Después de más de ochenta años, el Gallo Azul continúa siendo un referente turístico en la ciudad

Redacción

03 de noviembre 2010 - 09:09

El Gallo Azul se ha convertido en un referente indiscutible de la ciudad. Con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929, la familia Domecq encargó al prestigioso arquitecto sevillano Aníbal González la creación de un edificio que serviría para embellecer el cruce entre las céntricas calle Larga y la calle Santa María.

Las obras comenzaron en 1927 y un año más tarde, los jerezanos ya disfrutaron de este elegante edificio en el casco histórico de la ciudad.

La singularidad de este ‘monumento’ parte de su planta casi circular, una estructura que sorprende al recorrer la calle Larga a propios y extraños. En el piso inferior se encuentra una galería abierta con columnas jónicas de mármol blanco que llega hasta la primera planta, donde hay una amplia terraza.

Con una estudiada composición de fachada realizada en ladrillo visto, remata el edificio un gran azulejo semicircular flanqueado por dos jarras de azucenas.

A pasado el tiempo y aunque en este cruce de calles la estampa ha cambiado, lo cierto es que el Gallo Azul mantiene la esencia con la que se creó. Sin dudas, es el objetivo de los turistas que llegan a la ciudad en busca de imágenes singulares y punto de encuentro de las familias jerezanas que disfrutan en la terraza en plena calle de la cocina tradicional.

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