El viaje a Ecuador de un médico jerezano para formar a sanitarios en cuidados paliativos

El doctor Víctor Rivas participa en el programa 'Vida Plena', un proyecto de cooperación internacional de la ONG Paliativos Sin Fronteras y la Fundación Alli Causai

El objetivo del viaje ha sido formar a sanitarios en su especialidad, aunque también ha visitado a pacientes en domicilios, ha ido a escuelas, a un orfanato y a parroquias

“Si pillamos a tiempo el cáncer de colon hay un 90% de curación”

El doctor de Jerez, Víctor Rivas, junto a sus compañeros sanitarios en Ecuador, Fernando Carmona, Pepa Carranza y Sara Barrios.
El doctor de Jerez, Víctor Rivas, junto a sus compañeros sanitarios en Ecuador, Fernando Carmona, Pepa Carranza y Sara Barrios.
M. Valero

09 de junio 2024 - 05:00

Pensar en cuidados paliativos en un pequeño pueblo de montaña de Ecuador es casi imaginar la nada. Y sin saber muy bien qué se iba a encontrar al otro lado del charco, pero con la esperanza de poner su granito de arena en mejorar la calidad de vida de las personas, el médico del Hospital de Jerez Víctor Rivas se ha lanzado en la ayuda comunitaria de la mano de la ONG Paliativos Sin Fronteras.

Hablar con el doctor Rivas es siempre llenarse de ganas de vivir. A diario se enfrenta a los escenarios más duros, puesto que acompaña a los pacientes en el final de la vida. Pero como él subraya, "nuestra labor va mucho más allá de dar morfina a los pies de la cama". Siempre buscando el bienestar de las personas, quitarles el dolor y que vean que ante este final es importante darle valor a la vida, cogió su mochila y se fue a Ecuador durante 21 días.

Se pasó las once horas de avión escribiendo. Su principal función iba a ser la de formar a sanitarios en cuidados paliativos, aunque la realidad es que el doctor Rivas hizo mucho más. Llevó esperanza. Junto al doctor Fernando Carmona, de Paliativos del Hospital de Cádiz, Pepa Carranza, enfermera y profesora de Universidad de Cádiz, y la doctora Sara Barrios, de Barcelona, formó un maravilloso equipo de trabajo y de solidaridad.

El doctor Rivas durante una de las sesiones de formación a sanitarios.
El doctor Rivas durante una de las sesiones de formación a sanitarios.

La solidaridad es la apuesta por el bien común

Este proyecto de cooperación nace de la ONG Paliativos Sin Fronteras, una organización española que colabora con la Fundación Alli Causai en Ambato (Ecuador). "Lo que hemos hecho en Ecuador es formar a profesionales para sean el núcleo de formación para siguientes profesionales y crear redes. Una de las cosas que más me gusta de esta ONG es uno de sus lemas y hace referencia a Juan Pablo II, cuando habla que la solidaridad no es un sentimiento superficial, sino la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común", subraya Rivas.

Y con ese firme propósito del bien común, el doctor y sus compañeros han dado cursos a profesionales sanitarios de todas las categorías (médicos, enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales...), así como han ofrecido conferencias en hospitales y universidades, "teniendo una gran acogida y con gran sensación de utilidad en lo que estábamos haciendo".

La acción docente se centró en la región de la sierra de Ecuador, zona que se sitúa a una latitud entre los 1.800 y 6.310 metros sobre el nivel de mar, caracterizada por sus elevadas montañas, elevados volcanes y nevados. "La realidad de la población es que están en vías de desarrollo, hay un gran desequilibrio con un 80% de población en la pobreza y pobreza extrema. Donde sobre todo se ve muy afectada la parte rural, con un 40% que no tiene ni agua, ni luz... Y es una de las partes que hemos conocido", relata el doctor. La labor del equipo fue formar a cuantas más personas mejor, así que fueron desde el más alto nivel hasta los pies de una cama de una aldea.

Sólo un 4% de la población que requiere cuidados paliativos recibe la atención

"Siempre me he quejado de que en España un 50% de la población que necesita cuidados paliativos accede a la atención. En nuestra área sanitaria tenemos la suerte de contar hasta con una unidad domiciliaria, pero hay muchos puntos de nuestro país que no la tienen. En Ecuador recibe cuidados paliativos sólo el 4% de la población que precisa esta atención, por lo que el resto hace lo que puede en sus casas y hospitales", cuenta el médico.

Y ante esta dramática situación se refuerzan otros valores como la fe y la familia, y proyectos como 'Vida plena' de la Fundación Alli Causai, que dirige el doctor Carlos Rojas: "Vivíamos todos con él, de hecho, era quien nos hacía a diario las comidas y nos acogió de una forma increíble".

