Día de naturaleza en la finca de 'El Marrufo'
Medio Ambiente
La Compañía de María gana el segundo certamen de la Fundación Jaime González-Gordon 20 alumnos pudieron disfrutar de una jornada en la sierra jerezana
Esta vez es el turno para los alumnos de 1º de educación secundaria. El colegio de La Compañía de María ha ganado este año, por segunda vez, el certamen que realiza la Fundacion Jaime González-Gordón. "Gracias al Plan Medioambiental que dirigimos tenemos materia en el colegio para realizar estos proyectos y la aprovechamos" asegura la directora Elena Aguilar. Y así se lo ha reconocido la Fundación. Tras su visita el pasado año al Coto de Doñana, esta vez el premio fue una excursión a la finca de 'El Marrufo'.
Dentro del Parque Natural de los Alcornocales, entre el Puerto de Gáliz, La Sauceda y Jimena de la Frontera, se encuentra esta finca rodeada de un paraje espectacular donde veinte niños, de entre 12 y 14 años, junto a los profesores del colegio y el sacerdote del mismo, pudieron disfrutar el pasado jueves de un día completo lleno de actividades centradas en el medioambiente. Como parte de la asignatura de Conocimiento del Medio, cerca de 80 niños realizaron durante todo el curso escolar pasado un seguimiento del crecimiento y evolución de los árboles plantados en el jardín de La Compañía. El ejercicio teórico-práctico aparte de enriquecedor finalizó con un trabajo individual de los alumnos. Los seleccionados para disfrutar del premio realizaron además la exposición de los mismos a los alumnos más pequeños del colegio.
Carlos Martínez, profesor de tecnología, añadió que "los niños aprenden algo a lo que no están acostumbrados. Saben distinguir la hierba, los árboles en sus diferentes ciclos y se entusiasman por ello". Después de un viaje entre canciones en el autobús, los alumnos y profesores llegaron a la finca donde comenzaron la jornada con una misa oficiada por Francisco Párraga en una capilla que forma parte de la casa. Uno de los alumnos, Luis, colaboró como monaguillo, mientras que el resto cantaron acompañados de las fotocopias y fueron saliendo a recitar las oraciones. Un buen comienzo para el que fue un día único entre naturaleza apartado de cualquier conexión con el mundo exterior.
Antes de que los niños prosiguiesen con las actividades programadas, la familia González-Gordón tenía preparado en el patio trasero un aperitivo muy agradable donde los chavales, entre risas, lucharon contra las avispas. Como recuerdo y por segundo año, el presidente de la Fundación, Jaime González-Gordon, quiso enmarcar el día con una fotografía de todos los presentes. "Vamos a buscar un sitio bonito antes de almorzar. Tengo estudiado que el momento perfecto para hacer las fotos es después del aperitivo", contaba Jaime entre risas. Contentos y con la barriga medio llena, todos disfrutaron de la comida en el interior de la casa en lo que era un antiguo granero. El suelo de madera y el techo de vigas formó parte del recorrido por la historia de un cortijo que lleva con la familia desde hace años.
El presidente fue el encargado de dirigir a los niños a la siguiente actividad tras contarles la ilusión que tenían por realizar esta jornada. "Mi mujer y yo somos un matrimonio sin hijos al cual nos gustan dos cosas: la religión y la naturaleza. La Fundación quiere acercaros a todos nuestras pasiones y el trabajo que habéis realizado con los árboles ha sido el mejor". El día estuvo cargado de naturaleza. Los chavales se pusieron manos a la obra para sembrar unos árboles y se entretuvieron regando por ejemplo el castaño o el nogal con Tío Pepe y agua. La velada acabó con la intención de contemplar a los ciervos berrear en su hábitat natural. Entre montañas y en una nave, la espera en silencio y con alguna mosca que propiciaba la risa, consiguieron que los niños se llevasen a su casa la imagen de una cierva, un cochino y un muflón. Con esta actividad se despidieron de la sierra, contentos, entre berreos y con un regalo de la fundación.
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