Don Álvaro Domecq: una década de su monumento ecuestre
Tribuna libre
Fue el día primero del mes de mayo de 2007 cuando quedó inaugurado el monumento en bronce, obra de Nicolás Domecq Ybarra, que perpetúa la memoria de don Álvaro Domecq y Díez, quien fuera en vida bodeguero, ganadero, conferenciante, e incluso autor de varias publicaciones: ‘El toro bravo’, ‘Mi vereda a galope’ y ‘El rejoneo’ (éste último una colección de sus artículos sobre un tema que dominó como pocos y que fueron publicados en ABC), así como protagonista del Pregón Taurino de Sevilla en 1984 publicado por la Real Maestranza de Caballería. Pero Álvaro Domecq y Díez fue sobre todo rejoneador, posiblemente el más famoso rejoneador de su época. Ante este inmediato primero de mayo en que se cumple una década del acontecimiento, bueno será recordar el antes, el entonces y el después de que la figura de don Álvaro quedara inmortalizada para la posteridad en la avenida que luce su propio nombre.
En el apartado antes desearía citar a la persona que supo llevar las riendas de la organización para poner en pie un proyecto de tamaña magnitud y que, unas veces al trote, otras a galope y siempre con la elegancia del paso español, supo rodearse del equipo idóneo para llevar a cabo dicha realización. Esa persona fue y felizmente continúa siendo –quiera Dios que por muchos años-, Manuel Caballero Gordillo. Con él trabajamos codo con codo desde el primer momento y, tras la configuración del comité correspondiente se llevó a cabo una cena de gala pro-monumento a la que asistieron más de 600 comensales, celebrada en los jardines de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre el 23 de junio de 2006 con las extraordinarias intervenciones artísticas de dos maestros del arte flamenco: José Mercé para el cante y Manuel Moreno Junquera ‘Moraíto’ (q.e.p.d.) para la guitarra. Así mismo mostraron su conocimiento y dominio en el arte ecuestre Rafael Soto y otros jinetes de la Real Escuela. Así, muy a grandes trazos, concluye el antes o primer capítulo.
El entonces consistió en el descubrimiento del propio monumento, lo que aconteció en el transcurso de un encuentro social cargado de emoción, seguido por cientos de personas –algunas desplazadas desde México y Portugal-, deseosas de presenciar la figura en bronce de Álvaro Domecq y Díez vestido de corto, montando a ‘Espléndida’, la yegua que tantos triunfos le proporcionó en los ruedos y que llegó incluso a salvarle la vida en Palma de Mallorca. Los hijos del patriarca al que se homenajeaba, Fabiola y Álvaro, presidieron tan emotivo acto. Ese mismo día, por la tarde, en la Plaza de Toros de El Puerto de Santa María se celebraba un Festival Taurino Homenaje al Excmo. Señor don Álvaro Domecq y Díez con la participación de los rejoneadores Álvaro, Luis y Antonio Domecq y los matadores José María Manzanares, Enrique Ponce, Juan José Padilla, Julián López ‘El Juli’ y Manuel Jesús ‘El Cid’, lidiándose novillos-toros de las ganaderías: Juan Pedro Domecq-Torrestrella, Zalduendo-don Salvador Domecq, Martelilla-Jandilla, don Santiago Domecq y Marqués de Domecq, de cuyo resultado la edición de Diario de Jerez del 2 de mayo destacaba: “Un llenazo digno de agosto. En los tendidos, políticos, ganaderos, toreros, cantaores, empresarios. Una plaza de solera, una excelente organización y un público rebosando los tendidos. Excepcional prólogo tras el paseíllo con tres enganches a la calesera evolucionando por el ruedo, con jóvenes ataviadas con el clásico traje de flamenca”. El entonces o segundo capítulo, queda aquí abreviado al máximo en su reseña.
El después –tercer capítulo y un apresurado final-, consistió en la presentación del libro ‘Jerez por don Álvaro’, un magnífico ejemplar en el que se condensa todo el trabajo realizado por el comité ejecutivo desde el instante mismo en que quienes lo configuramos echamos a andar, -José Mercé, Juan José Padilla, Rafael Soto, José Luis Delgado, María del Carmen Gómez, Javier Bocanegra, Francisco Gómez y quien les comenta, presidido como queda reflejado por Manuel Caballero Gordillo-, hasta el momento en que éste quedara convertido en Asociación Pro-monumento Ecuestre a don Álvaro Domecq y Díez, con el decidido propósito de repartir entre distintos colectivos humanitarios de la ciudad, la cantidad resultante de los actos organizados –cena de gala y festival taurino- tras haber hecho efectivo todo lo concerniente a la erección del monumento. Las instituciones benéficas fueron: Asociación Socio-cultural ‘Santa María del Camino’, Junta Local de la Asociación Española contra el Cáncer, Asociación Obispo Rafael Bellido Caro, Cáritas Diocesana de Jerez, Comedor El Salvador, Hermanas de la Cruz, de Jerez y parroquias de San Miguel y Nuestra Señora del Rocío. El acto de presentación del ejemplar ‘Jerez por don Álvaro’ tuvo por escenario las instalaciones del Hotel Jerez.
De manera constreñida –como he referido en varios momentos-, he pretendido plasmar cómo se hizo todo, cómo conseguimos llegar a la culminación de un tan merecido homenaje a fin de que éste pudiera honrar por siempre la memoria de don Álvaro Domecq y Díez. Así se hizo, con el inmenso agradecimiento a cuantas personas brindaron su respaldo y su entusiasmo para la realización de un monumento que desde el 1 de mayo de 2007 y por siempre, habrá de perpetuar la memoria de quien fue alcalde de Jerez, Hijo Predilecto de su ciudad, adoptivo de Paterna de Rivera y Perpetuo de Medina Sidonia entre otros muchos y merecidos nombramientos y de quien, el día primero de julio próximo se habrían cumplido cien años de su nacimiento.
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