El doctor Rivas ha estado 21 días allí, pero el proyecto abarca de abril a julio, con profesionales de diferentes categorías de toda España que van en diferentes grupos a realizar las formaciones. "El informe que está realizando la doctora Barrios desvela grandes carencias, como que sólo un 32% de los profesionales encuestados tiene experiencia en uso de opiáceos o formación en cuidados paliativos", explica el sanitario.

Durante una de sus clases a sanitarios.
Durante una de sus clases a sanitarios.

En su papel de docente, el doctor Rivas ha formado a profesionales de la Fundación Alli Causai (cuidadores, médicos, psicólogos, voluntarios de Cruz Roja...), y también a un grupo del 'Ministerio' (una figura similar al funcionario de España), en el que había médicos, enfermeros, psicólogos y técnicos de atención sanitaria de primer nivel.

En la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) asistieron más de 200 alumnos a la conferencia y la acogida "fue brutal". "Allá donde hemos ido el agradecimiento ha sido una cosa impresionante. Una enfermera cada vez que venía al curso nos abrazaba y hasta nos hizo unas prendas de ropa... Todos han sido muy agradecidos", subraya Rivas.

Parroquias, orfanatos, escuelas y domicilios

Pero fue más allá. También visitó una residencia de ancianos, donde realizó consultas gratuitas a usuarios durante horas. Estuvo en el orfanato de Santa Marianita, llevado por la Diócesis, en el que viven niños abandonados, muchos con problemas de salud mental y físicos, y donde a pesar de la dureza "se respiraba mucho amor". Y recuerda también con especial cariño las visitas a las escuelas, donde presenció en una de ellas cómo se realizaba terapia con perros con niños que sufren maltrato familiar, bullying o depresión.

Víctor Rivas en su visita a una escuela en la que los alumnos hacían terapia con perros.
Víctor Rivas en su visita a una escuela en la que los alumnos hacían terapia con perros.

"Me gusta mucho la formación, pero lo que me llena es visitar a los pacientes", subraya. Recuerda a la señora Gloria que vive en una especie de trastero y no se puede mover, y les cantó varias oraciones. También conoció a Víctor Hugo, un señor que estaba en diálisis con un niño de 7 años y no sabía cómo explicarle a su hijo que quizás no podría seguir adelante. O la señora Bevita que con 97 años les dijo que no tenía sentido su vida, que sufría muchos dolores, y ahora tras un mejor abordaje, está sin dolor y pasea con sus nietos.

Visitando a la señora Gloria, en su domicilio.
Visitando a la señora Gloria, en su domicilio.

El paciente que más impactó al doctor Rivas fue Ángel. Un profesor con un tumor cerebral que tras darse quimioterapia cada 15 días en un hospital a tres horas de su casa, abandonó el tratamiento porque comenzó a empeorar algunos síntomas por el rostro (supuraba y le salieron bultos) y la 'medicina popular' lo achacó al tratamiento químico.

"En un pequeño cuarto vivía él, su mujer y su hija de 4 años. Nos contó que le refregaban por la cara animales negros muertos como cuervos y palomas, los abrían y le untaban la cara de sangre. Sabiendo que es un tumor no curable, ¿cómo le dices, teniendo en cuenta su fe, que esos ritos no le beneficiaban en absoluto? Lo que tenía en la cara era una sobreinfección y era fácilmente tratable. Le pedimos una oportunidad. Una semana de antibióticos, corticoides y antiinflamatorio. Nos vino a buscar a la semana para darnos las gracias porque había mejorado", relata Rivas.

Con Ángel y su familia en su casa, un paciente con un tumor cerebral.
Con Ángel y su familia en su casa, un paciente con un tumor cerebral.

"Los pacientes me dicen a diario que no quieren vivir. Al margen de que haya pacientes que no encuentren sentido a su vida en este proceso final, la inmensa mayoría de estas personas que piden acabar con su vida es porque o no tienen recursos para afrontar su situación, se sienten solos, están mal controlados... Pero cuando hay un buen abordaje de cuidados paliativos, bajo mi experiencia, en el 90% de los casos esos deseos de morir desaparecen. No quiero decir que esas personas sean de repente felices, pero recuperan el sentido a la vida", describe el médico.

"Ha sido un sinfín de emociones dentro de un paraje cultural y gastronómico único. Me ha maravillado la gente y sus tiempos. No tengo palabras para agradecer a Paliativos Sin Frontera y a la Fundación Alli Causai y su director, así como al Hospital, que me lo ha puesto también muy fácil. Yo trabajo en cuidados paliativos y veo a diario las desgracias del ser humano, que cualquier día cualquiera de nosotros podemos tener una enfermedad terminal y se nos acaba la vida terrenal. Yo le doy gracias a Dios a diario, pero esto es un paso más. Estoy todavía como aterrizando y desde aquí animo a todos mis compañeros, del campo que sea, a hacerlo. Es poner un granito de arena", subraya el doctor.

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