Curiosidades bodegueras de finales del siglo XIX (y IV)

Jerez, tiempos pasadosHistorias, curiosidades, recuerdos y anécdotas

Una vista antigua de las bodegas Marqués de Misa. (ARCHIVO de J.L. Jiménez)CZ de J.M. Rivero, la marca más famosa del siglo XIX, y las bodegas Marqués de Misa, las más grandes de la ciudad, con más de 50.000 metros cuadrados de superficie, un verdadero pueblo industrial, con 17 bodegas y la riqueza de un gran soleraje almacenado en ellas.

Curiosidades bodegueras de finales del siglo XIX (y IV)
Curiosidades bodegueras de finales del siglo XIX (y IV)

16 de marzo 2010 - 01:00

FINALIZAMOS hoy este breve serial de curiosidades de bodegas que existieron a finales del siglo XIX, y que aún deberán de seguir existiendo, pero a otros nombres, todas ellas, puesto que son firmas mercantiles que desaparecieron para siempre del panorama bodeguero jerezano.

Una marca registrada de mucho prestigio era, en dichas fechas, CZ de la firma J. M. Rivero - o lo que es lo mismo, Joaquín María Rivero -, una casa que honraba al comercio vinatero porque contaba con un inmenso caudal de vinos viejos; diciéndose que era la casa más antigua de todas, con documentos que atestiguaban que hizo su primer negocio en 1695; aunque oficialmente se daba su fundación hacia el año 1750; pero según el historiador Miguel de Bustamante y Pina, tenía copiadores de cartas fechados en 1734, una carta del año 1728 y otros documentos relativos a compra de viñas y de uvas con fecha del año 1717.

Varias veces se modificó la razón social de esta bodega, aunque siempre formando parte de ella individuos de la familia Rivero y conservando la marca CZ - Cabeza Zarco - además de otras igual de célebres, como Montana, Caveza (con v) 1770, Tixera 1783, Trafalgar 1805, Pedro Ximenez del Carnero, Moscatel Menudo, Pajarete Menchaca y fino Viña del barco, etc…

Estas bodegas estaban establecidas a finales del XIX en las calles Antona de Dios, Valientes, Clavel y Roa la Bota, ocupando una gran superficie con sus instalaciones. Eran proveedores de las reales casas de España y Portugal y en la Exposición de Burdeos les fue concedido diploma de honor por acuerdo unánime del jurado.

Julián Pemartín, inteligente viticultor, que disponía de cuantiosas riquezas, en los tiempos en que el viñedo jerezano alcanzó su mayor apogeo, no contento con almacenar productos de otras viñas, plantó la renombrada del 'Cerro de Santiago' que llegó a rendir productos de los más exquisitos y que fue visitada por los infantes duques de Montpensier, que hicieron los más cálidos elogios de la misma.

Contando con tan valiosos y básicos elementos y un prestigio ya adquirido en el mundo de los negocios, se fundaría la casa bodeguera, llamada en principio José Pemartín y Cª, que luego pasaría a llamarse J. P. Pemartín, con representantes y agentes en Londres, París, Nueva York, Dublín, Liverpool, Berlín, Hamburgo, Viena y otros importantes centros comerciales de Europa y América. Las bodegas estaban situadas en el lugar conocido por Huerta Pintada, cercano a la estación del ferrocarril. Sus selectos vinos también obtuvieron gran diploma de honor en la Exposición de Burdeos de 1895.

La marca de José Fuentes Parrilla, muy reconocida en toda la península, pasaría a su fallecimiento a girar a nombre de la Viuda e Hijos; con bodegas en las calles Méndez Núñez, Argüelles y Madre de Dios, contando con un departamento de embotellado que se consideraba modélico en su clase.

Otras numerosas bodegas, ya desaparecidas, dieron prestigio al vino de Jerez, en el siglo XIX, y entre ellas citemos los nombres de Damián de Goñi, Granados y Mateos, Hijos de B. Vergara, José Romero P. Gil, Juan José López de la Riva, J. Reyes y Cª, Manuel Jurado, Marqués de Casa Pavón, Molina Hermanos, Molina y Cª, Pedro Simó, Ramón Díaz Hermanos, Romero y C!ª, Viuda de Rafael Romero y otras muchas. Existiendo entre ellas, como muy antiguas y acreditadas, las firmas Garvey, Sánchez-Romate Hnos.y Williams Humbert y Cª, que han llegado hasta nuestros días, si bien después de pasar por manos de varios propietarios.

Pero, sobre todas, destacaba por su fama la bodega de Manuel Misa, fundada por el marqués de Misa, conde de Bayona, senador del reino y presidente de la Cámara de Comercio Española, en Londres; generoso donante del palacio que ocupaba la embajada de nuestro país en la Gran Bretaña. Decía Bustamante y Pina que no podía dar idea "ninguna descripción del grandioso aspecto que reviste la fuente de tan legítimas prosperidades, el núcleo de este tráfico vinatero, que es una maravilla de riquezas distribuidas pródigamente en edificios, máquinas, raudales de vinos de todas las edades y de todos los tipos, envases, talleres, depósitos, oficinas, medios de locomoción, empresas industriales, y una variedad infinita de aplicaciones y productos que dan empleo a una legión innúmera de trabajadores, encargados de atender al considerable movimiento de exportación de vinos, a la producción del famoso Brandy Español, rival digno del Cognac más afamado, de aguardientes vínicos que transformados después en licores de distintas marcas, han conquistado en los mercados todos, un singular predominio; y de tanta manufactura y operaciones tan delicadas como exige la crianza y preparación de nuestros vinos"…

Y sintiéndose poeta, el historiador añadía: "Bajo las amplias naves de las inconmensurables bodegas del Excmo. Sr. Marqués de Misa, parece que flota la Musa de Anacreonte, regocijada al saturarse con el deleitoso aroma de los viejos solerajes que constituyen el tesoro encerrado en aquél vasto recinto".

Por lo visto las bodegas de Misa eran, en aquel preciso momento, junto con González Byass y Domecq, las más importantes de Jerez, y así lo destacaba el historiador que comentamos. Además de considerarlas, por su extensión, las más grandes, pues decían que ocupaban "una barriada, cuyas calles y edificios están todos circundados por un muro y tienen una extensión superficial de más de 50.000 metros cuadrados, y aunque este dato por si solo es bastante para denotar que se trata de una explotación de primer orden, falta todavía considerar que mucho infinitamente más que los edificios, vale la riqueza que en ellos se guarda, sin contar con la pipería, motores, aparatos y cuanto entra como industria secundaria y auxiliar del negocio vinatero…: 17 bodegas, trabajadero, alambique, patios y cuanto forma la interminable sucesión de dependencias de aquél pueblo industrial".

Estas bodegas fueron visitadas, en 1882, por el rey Alfonso XII, acompañado de la reina María Cristina, su hija la princesa doña Eulalia, del duque de Montpensier, su hijo el infante don Antonio y los ministros de Estado, de Marina y otros altos funcionarios de la corte española. Más tarde serían visitadas por las infantas doña Isabel y doña Paz y el 17 de abril del mismo año 1882, por un congreso médico internacional. El presidente del consejo de administración de la empresa, marqués de Misa y conde de Bayona, había nacido en Bayona, provincia de Pontevedra, el 17 de mayo de 1815, doctorándose en Derecho en 1840, y abrazando la carrera de marino. En Inglaterra comenzaría su vida de empresario, consiguiendo los cimientos de su inmensa fortuna y la fama de ser una de las más grandes figuras de la industria europea.

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