre tenemos temas de conversación. Ya nos decía mi madre que no parábamos de charlar”. Se felicitan por su salud de hierro, que les ha permitido cumplir con su seriedad, responsabilidad y formalidad de cara al negocio. “¡Dale salud a este autónomo!”, dicen, “y es que no hemos faltado ni un día, gracias a Dios. Estamos inmunizadas aquí. Sólo hemos cerrado una tarde en cuarenta años para una fiesta pijama (ríen)”.

Les gusta vender, ordenar cada detalle de la tienda, entregarse a ella, en definitiva, y sobre todo, ponerle cariño al trato al cliente, les sale de dentro. “Hemos tenido una clientela buenísima, algunos son amigos. Ya estamos comunicando a todo el mundo que nos vamos. Por suerte, ahora la gente joven está volviendo a la costura y al corte, y las redes sociales dan también muchas ideas y aquí hacemos de todo: cinturones, forramos botones, plisados, tenemos florista, bordadora, modista..., que dice que se va a la par que nosotras".

“Nos dicen que esto no va a ser lo mismo cuando nos vayamos, pero esto es lo que toca ya, jubilarse. No sé cuando salgamos por la puerta el día 29 de junio qué sentiremos, pero tenemos ganas ya de un poco de libertad (ríen). Tenemos mucha ilusión en esta nueva etapa. Ya hemos cumplido”.

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