¡Cumplimos 30 años!
Nunca se me dio bien hacer las cuentas de los años y los cursos, de si cumplir quería decir que acababa o empezaba el año, de cuánto va desde una fecha a otra, especialmente si hablamos de los años escolares. Pero lo cierto, sin duda alguna que los he contado uno a uno, es que hemos estado durante treinta años completos en estas páginas de Diario de Jerez, hablando de lectura y de literatura infantil y juvenil.
Al empezar el curso 1988-1989, este Diario se plantea la publicación de suplementos. El martes lo asigna a Educación y el periodista Javier Domínguez, que lo coordinó el primer año, piensa que está bien dedicar un espacio a libros infantiles: fotografían libros, copian sus sinopsis y con ello se hace media página. La otra media, pasa a ser un "Tablón de anuncios" con las actividades del CEP (Centro de Profesorado), que lleva a Domínguez a esta institución para recabar la información correspondiente. Y es allí donde Agustín García Lázaro, Coordinador entonces del CEP, le sugiere la idea de que nos hagamos cargo de la parte de "los libros". Y así, el 22 de noviembre de 1988 aparece la primera colaboración con mi firma. O sea, que si el curso 1988-1989 fue el primer año del suplemento de Educación, este curso 1917-1918 ha sido el trigésimo año que se ha publicado, de ahí nuestra celebración de número redondo.
En Andalucía solo el Diario de Córdoba tiene un suplemento de educación con más años que el nuestro, 32 ha cumplido, aunque lo cierto es que ha cambiado en varias ocasiones de nombre (se le conoció como "El Cordobilla"), ha ido integrado o como separata, y sus secciones igualmente han ido cambiando. Desde aquí nuestro reconocimiento y aplauso.
También el nuestro ha tenido sus cambios en número de páginas y secciones (aunque siempre el mismo nombre y su presencia en martes). Pero algo ha sido constante: treinta años de literatura infantil y juvenil y lectura.
La reseña de libros recomendados ha sido lo más constante, más de cien títulos reseñados el primer año, más de dos mil en todo este tiempo. Se me antoja pensar que en su día un padre leyó en nuestras páginas la recomendación de un libro que compró para su hija, la que hoy siendo madre ha conseguido uno de nuestro títulos para su hijo. O en esa maestra que consiguió que el colegio comprara un lote de un título que recomendamos y que, viejos del uso, siguen en algún rincón del cole, menos uno que se quedó aquel alumno que lo disfrutó tanto que se resistió a devolverlo y hoy, ya maestro y ejerciendo, lo ha recuperado para su biblioteca de clase y alguno de sus alumnos y alumnas lo disfruta.
Y es que han pasado mucho tiempo y muchas cosas. Cuando empezamos, había aún que reivindicar la Literatura Infantil y Juvenil como algo que existía, ya que no era suficientemente visible. Hoy factura como un importante producto de mercado, tiene librerías especializadas y salas propias de bibliotecas y ocupa una parte de las estanterías de libros que hay en cada casa (y montones de reconocidos autores de libros para adultos se dan tortas por publicar algún "cuento").
El libro como tal se ha mantenido en su concepto y forma, pero también ha evolucionado en otros formatos rompiendo la apariencia rectangular, desplegándose con todo lujo de ilustración en los álbumes ilustrados, presentando tres dimensiones con los pop-up (desplegables, lengüetas, ruedas, troquelados,…), se han ofrecido con contenido fosforescente para leer en la oscuridad, con pegatinas para completarlos, con marionetas para representar la historia,… Han aparecido muchas nuevas editoriales y ha habido que despedir a algunas.
Sin embargo no podemos estar tan contentos de su evolución en los colegios e institutos. Si bien hubo un "boom" de novela juvenil en las prescripciones de los centros de Enseñanza Media con un gran despliegue de actividades y presencia de autores en los centros, la política educativa ha relegado esta actividad y se está encasillando la idea de leer un título por trimestre y hacer un examen del libro leído. En los colegios, un abandono de la administración para con los fondos bibliotecarios y una marcha atrás en el interés por la lectura, que fuera tema estrella, en pro de una educación tecnificada y burocratizada, pone cada vez más dificultad a celebrar el libro y la lectura placentera.
Habría mucho que agradecer en este cumpleaños. Empezando por los lectores y las lectoras de estas páginas que tantas veces nos han hecho llegar comentarios sobre las mismas, por los autores (al texto y a la ilustración) que han producido tan maravillosos libros que hemos disfrutado y recomendado con toda garantía de satisfacción y calidad, a las editoriales que han arriesgado con publicaciones novedosas y que en muchos casos nos han hecho llegar sus novedades (especialmente a Anaya, Edelvives, Kalandraka, Algar, Everest, Bruño, Barbara Fiore y Thule), a los y las colegas que ha seguido y participado en esta página, a quienes nos han concedido algún premio o reconocimiento, a los bibliotecarios y libreros de Jerez que siempre que se les ha pedido han colaborado satisfactoriamente,… Y también a redactores y montadores de este Diario y a su Dirección, en las distintas personas que la han ocupado, que siempre han apoyado esta página.
A todos y a todas mi más sincera gratitud.
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